LA COLUMNA DE LA
SEMANA
Y la justicia llega…
Por Luis Domenianni
Una imagen vale por millones de
palabra y varias imágenes valen, por ende, por varios millones de palabras.
Dirán cuanto se les ocurra los voceros de un lado y del otro, pero resulta
imposible encontrar una foto donde se aprecie una sonrisa del Papa Francisco
durante la visita del presidente argentino Mauricio Macri.
El contraste es por demás
significativo con las expresiones del primer ministro italiano Matteo Renzi y
del presidente francés Francois Mitterand, en sus recientes visitas a la
Argentina.
Allí, abundaron los
rostros distendidos y los elogios mutuos. Por sobre todas las cosas, ambas
visitas representaron el retorno de la Argentina a la comunidad internacional,
luego del paréntesis histórico denominado kirchnerismo.
Cuesta entender la
actitud del Papa. El gobierno de Mauricio Macri no está sospechado como el de
Cristina Kirchner por vinculaciones con el narcotráfico.
Y si bien resulta
inimaginable que durante los próximos cuatro años no salpique algún caso de
corrupción, no es riesgoso afirmar que será aislado y que de ninguna manera
volverá a acontecer un estado de corrupción generalizada como el del régimen
que la mayor parte de los argentinos acaba de repudiar.
Francisco demuestra
frialdad frente al gobierno argentino. Y sin negar para nada su desacuerdo con
la corrupción y el narcotráfico, da la sensación de cierta incomodidad que no
mostraba con el rosario de kirchneristas –ahora muchos pasaron a la categoría
de ex kirchneristas- que lo visitaron hasta la debacle electoral K,
contabilizando los cuatro encuentros con la ex presidente.
En tal sentido, el
controvertido envío del rosario a Milagro Sala no pasó, para nada,
desapercibido. Casi como que fue un desafío. A Macri, a Gerardo Morales, el
gobernador de Jujuy, y a la justicia de aquella provincia.
Pocos días después
apareció el video del retiro de millones de pesos en efectivo por parte de
“Shakira”, una cómplice de la Sala, y cuyo origen fue el Ministerio de
Planificación del ex recaudador del kirchnerismo, Julio De Vido. Y el Vaticano
hizo mutis por el foro.
El presidente Macri
hace frente al Papa, tripas corazón. Lo visita. Acepta que le de consejos. Le
reconoce, pese no ser un católico practicante. Y traga saliva frente a
episodios como el del rosario para la Sala, pocos días antes de su visita al
Vaticano.
El Papa Francisco,
por el contrario, no pierde ocasión de evidenciar, al menos, desdén y solo
cumple con sus obligaciones protocolares de jefe de Estado. No está mal. Pero,
entonces, que busque mejores destinatarios para sus rosarios.
Corruptos
Todo parece indicar que, con el
fin del verano, las causas judiciales comienzan a tener movimiento.
En particular, aquellas
vinculadas con Cristina Kirchner que continúa sin sacar la cabeza pese a las
amenazas de lo contrario que, cada vez con menor resonancia hacen algunos de
sus cómplices de La Cámpora.
Como corresponde en un Estado de
Derecho, la ex presidente fue ahora citada a declarar por el juez Claudio
Bonadío en una causa abierta por fraude al Estado con motivo de la indicación
al Banco Central de vender dólares en el mercado a futuro a un precio que ocasionó
y ocasiona graves pérdidas durante su administración y durante la del actual
presidente.
Sin dudas, sus cómplices hablan
de “persecución política”. Ninguno ignora el enriquecimiento sin límite que la
viuda y su fallecido marido experimentaron durante sus años al frente del
gobierno nacional. No obstante la intentarán teñir de cuasi mártir. Una forma
de defenderse a sí mismos a medida que deben rendir cuentas.
Cristina Kirchner aparece
involucrada en varias causas, entre ellas, la de Hotesur, vinculada nada menos
que al lavado de dinero y relacionada con el “de golpe” empresario contratista
del Estado Lázaro Báez.
La decisión eventual de la
Kirchner de proceder a las operaciones con el dólar futuro provocó un quebranto
del Banco Central de más de 7.500 millones de pesos.
Según el juez
Bonadío, el total de la emisión monetaria –íntimamente vinculad con la
inflación- entre el 31 de diciembre y el 24 de febrero, próximos pasados, se
debió a pagar el quebranto de las operaciones sobre dólar futuro entabladas por
el Banco Central K, que presidía Alejandro Vanoli y que respondía a la nefasta
conducción del por entonces ministro de Economía, Axel Kicillof.
