13/04/2019
La Argentina y las mafias
La culpa no es del chancho
Por Malú Kikuchi
Mafia es una palabra intrigante, con orígenes varios e interpretaciones disímiles. Dicen, sin certeza, que viene del árabe, de ahí al español, pero se la considera básicamente siciliana. Es lógico quedarse con la definición que le da la gente, la del uso cotidiano y entendible para todos.
En sus orígenes fue una organización clandestina que intentaba conseguir el monopolio de sus actividades delictivas en una zona. En Sicilia dicen que es la sigla de: “M”, *Mazzini; “A” Autorizza; “F”, Furti; “I”, Incendi; “A”, Avvelenamenti. Mazzini Autoriza Robos, Incendios, Asesinatos.
Y de Sicilia llega a la Argentina. Hoy en el país conviven mafias grandes y chicas, de varios tipos, pero todas ellas intentan ser cada vez más fuertes o influyentes. Son prácticamente autónomas, no responden a ningún gobierno ni partido, sólo se rigen por su ambición económica y de poder.
En la Argentina operan las mafias china, calabresa, colombiana, mexicana, paraguaya y peruana. Todas ellas con sicarios. “Trabajan” acá. Además, están las mafias propias, las nacionales “made in Argentina”, muy poderosas.
Las más fuertes de las mafias locales son las sindicales. Los sindicatos organizados nacieron en la Argentina en la década del 30, respondían al partido socialista y al comunista trotskista. A partir de 1945, todos los sindicatos pasaron a ser peronistas, por convicción o por imposición.
Pero los sindicatos no tenían el inmenso poder que tienen hoy. Perón les dio dignidad, subió a sus líderes al mítico balcón de la Rosada, les palmeó las espaldas y…no les dio manejo de dinero. En 1958, Arturo Frondizi, a través de la ley de Asociaciones Profesionales, dictaminó el sindicato único por rama de actividad. En 1966, Onganía les dio las Obras Sociales.
Desde entonces su poder es omnímodo. Tienen la fuerza laboral y son millonarios. Sólo responden a sus intereses y tienen fortaleza para doblegar a los gobiernos. Lo que fuera la Unión Metalúrgica en tiempos de Lorenzo Miguel, hoy es Camioneros con Hugo y Pablo Moyano.
Es difícil, por no decir improbable, gobernar si se los tiene en contra. A Illia (1963/1966) le hicieron la vida imposible entre huelgas, paros y secuestros. Alfonsín soportó 13 paros generales (se fue 6 meses antes) y Macri está por enfrentar este mes, su quinta huelga (¿paro?) general.
A las mafias sindicales hay que sumarles las mafias de los taxistas, hoy desde el ejecutivo están tratando de desmantelarla, para beneficio de nacionales y turistas. Y la mafia de los motochorros, que no sólo arrebatan y roban, sino que también, sin conocer el porqué, muchas veces matan.
Siguiendo la sumatoria, hay que agregar las mafias de los barras bravas, protegidos abiertamente por la oposición en el Congreso Nacional, que no vota la ley que los condenaría. Y la de los abre valijas en los aeropuertos. Y la importante mafia que ha manejado por años la obra pública en el país.
Ahora hay que agregar las mafias más terribles: la de la trata de personas y la del narcotráfico. La primera pareció estar bastante acotada durante décadas, de pronto resurgió casi cotidiana y feroz. En cuanto al narcotráfico, está sembrando un daño monstruoso difícil de erradicar.
Todas estas mafias, y otras varias que se quedan sin explicitar, tienen un denominador común: la mafia de los políticos. Haciendo la aclaración que no todos los sindicalistas, ni taxistas, ni políticos son mafiosos, hay excepciones, pocas. Pero sin protección política, no hay mafias.
La Constitución Nacional dice que el gobierno está conformado por tres poderes, indispensables y dependientes los unos de los otros. Por orden constitucional, 1º el poder legislativo, es plural y representa al grueso de la población; 2º el ejecutivo, que representa a una mayoría circunstancial.
Y 3º, el poder judicial, que se supone imparte justicia. Cuando se habla de gobierno la referencia va hacia los tres poderes, no sólo al ejecutivo, que si no consigue leyes que le vote el legislativo o poder judicial que haga su trabajo como se debe, no tiene demasiadas chances para cambiar algo.
Es obvio que todas las mafias, chicas y grandes, tienen sus padrinos en alguno de los tres poderes que gobiernan a la Argentina. Algunas mafias los tienen en dos o hasta en los tres poderes. Si no se empieza ya a elegir a los políticos y a los miembros del poder judicial bajo normas estrictamente éticas, seguirá el país en manos de las mafias, cada vez más empantanado y cada vez más pobre.
*Giuseppe Mazzini, 1805/1872, “el alma de Italia”, político, periodista, militante activista, fundador de una organización secreta “La nueva familia”. La explicación de la sigla NO es creíble.
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