sábado, 5 de enero de 2013

UN INTENTO DE DESGASTAR Y CONDICIONAR A LOS JUECES


05/01/2013

Por Adrián Ventura | LA NACION


Algo tienen en claro los jueces de la Corte: no temen que el Poder Ejecutivo los pueda destituir, pero sí saben que estarán bajo fuertes presiones, públicas y privadas, hasta que terminen de definirse sobre el caso del Grupo Clarín y la ley de medios audiovisuales.


Estas embestidas se vienen sintiendo desde el mismo momento en que, en 2009, se sancionó la ley de medios. Pero desde hace tres meses los ataques son mucho más notorios. Ya no se trata de diatribas aisladas, como la que hizo la propia Hebe de Bonafini cuando, en 2010, calificó de "turros" a los magistrados. Últimamente la embestida contra cualquier juez de primera instancia, de Cámara o de Corte se volvió más organizada y sistemática.


El Gobierno, a través del jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina; del ministro de Justicia, Julio Alak; de la procuradora del Tesoro, Angelina Abbona, y de la procuradora general, Alejandra Gils Carbó, viene promoviendo recusaciones, denuncias penales, juicios políticos en el Consejo de la Magistratura, y otro tipo de acciones.


Varios altos funcionarios de la Corte reconocen que los jueces, que nunca le dieron muchos dolores de cabeza al Gobierno, sufrieron inicialmente un impacto. Y, además, que la relación entre el Poder Ejecutivo y la Corte se deterioró en todas las áreas, incluso a nivel personal de la Presidenta con algunos de los jueces.


Pero el Gobierno persigue sólo una sentencia: que el tribunal declare válida toda la ley de medios e inicie el desguace del Grupo Clarín.


Es muy probable, claro, que la Corte, al final del camino, no se incline por blanco o negro: en el peor de los casos para el Grupo Clarín, la sentencia podría darle la razón al Gobierno en algunos artículos e incisos y, al Grupo Clarín, en otros. Pero el Gobierno va por todo.


Los jueces supremos siempre aseguran que no sienten miedo, porque el Congreso no tiene número suficiente de votos para destituirlos ni prestigio para deslegitimarlos.


Pero las operaciones del Gobierno sobre los jueces, con fotografías, seguimientos, publicaciones en revistas y diarios oficialistas, alusiones a supuestos contratos y, ahora, con las propuestas de "democratizar" la Justicia, están a la orden del día.


En ese contexto, lo que se preguntan varios observadores es si las críticas y amenazas que últimamente pronunció la titular de Madres son ataques individuales y aislados o si, por el contrario, ella será la vocera que canalizará oscuras investigaciones del Gobierno.


Nadie cree que Madres tenga estructura para investigar la vida particular de los jueces. Sí, a lo sumo, para saber la trayectoria de ellos.


Si esto es así, Hebe de Bonafini debería saber que el único magistrado que ella exime de toda critica, Eugenio Zaffaroni, fue juez penal durante la dictadura militar -sin que eso sea un demérito- y que Carlos Fayt  fue un defensor de los derechos humanos. Pero, más allá de todo eso, el mecanismo introducirá entre los jueces el miedo al linchamiento público..


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