Como siempre en
estos casos, se sabe quién pierde –el Banco Central, el Estado y los
ciudadanos- pero se ignora quién gana. Aunque se sospecha: la propia Cristina
Kirchner y su banda.
La causa por el
dólar futuro se suma así a la ya mencionada de Hotesur, a la del Plan Qunita
–verdadero monumento a la corrupción-, a la de la apropiación de Ciccone
Calcográfica, a las de Milagro Sala, a la de Sueños Compartidos de Hebe de
Bonafini, a la de las valijas con dólares, a la de la efedrina y a las de
varios funcionarios que recibieron dádivas. Y esto recién empieza.
Paralelamente, el
juez Julián Ercolini, ordenó allanamientos en cuatro empresas de transporte de
combustibles que nadie ignora que pertenecen al “pobre piquetero marginal” Luis
D’Elía.
Entre las empresas
de D’Elìa se cuenta a Atalaya, transportadora de combustibles, que facturaba 10
millones de pesos mensuales a ENARSA, un pseudo empresa petrolera, creada por
el kirchnerismo y administrada por… De Vido.
De empresa creada
para explotar gas y petróleo, ENARSA terminó como una intermediaria en la
compra de gas boliviana y en el pago de las facturas de los cargamentos en
barco de gas que la Argentina debe afrontar –a un precio carísimo- tras la
pérdida del autoabastecimiento en razón de la suicida política energética del
kirchneriso.
Pero además, ENARSA
está vinculada al affaire de Guido Antonini Wilson, el venezolano que fue
descubierto en el aeropuerto de Ezeiza cuando intentaba ingresar ilegalmente al
país valijas con dólares destinados a financiar la campaña electoral de
Cristina Kirchner. Antonini Wilson llegó al país en un vuelo chárter fletado
por ENARSA.
El elefante blanco
de ENARSA formó parte del relato de la “liberación”. Asociada con la PDVSA
chavista, no tardó en proclamar que abriría 200 estaciones de servicio en todo
el territorio nacional. Once años después de aquella promesa de De Vido y
Chávez, solo abrió… dos.
Por último, solo
por esta semana claro, el escándalo del Hospital Posadas, cuando con fondos del
nosocomio los K de Martín Sabbatella se mandaron una “festichola” que incluyó
catering para 300 personas, servicios de vallado, sonido y luces para la
actuación del también K Víctor Heredia que no tuvo empacho en cobrar del dinero
del hospital y, por supuesto, ómnibus para traer a los “militantes” que si no los
llevan, no van a ningún lado.
Sin olvidar, los
400 millones de pesos que la administración K dejó sin pagar con motivo de
proveer de 46 mil líneas de telefonía móvil y 14 mil fijas, a sus funcionarios,
familiares, amigos, amigotes y amantes.
Buenas noticias
No todas son pálidas, claro.
Aunque sí lo son aquellas vinculadas con el gobierno anterior.
Si bien no de manera impecable,
la cuestión docente parece resuelta. En Córdoba, Santa Fe, Mendoza, Tierra del
Fuego, Neuquén y Chubut todo indica que las clases no darán comienzo. En el
resto del país, 18 jurisdicciones, sí lo harán.
Con la provincia de Buenos
Aires, la Federación de Educadores Bonaerenses (FEB) aceptó la propuesta del
gobierno. En cuanto a SUTEBA, el sindicato que encabeza Roberto Baradel, la
conducción y la mayoría de los docentes aceptan la oferta, aunque existe
resistencia por parte de algunas seccionales.
¿Representa un éxito el inicio
de las clases en gran parte de las jurisdicciones? Para el gobierno, sí. Para
la sociedad, también pero menos.
Ocurre que nadie está seguro de
aquello que reza que la mejora salarial resulta indispensable para mejorar la
calidad educativa. Es condición necesaria, pero no suficiente. Y es más, con la
actual vigencia del estatuto del docente, mucho menos.
Si a los maestros y profesores
no se los encuadra bajo un régimen salarial que premie a los mejores,
difícilmente la calidad educativa mejore. Si no se acaba con regímenes de
licencias interminables y faltas a gusto, el gasto educativo resulta inmenso
pero improductivo, además de razón central para los bajos salarios.
Suplencias de suplencias y
faltas reiteradas, legales sin justificación alguna, representan para la
comunidad la duplicación y triplicación del personal por cada cargo. Ergo: no
solo premia a los peores sino que castiga a los buenos con bajos salarios, dado
que hay que financiar el doble o el triple de personal.
