sábado, 7 de marzo de 2015

El hombre que volvió de la muerte



Domingo 08 de marzo de 2015 | Publicado en edición impresa


El medio es el mensaje


Por  | LA NACION

Desde su muerte, hace hoy siete semanas, el cadáver de Alberto Nisman nunca fue tan zamarreado virtualmente como en estos días. En pocas horas fue borracho, pasó de homosexual a tener una novia por catálogo y se lo presentó en una escena de crimen donde agonizó largamente y su cuerpo fue movido.
Voceros gubernamentales, y sus auxiliares mediáticos, vienen insistiendo públicamente en que la denuncia presentada por el malogrado fiscal ni siquiera fue escrita por él. Ahora hasta revuelven entre sus papeles y eligen sólo aquellos que más puedan beneficiar a la Presidenta para promocionarlos profusamente en un fallo judicial, en la Asamblea Legislativa y en una solicitada del Gobierno publicada en diarios argentinos y hasta del exterior. Todo motorizado por una cruzada comunicacional descomunal.
El papelón de la semana fue protagonizado por Infojus (Sistema Argentino de Información Jurídica), portal del Ministerio de Justicia que pareció nacer como réplica del Gobierno al CIJ (Centro de Información Judicial), sitio de la Corte Suprema de Justicia. Infojus aseguró que Nisman tenía "un estado de embriaguez elevado" al momento de morir (le asignó 1,73 gramos de alcohol "por litro de sangre", no en el estómago). Luego debió desdecirse de esa inexactitud, pedir disculpas y echar a su director. Infojus utilizó idéntico modus operandi que el Indec, la agencia Télam y la mismísima presidenta de la República: forzar y distorsionar información en beneficio propio.
El apellido de un solo juez, de pronto, se convirtió en otro sinónimo de "grieta" (la palabra que resume los hondos disensos periodísticos de estos años).
Aquellos que habían denostado a Daniel Rafecas cuando llevó adelante la causa Ciccone, pasaron a adorarlo casi de manera incondicional apenas desestimó la denuncia del fiscal Alberto Nisman contra la Presidenta.
Nadie se puso colorado aun cuando la vehemencia que el Gobierno le imprimió al tema no dio tiempo a los voceros más diligentes a ensayar algún tipo de matiz.
"Un juez serio y decente como Rafecas es algo que no tiene precio", se mostró zalamero Horacio Verbitsky en su columna dominical. El columnista estrella de Página 12 escribió que la Argentina sólo quería dar vuelta la página en las relaciones bilaterales con Irán. "Nada más que eso", explicó con peculiar inocencia, aunque, acto seguido, con una pizca de malicia, acusó de "neurosis colectiva" a los que sólo creen en la hipótesis del crimen, más reforzada desde la presentación teatral de la jueza Sandra Arroyo Salgado.
Fue tal la ofensiva oficial para intentar sepultar definitivamente la denuncia de Nisman que no es exagerado afirmar que, informativamente hablando, hubo zonas liberadas: medios y periodistas se embanderaron con el fallo de Rafecas casi con la pasión afiebrada de una final mundialista. Nunca se machacó tanto con un tema: todo el aparato de comunicación oficial y paraoficial repitió una y otra vez los párrafos fundamentales del escrito del magistrado, aun hasta después de que el fiscal Gerardo Pollicita lo apelara.
Pero hubo algo todavía mucho más llamativo: si ya resulta rarísimo que un diario publique una separata de 8 páginas con el fallo de un juez, sólo porque éste le es propicio a la jefa del Estado, mucho más lo es si lo hacen dos periódicos el mismo día. Esto sucedió el domingo último cuando Página 12 y Tiempo Argentino entraron en una virtual cadena de papel y publicaron, al mismo tiempo, sendos cuadernillos. "Reclame su ejemplar gratis", alentó el primero en su portada como si se tratara de un regalo esperado por sus lectores. Bochorno.
Más grave aún fue que ese mismo día, ante la Asamblea Legislativa, Cristina Kirchner blandiera la foto del fiscal Ricardo Sáenz para denostarlo. En cualquier contexto ese acto habría estado reñido con los más elementales usos y costumbres republicanos e institucionales, pero el escrache presidencial encima logró poner en la mira de fanáticos a otro fiscal para odiar. El asedio virtual, vía redes sociales, que sufrió Sáenz a partir de ese momento, por parte de difamadores voluntarios o arancelados, tuvo en la primera mandataria a su autora intelectual.
En cambio, Luis D'Elía, destacado actor de reparto en la denuncia de Nisman, viene de ser mimado mediáticamente con esmeradas notas de Telefé y de las seissieteochistas Cynthia García y Mariana Moyano, nada menos que por Radio Nacional.
Pero Nisman, a su manera, se está vengando post mórtem. Se haya suicidado o haya sido víctima de un asesinato, el fiscal tomó recaudos para que la documentación por él recolectada lo trascendiera aun si, como finalmente ocurrió, por alguna razón perdía la vida en el transcurso de la investigación. Uno de los periodistas de Infobae que más siguen el tema AMIA recibió hace unos días un sobre que contenía un disco con más de 40.000 escuchas del caso. Ante la imposibilidad física y temporal de revisar cada una, Daniel Hadad ordenó subirlas a todas a la Web.
Ese sitio, como otros, fue atacado por hackers decididos a impedir que se abra la luz en medio de las oscuridades del caso Nisman.

No hay comentarios:

Publicar un comentario