CARTAS Y NOTAS DE NUESTROS AMIGOS LECTORES
El Gobierno Nacional admitió finalmente que la
inflación
existe en Argentina y comenzó a dar algunas señales de
querer corregir uno de los problemas más graves que sufre
la economía nacional. Este reconocimiento representa un
hito en la administración kirchnerista que jamas se animó
ni siquiera a pronunciar esa palabra y trató de ocultar con
cifras inverosímiles la realidad del comportamiento de los
precios.
existe en Argentina y comenzó a dar algunas señales de
querer corregir uno de los problemas más graves que sufre
la economía nacional. Este reconocimiento representa un
hito en la administración kirchnerista que jamas se animó
ni siquiera a pronunciar esa palabra y trató de ocultar con
cifras inverosímiles la realidad del comportamiento de los
precios.
De todas maneras, el ministro de Economía
Axel Kicillof, no modificó demasiado su discurso
cuando comunicó que la Argentina enfrenta, en verdad, un
problema inflacionario. Pero los números fueron suficientes
y no hubo más por decir tras el 3,7% que le adjudicó a la
inflación de enero con el nuevo índice.
La cifra significa la más elevada desde el 2002. Y aunque
se trate de fórmulas distintas, según el Gobierno,
representa un salto bastante superior al doble respecto del
número difundido en diciembre (1,4%). Además, en
perspectiva con el resto de los países de la región,
la inflación de enero en Argentina es más alta que la
de un semestre en Brasil, y es mayor que la suba de precios
anual en Chile y en Perú. Y es incluso más alta que el
3,3% que informó para enero Venezuela, el país con más
inflación de América Latina.
El Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner no estaba en
condiciones de sostener el antiguo índice por razones tanto
económicas como políticas y, fundamentalmente, ante las
presiones del mercado internacional.
Las falsas estadísticas fueron una manera de horadar la
confianza internacional en la Argentina. Y el Gobierno debe
volver a ese mundo, para tomar créditos, porque se le está
acabando la plata. El FMI dijo que analizará el nuevo
mecanismo y solicitó otras revisiones, entre ellas las del
PBI.
El restablecimiento de alguna normalidad con el Fondo es una
de las condiciones para que el Gobierno pueda acceder a los
mercados financieros internacionales. Hay otras que, como
esa, el kirchnerismo acepta a los tropiezos y a
regañadientes. El Club de París aguarda una mueva misión
luego del pobre último tránsito de Kicillof para saber
cómo renegociar los U$S 6.000 millones que debe nuestro
país desde el default.
Por otro andarivel, el Gobierno busca un atajo para saldar
el conflicto con los holdouts que no entraron en los canjes
de la deuda y litigan en los tribunales de Nueva York.
Habría diálogo con un importante representante de un fondo
de inversión para que se haga cargo de la compra de esos
bonos en canje por una formidable compensación y
facilidades para sus negocios en la Argentina.
Más allá de todas estas urgencias, y tras la salida de
Guillermo Moreno de la Secretaría de Comercio, no hay que
olvidar que la oposición tuvo en estos años su más
reconocido acierto a través de las mediciones paralelas que
con el respaldo de las consultoras privadas se encargó de
difundir.
Es paradójico que la cercanía con el IPC Congreso sea el
factor que le da credibilidad. En este sentido, la
inflación del IPC Congreso para el mes de enero está
todavía casi un punto arriba (4,6%) de lo anunciado por
Kicillof. En realidad, la diferencia de menos de un punto se
da por el aumento en transporte en la ciudad, que es el
doble que en el comunicado oficial. Pero sin dudas que,
a partir de ahora, el impacto de sus números va a empezar a
ser menor.
Cualquiera sean los motivos que más habrán pesado en esta
decisión, lo cierto es que finalmente hay coincidencia a la
hora de señalar que algo grave está sucediendo en la
economía argentina. Una situación que, difícilmente,
sólo los “precios cuidados” puedan corregir.
Por ahora, Cristina quiere que los jueces ayuden a controlar
los precios y evitar un desmadre inflacionario, con fallos
que protejan los derechos de los consumidores. Para la
Presidenta, el alza constante de los precios debería
combatirse con voluntad política y con la colaboración de
los jueces.
La sensación es que Fernández de Kirchner necesitará de
otras medidas económicas para poder resolver un tema que ya
no es de la oposición o de los organismos internacionales.
Ahora ha pasado a ser propio y convivir con él no será
nada fácil para un discurso que, hasta hace poco, sólo lo
negaba.
Muchas gracias G.P.
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