02 de Octubre del año 2013 - 1194
Hasta las personas más educadas dicen "malas palabras" o sea, palabras soeces. Y nadie protesta. Hasta las mujeres las dicen, y me choca oírlas. Pero así es. No hay conversación entre dos personas, de cualquier clase que sean, en la que no se mezcle de vez en cuando una "palabrota". Y eso porque sí, por pura comodidad de lenguaje. Ni siquiera conocen los sinónimos cultos de esas palabras, aunque los hay en cantidad.
Siendo esto así y estando harto como estoy de la imbecilidad de mis coterráneos que marchan cadenciadamente hacia el abismo, ellos, sus hijos, sus nietos y sus amigos, sin intentar ni siquiera un atisbo de resistencia, me pregunto por qué habré de privarme de decirles, sin malas palabras, lo que creo que se merecen ahorrándome el esfuerzo probadamente inútil de razonar con ellos. Si están acostumbrados a tratarse entre sí a palabrota corrida, por nimiedades, ¿por qué ahorrarles unos cuantos improperios cultos, dado que se los merecen?
El país se hunde bajo la pata de esta tiranía hoy, humillantemente presidida por una mujer de dudosas costumbres secundada por una banda de facinerosos. Pero no son ellos los primeros responsables de esta ruina nacional, sino la población en general, empezando por las "clases cultas". Si yo le dijera a cada uno, personalmente y cara a cara, qué pedazo de cobarde, burro e ignorante es, se ofendería. Tal ve alguien se ofenda y no me gusta ofender.
Entonces opto por decírselo ahora a todos, sin nombrar a nadie, rogando a aquellos que trato con amabilidad por razones de buena educación, que no se consideren exentos de esta increpación. Me dirán que es una falta de caridad. No lo es. Ellos faltan a la caridad abandonando un pueblo católico (o casi católico) a su suerte, en manos de un puñado de marxistas degenerados, astutos y ladrones, o de peronistas, que es lo mismo.
No pueden ofenderse porque el sentirse ofendido es propio de gente con honor y ellos no lo tienen. Se creen honorables porque se absuelven a sí mismos, con una parcialidad desvergonzada, de sus propios crímenes contra la Fe , la Patria y la Razón. Pero no son honorables sino pagados de sí mismos, sin pudor.
Los más avispados, son pedantes y esconden su nulidad moral bajo las apariencias de un palabrerío libresco. Otros son buenazos (por no decir otra palabra que execro por soez) y esconden su maldad omisiva bajo una sonrisa beatífica. Otros son trabajadores y creen que con ese trabajo ya cumplen con sus deberes de patriotas, cuando en realidad sólo trabajan porque les pagan y de la Patria les importa un comino. Otros son "piadosos" y se consideran tales porque son amigos de algún sacerdote modernista o van a misa los Domingos, ignorando, sin embargo, las más elementales nociones de la doctrina católica. Peor aún, descalificando como "exagerados" a quienes la defienden.
En conjunto, los "mejores argentinos" son una tropa de burros desaprensivos y los otros son una banda de aspirantes a criminales, siguiendo el ejemplo nefasto de los políticos de la "dirigencia" corrupta e inepta.
No hay con quien conversar en serio sobre cualquier asunto importante. En la mayor parte de los casos, porque no tienen ni siquiera el barniz de una cultura elemental y a los pocos que la tienen, no les interesa la Verdad , ni el Bien. Leen cualquier cosa - si es que leen algo - y hablan sólo de estupideces porque aborrecen la seriedad del raciocinio.
A toda esta masa de papanatas es fácil engañarla, como lo hacen la tiranía y sus acólitos. Es inútil mostrarles la realidad. Se niegan a verla y confían más en la versión engañosa que en lo que ven con sus propios ojos. Son incurables e incorregibles.
La supuesta "prensa libre", inclusive la de Internet, es un cúmulo de banalidades, de indecencias y de relatos reiterativos sobre los latrocinios de los funcionarios y de sus amigos. Y dando algunas pataditas en el suelo como prueba suprema de su indignación o contando chistes sin gracia alguna, los tontos creen que han cumplido con su papel de "opositores".
¿Cómo puede la argentina tener otra "dirigencia" que ésta delincuencial que tenemos, siendo el pueblo como es? ¿Puede surgir un buen gobierno de una población tan decadente? Imposible. El efecto nunca es mayor que la causa.
Cosme Beccar Varela
La presente nota del Dr. Cosme Beccar Varela es publicada en La Misère Porc, por gentileza de su autor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario