domingo, 2 de marzo de 2014

CFK retoma la iniciativa política





marzo 2, 2014


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La kilométrica exposición de la presidente ante el Congreso Nacional deja entrever que el gobierno se dispone a acelerar el ajuste en marcha con la idea de que sus efectos negativos tengan lugar cuanto antes y llegar entonces al tiempo electoral en mejores condiciones. La inminencia de un tarifazo y las primeras señales de caída fuerte del empleo industrial -las suspensiones dispuestas por Volkswagen, por ejemplo- indican que el próximo trimestre estará signado por el costo social del ajuste. Para la oposición en general, la determinación oficial de profundizar el nuevo rumbo económico es una buena noticia, ya que desactivará, al menos parcialmente, la bomba de tiempo económica que este gobierno le traspasaría a su sucesor. 

Sin embargo, la mutación del cristinismo hacia ciertas pautas de racionalidad económica, al punto de recibir elogios en los mercados internacionales, no debe confundirse con la resignación a perder el poder. Con la designación de Gerardo Zamora como Presidente Provisional del Senado, la presidente reafirmó el cambio de rumbo iniciado hace menos de un mes, cuando empezó a notarse que Jorge Capitanich, imaginado como parte de un proceso de peronización del gobierno, estaba quedando seriamente limitado por la única fuente de poder político real: el entorno presidencial. Los elogios de ayer de CFK a Axel Kicillof por su participación en las negociaciones del acuerdo con REPSOL no estuvieron acompañadas por un reconocimiento similar hacia el jefe de gabinete. En Olivos existiría la convicción de que el grito de guerra de Jorge Yoma pidiendo el fin del mandato de Cristina no sería un gesto solitario. Y varios de los senadores del bloque oficialista, empezando por el mismo Miguel Ángel Pichetto, estarían bajo sospecha de una supuesta conspiración para acortar el mandato presidencial. 

Como es fácil suponer, Daniel Scioli es el centro de estas especulaciones. En el trasfondo de esta tensión estaría la creciente impresión, entre la primera línea de la dirigencia del PJ, acerca de que Cristina está enfilando hacia la creación de condiciones para que el próximo gobierno no sea peronista. El objetivo de esto sería que el kirchnerismo, que saldría perdidoso contra cualquiera en un ballotage, se convierta en la primera fuerza opositora y conserve el control del PJ. En el sciolismo habría extrema preocupación por los planes que se tejerían en la Casa Rosada. Por ejemplo, organizar una primaria entre Scioli y un kirchnerista que podría ser Sergio Urribarri, Juan Manuel Urtubey, José Luis Gioja, Julián Domínguez o Florencio Randazzo. En ese caso, el ex motonauta ganaría su candidatura, pero limado por un alto porcentaje de votos en contra. La idea consistiría en que Scioli corra la misma suerte que Eduardo Duhalde en el ‘99, cuando fue derrotado por Fernando de la Rúa.

 El negocio electoral del cristinismo sería la cosecha de prácticamente todos los cargos legislativos en la primera vuelta, con lo que aseguraría su objetivo. El único obstáculo importante para este plan sería la candidatura de Sergio Massa, que podría dejar al kirchnerismo fuera del ballotage. En una cena con un grupo de senadores nacionales peronistas que se realizó la semana pasada, el tigrense acusó al Grupo Clarín de ponerse del lado de Scioli, dándole a él la espalda. Esto en el marco de la reciente aprobación por la AFSCA del plan presentado por Héctor Magneto para dividir en seis el multimedios. Lo cierto es que, volviendo a los gobernadores peronistas, una primera vuelta donde compitan Scioli y Massa dividiría el voto peronista, produciendo la pérdida para el PJ de unas cuantas gobernaciones. 

El único modo de intentar zafar de esta trampa sería desdoblar las elecciones provinciales, remedio que los enfrentaría a su vez con el cristinismo. Así las cosas, apareció días atrás Duhalde para proponer que Massa acepte dar un paso al costado y ser candidato a gobernador de Buenos Aires. Una solución imposible mientras este último mida mejor en las encuestas.

Señales internacionales

 

Con la designación de Zamora, el cristinismo puso entonces en marcha su contraofensiva para evitar que desde el propio peronismo avance un plan para cerrarle el paso. Una vez más, hubo disgusto en el bloque oficialista pero no indisciplina, lo que demuestra que el temor a las represalias presidenciales se mantiene intacto pese al desgaste del gobierno.

El pragmatismo presidencial se hizo sentir también en el capítulo internacional del discurso de ayer. Ella apoyó al régimen de Nicolás Maduro pero con cierto tono moderado y mientras crecen las versiones sobre un acercamiento al Departamento de Estado. En consonancia con esto último, también ayer exhortó a la justicia federal a que cite a los ex y actuales funcionarios iraníes imputados por el atentado a la AMIA, en lo que pareció ser un gesto conciliador hacia Israel.

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