Señor
director:
Según la religión cristiana, hay un estricto protocolo a fin de otorgar a un laico, el grado de beato. Se entiende que es un honor, pero se debe justificar que ha realizado en su vida un milagro.
Según la religión cristiana, hay un estricto protocolo a fin de otorgar a un laico, el grado de beato. Se entiende que es un honor, pero se debe justificar que ha realizado en su vida un milagro.
Cuando la medicina
oficial, no ha podido hacer nada por un paciente y éste, recurriendo a alguien
que profesa esa fe, consigue recuperar la salud, se considera un milagro. Eso lo
habilita para ser nominado a beato. Eso requiere un trámite muy burocrático y
lento, muy semejante a un trámite ante un ente público.
Debe ser impulsado por
alguien, que lo nomine para ostentar ese título. Luego el pedido comienza un
larguísimo trámite pasando de mano en mano, hasta llegar, con suerte, a manos
del Máximo Pontífice que lo aprueba. En este momento, propongo a los jubilados
argentinos para ser beatificados, ya que hacen milagros en forma diaria.
Primero, llegar luego de brindarse durante 30 años a la Patria, ya que los
políticos que la dirigen, le pagan con una patada. Segundo es un milagro cuando
deben ir al banco a cobrar. Tercero, sobrevivir con lo que le tiran y por último
llegar a una edad avanzada. Hemos dado la vida por... ¿nada?
Claudia Carolina Curbelo
cc.curbelo@yahoo.com.ar
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