sábado, 5 de septiembre de 2015

El Día Nacional del Espía





05/09/15

Del editor al lector



Faltó que pusieran: declárase el 30 de Setiembre Día del Espía. Es lo que se les pasó por alto: todos los ex espías deberán presentar antes de ese día y todos los años una declaración jurada.
Lo decidió la SIDE, rebautizada Agencia Federal de Inteligencia (AFI). No fue una resolución secreta sino pública y con número público: el 202. Fue publicada sin rubor alguno en el Boletín Oficial. No se podría pedir más.
¿Y qué tienen que poner los espías jubilados o no tanto en su declaración? No está claro. O todo lo claro que lo quiera el Gobierno. La resolución dice: informaciones que tienen en su poder “con motivo de las tareas que se les encomendaron”.
No hay que leer demasiado entre líneas: el Gobierno quiere saber qué hacen los ex agentes con información vieja y con información nueva. Si no la presentan, podrán perder beneficios como policías retirados.
La declaración deberá ser completada “personalmente en la sede central”, y si no van podrán ser llevados por la fuerza. Eso no garantiza que cuenten todo lo que saben ni que dejen de usar en su propio provecho todo lo que saben.
Por ejemplo: ¿Qué contarán Stiusso, Larcher e Icazuriaga, que hasta hace muy poco manejaron todas las operaciones de inteligencia del Gobierno?
Retirados o no, los espías ahora pertenecerán de por vida a la AFI. La declaración jurada será “de carácter permanente, por lo que su cumplimiento resulta exigible en forma indefinida en el tiempo”. 
Además, la AFI de Oscar Parrilli siempre podrá citarlos para que aporten “la información que les sea requerida” y que “por su relevancia debiera ser puesta en conocimiento de las autoridades”. Es lo que parece importar más a la burocracia: que los ex espías les cuenten lo que saben de ellos y de otros a ellos antes que a otros.
Una contribución al festejo del 30 de setiembre sería que se comprobase que una fiscal que responde a Gils Carbó espió a dirigentes de La Alameda, entre ellos el diputado Gustavo Vera. Según la denuncia, la orden salió después de que Vera y otros vieran al Papa. ¿Querrán saber sobre La Alameda o sobre el Papa y La Alameda?
Otro aporte viene de Chubut. El Concejo Deliberante de Esquel pidió que Parrilli explique por qué vigiló a vecinos en el conflicto que los mapuches mantienen con la multinacional Benetton. 
Las denuncias de La Alameda y en Esquel no son extravagancias. La lista de espiados esta década por orden del kirchnerismo es interminable. Parrilli busca enterarse de lo que hacía Stiusso a través de sus secuaces. Tendrá un problema si esos secuaces le cuentan lo mismo al próximo Gobierno.




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