Desde otro ángulo, la
recuperación de la causa Nisman –preanunciada pro el presidente de la Corte
Suprema, Ricardo Lorenzetti- indica que la investigación se llevará a cabo y
que, si hubo crimen, no quedará impune.
Pero la mejor noticia, sin
dudas, es el acuerdo, casi acabado, con los fondos buitres. Es la última valla
que impide a la Argentina acceder al crédito internacional a tasas de interés
razonables –del 4 o 5 por ciento anual, no del 16 por ciento como cuando prestó
dinero el “revolucionario latinoamericanista” Hugo Chávez-, imprescindible para
relanzar la obra pública en el país.
Tras una década de desidia, el
país precisa renovar su tendido eléctrico, recuperar su red vial, modernizar
sus puertos, incentivar la exploración y la explotación de hidrocarburos,
rearmar sus fuerzas armadas y, sobre todo, invertir en educación, salud y
vivienda.
Entre corrupción y locura política,
el kirchnerismo no dejó nada en las arcas. Ergo, hay que pedir prestado o
resignarse al corte de luz, el faltante de gas en invierno, o los pozos que
sobreabundan en las calles y las rutas del país.
Políticas
Nadie los echó, pero nadie los
tuvo en cuenta. Durante el Congreso del Partido Justicialista, los K se
quedaron sin espacio. Cuando se “contaron las costillas” se dieron cuenta de
los pocos que eran. O mejor dicho, de los muchos que abandonaban su grosero
carro de compra de voluntades con aprietes y dinero.
En la conducción colegiada que
de allí emergió para convocar y organizar los comicios internos de la
agrupación, no colocaron a ninguno de sus hombres. La Cámpora solo ocupó el
fondo del salón en franca minoría.
Se acabaron los tiempos de las
movilizaciones financiadas por el Estado, de las órdenes “cristinescas” y de
los documentos aprobados sin lectura, ni discusión previa.
El peronismo intenta nuevamente
recuperar su rol de partido político en lugar del de “furgón de cola” del
delirio kirchnerista.
Dentro del autismo que los
caracteriza, algunos de los K pretendieron imponer una locura más: votar en
contra de la derogación de las leyes que impiden el final del “default”
argentino.
El ex K Miguel Angel Pichetto se
bastó solo para terminar con semejante peregrina postura. Es que el peronismo
sabe que precisa de una reconstrucción y que esa reconstrucción no se alcanza
con un obstruccionismo al gobierno recién elegido, ni con relato, y que una
condición necesaria para no perder nuevamente es despegarse de las razones que
hicieron a la derrota.
Del otro lado del mostrador, el
radicalismo reunió a sus legisladores nacionales junto a sus autoridades
partidarias en un cónclave donde aparecieron dos ministros macristas, Marcos
Peña y Rogelio Frigerio.
Nadie en el radicalismo quiere
sacar los pies del plato. Por otra parte, nadie puede hacerlo. Pero no queda en
claro cuál es el rol del partido centenario en el gobierno. Los ministros se
comprometieron a mejorar la comunicación, uno de los dos reclamos radicales.
El otro, más importante, fue el
pedido expreso de aprovechar el discurso presidencial en la apertura de las
sesiones ordinarias del Congreso para explicitar la herencia K, algo que, hasta
el momento, Mauricio Macri solo toca tangencialmente.
Para uno de los ministros,
Frigerio, fue música para los oídos. Para el otro, Peña, fue casi una molestia.
El primero comprende los tiempos políticos. El segundo, prefiere los consejos
comunicacionales del “gurú” ecuatoriano, Jaime Durán Barba.
La incógnita la develará el
propio Macri ante el pleno de las cámaras legislativas, pasado mañana. Pero, no
se trata de optar por una u otra táctica comunicacional. Se trata de decirle la
verdad al pueblo argentino. Por mala que sea.
Menem
El ex presidente Carlos Menem
salió de su algo más de una década de silencio para tomar venganza de las humillaciones a que lo
sometió el kirchnerismo y que él aceptó sin chillar a cambio de un freno en las
causas judiciales abiertas en su contra.
Menem deslizó la posibilidad –la
puso en boca de otros- del homicidio de Néstor Kirchner a manos de su esposa
Cristina. De momento, ningún fiscal de la Nación prestó atención ante semejante
afirmación. Sin prejuzgar nada, deberían hacerlo.
Lo de Menem no es ejemplificador
para nada. Es la tardía reacción de un cobarde que se sometió, por temor a la
justicia, a los vejámenes de un par de extorsionadores políticos: el matrimonio
Kirchner.
Gracias al envío del Amigo M.M.
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