domingo, 6 de marzo de 2016

Guerra de espías: el despacho de Stiuso en la ex SIDE, “reventado”





06/03/16

La pelea de los servicios del kirchnerismo

El macrismo encontró la oficina del ex agente K destrozada tras su pelea con el Gobierno de Cristina Kirchner.

De acuerdo a las leyes, y también a la práctica, una de las oficinas más importantes del Estado Nacional es la que ocupa el Director General de Operaciones de la Administración Federal de Investigaciones (AFI). Al menos hasta ahora.
Allí deberían organizarse, bajo estricto secreto y confidencialidad, las acciones de espionaje que permitirían reunir información clave para garantizar la seguridad de la Nación.
Las fotos que ilustran esta nota muestran el estado en el que fue encontrado ese despacho relevante cuando llegaron a la AFI  sus nuevos jefes, designados por el presidente Mauricio Macri: el escribano Gustavo Arribas; y la ex legisladora especializada en la disciplina de la Inteligencia, Silvia Majdalani.

La oficina “reventada” era el lugar de trabajo del espía más poderoso de las últimas décadas, Antonio Stiuso, desplazado de su puesto el año pasado por orden de la ex presidenta Cristina Fernández, quien pasó a considerarlo un enemigo.
Los aparatos que él usaba fueron arrancados de su cables, todo fue revuelto adrede. Si había documentación, ya no está.
Stiuso era un intocable en la AFI. Pero en los últimos años perdió la confianza de la familia K. El ex espía, por orden de Néstor Kirchner, trabajó en la investigación judicial del caso AMIA junto al fiscal Alberto Nisman.

El Pacto con Irán, impulsado por Cristina, se trató, en los hechos, de un acercamiento a algunos de los políticos iraníes acusados de haber volado la mutual judía en 1994.
 Stiuso trabajó años para alimentar con pruebas la acusación judicial contra esas personas que pasaban a ser aliados políticos de la Argentina.
El enojo mutuo con la ex mandataria se profundizó aun más tras la muerte de Nisman. Cristina vinculó a Stiuso con ese hecho conmocionante.
Stiuso declaró después en la Justicia que un grupo relacionado al kirchnerismo había asesinado al fiscal.
El ex espía, habituado a trabajar ocultando su identidad, escondiendo parte de sus verdades, ya era un enemigo absoluto de los kirchneristas.
Fue desplazado de la AFI y denunciado judicialmente por dirigentes del Frente para la Victoria.
La “guerra de los espías” escaló.
Antes de dejar el poder, por orden de la ex presidenta Kirchner, el entonces jefe de la AFI, Oscar Parrilli, y su segundo, Juan Martín Mena, su oficina fue vaciada para buscar información sensible.   En esta operación también habría participado otro de los jefes del espionaje despedidos por el gobierno de Macri, Fernando Pocino, aseguraron fuentes oficiales a Clarín.
La oficina de Stiuso en la ex Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE), está dicho, no fue auditada de modo profesional. Quienes entraron allí la revolvieron de modo salvaje.
Clarín pudo saber que Parrilli les hizo saber a Arribas y a Majdalani que había preservado la oficina de Stiuso: habría afirmado que la dejó cerrada con fajas para evitar conflictos, reconstruyó Clarín en base a fuentes oficiales.
La realidad era otra. ¿Qué se llevaron de allí? ¿Quiénes?
 Según la nueva Ley de Inteligencia, promulgada por el gobierno kirchnerista, la información recolectada por la AFI debe ser custodiada para garantizar su “reserva” tanto “constitucional” como “legal”.
Las personas que “reventaron” la oficina de Stiuso dejaron un recuerdo quizás simbólico, a la vista, sobre el escritorio que usaba Stiuso: guantes de látex. Cosas de espías.

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