martes, 8 de diciembre de 2015

“Maléfica”





08/12/15

Del editor al lector




















































































La llegada al INDEC de un economista peronista es para Cristina un baño de realidad del nuevo tiempo político.

En Casa Rosada, la Presidenta encabeza un acto. (Juano Tesone)

Las reyertas de conventillo por el traspaso del mando, que ella fogoneó con su denuncia por presunto maltrato de Macri a “una mujer sola” terminaron por convertir a Cristina en una caricatura de sí misma.En una mala copia de aquella legisladora con brillo y de la Presidenta que en su primer mandato había prometido “un salto de calidad institucional” para la Argentina.
Su apego a la megalomanía y su temperamento querellante la llevaron una y otra vez a empantanar el recambio presidencial: dirigentes de Cambiemos, incluso, quieren sentarla con ex presidentes si va al Congreso. 
Ella ha diseñado hasta la hora final todo a su antojo: mañana tendrá su último baño de militancia en la Casa de Gobierno, con un acto en el cual incorporará el busto de Néstor Kirchner a la galería de los presidentes argentinos. Quiere su propia fiesta un día antes que la del presidente electo. 
Es así: le llegó la hora de irse, pero la Presidenta saliente cree que está llegando. Dictó nombramientos en malón, tomó decisiones como si recién asumiera, hasta tiene una página de “resistencia” en Facebook. Quiere controlar el PJ y condicionar al nuevo gobierno. Pompas de jabón: el viento de la política sopla en otra dirección. Que Macri haya designado ayer en el INDEC a Jorge Todesca, un prestigioso economista peronista que nunca bebió de las aguas K, y que supo tumbar en los tribunales las groserías de Guillermo Moreno, es un baño de realidad para Cristina. 
En los últimos días, la Presidenta saliente de a ratos jugó a ser “Blancanieves”, una heroína con bondad sobreactuada, preocupada por los tiempos que vendrán. Pidió “la unión” de los argentinos luego de haber impregnado con las huellas del rencor sus dos gestiones, en particular la segunda, cuando creyó que el 54% era una luz verde del sistema para avasallar todo y a todos. 
Pero en la ex ESMA y en la carta última mostró las garras y con su irascibilidad visitó el papelón: se enredó en las telarañas del pasado y el pobre Donald fue el pato de la boda. Al borde de la desmesura, lo denunció a los gritos poco menos que como símbolo foráneo de una conspiración mundial contra la cultura nacional y popular que ahora encarnaría Zamba, la tendenciosa criatura animada del relato K. “Blancanieves”, la primera princesa Disney de dimensión planetaria, duró lo que un soplo. 
Al final respetó sus esencias y se pareció más a “Maléfica”, una pérfida y temible malvada que dividió el país en réprobos y elegidos, leales y traidores. Gobernó con látigo, caja y venganzas varias. Y así se va, con un 55,6% que desaprueba su gestión Punto final. Telón. Adiós. No more. Game over. Siamo fuori. The end. Sanseacabó.

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