24/03/2014|
08:20
por DANIEL LUJÁN
ANIVERSARIOS K
La falsa revisión de los acontecimientos de 1976 a 1983, durante el
llamado Proceso de Reorganización Nacional, fue uno de los pilares de
los días de esplendor K, tal como los superávits gemelos (el fiscal y el
de la balanza comercial). Todavía no alcanza a comprenderse cuál fue el
beneficio de 'recortar' la historia y realizar una reconstrucción
sesgada e inútil, porque en breve habrá que revisarla para alcanzar un
equilibrio.
Sí es evidente el beneficio que representaban aquellos
superávits gemelos perdidos. La revisión del pasado nunca alcanzó a los
acontecimientos de 1973/1976, o sea el alzamiento guerrillero contra un
gobierno votado para y por el pueblo. Por lo tanto, es ridículo tener
una interpretación para el período 1976 a 1983 pero carecer de de una
para 1973/1976. Pero hay más al respecto: existe una evidente
disociación entre lo que el kirchnerismo explica acerca de su período
preferido y lo que ejecuta cuando administra el país, y la incoherencia
es más notable a medida que llegan las dificultades, producto de haber
perdido aquellos superávits gemelos.
Entre la inflación y la escasez de
recursos, el kirchnerismo exhibe otro rostro, bien diferente del que
pretende mostrar con su parcial reconstrucción del pasado reciente.
Aquí
una prueba de ello:
Claudia Vallori, quizás sin proponérselo, puso en evidencia la
hipocresía del relato kirchnerista. Y lo hizo nada más y nada menos que a
pocas horas de evocarse un nuevo aniversario de aquel nefasto 24 de
Marzo de 1976, lo que resalta aún más lo inoportuno de sus acciones.
PARANÁ (Especial para Urgente24). Claudia Vallori,
presidente del Consejo General de Educación de Entre Ríos, se encargó
de poner blanco sobre negro y desnudar cual es el verdadero sentimiento
que gran parte del colectivo llamado kirchnerismo tiene sobre los
Derechos Humanos. Las dos actitudes asumidas por la funcionaria en
contra de los derechos de los docentes de nuestra provincia, solicitando
a la Justicia que impida el derecho a huelga y luego pidiéndole que no
les permita el derecho a realizar asambleas y a manifestarse
públicamente, son una verdadera afrenta a todo lo que desde la sociedad
entendemos por “Derechos”. Esos dos pedidos a la justicia para cercenar “Derechos” a nuestros docentes son propios de aquellos que nos llevaron a la noche más negra de nuestra historia.
Claudia Vallori, quizás sin proponérselo, puso en evidencia la
hipocresía del relato kirchnerista. Y lo hizo nada más y nada menos que a
pocas horas de evocarse un nuevo aniversario de aquel nefasto 24 de
Marzo de 1976, lo que resalta aún más lo inoportuno de sus acciones.
El hecho de que nadie desde el gobierno provincial haya intentado
al menos dar alguna explicación ante tanto arrebato de despotismo como
el que ha demostrado Vallori, ¿no sería acaso una señal que pone en
evidencia que está de pleno acuerdo con esa acción autoritaria de la
presidente del Consejo General de Educación? ¿Sería tolerable encontrar a
esta funcionaria participando de algún acto conmemorativo del 24 de
marzo, más allá de que en el mundo K todo sea posible?
El kirchnerismo utilizó la mentira como parte de su acción
política, y el tema de los Derechos Humanos fue parte fundamental en la
articulación de esa gran falsedad. Ahora, luego de diez años que para
ellos son épicos, la realidad aflora descarnadamente y empieza a azotar
todos los niveles de la sociedad, y la farsa queda al descubierto
irremediablemente.
Y justamente los Derechos Humanos, esa bandera que el kirchnerismo
quiso hacer solo suya, son los primeros que ellos vulneran ¿Será porque
al no poder seguir inventando, les salta el autoritarismo como único
camino para sostenerse en el tiempo?
Deberían conocer que cuando los ciudadanos ya no estamos seguros de
nuestros derechos, intuimos, porque ya lo hemos experimentado, que
estamos ante el acecho de los totalitarios.
Sin embargo esos intentos autoritarios solo consiguen que la
ciudadanía esté alerta, que se informe, que despierte y que comience a
darse cuenta que hemos vivido diez años en una permanente mentira, que
lo único que persiguió fue desunirnos, incitándonos al odio por el que
piensa distinto, buscando acallar voces que denunciaban o que expresaran
opiniones divergentes. ¿No se daban cuenta acaso que actuar así era
estar haciendo todo lo contrario a lo que proclaman los verdaderos y
justos Derechos Humanos?
Quedan dos años aún, y es necesario que los argentinos nos
enfoquemos en buscar lo que nos une, actuando sin odio porque no nos
ayuda a pensar con lucidez, sino con valor y firmeza, con verdad y
valentía, porque solo así podremos defendernos de un gobierno que en su
relato oculta la cobarde hipocresía de una política autoritaria y
contraria a los Derechos Humanos.
Cuando hay un interés común superior, que es básicamente las ganas
de vivir juntos, respetándonos unos a otros para edificar cosas
trascendentales, el disenso y las iniciativas son parte del juego
democrático en serio y si a eso le agregamos el respeto por la Ley, la
previsibilidad en materia económica, y el profundo deseo de respetar el
mérito, sin recurrir a dadivas para los rezagados, eso es vivir dentro
de una sociedad con plenos Derechos Humanos.
La verdad es libertad. Y esa libertad es necesaria para que nadie
utilice el pasado para limitar el futuro. Mucho menos aprisionándolo en
afirmaciones basadas en la mentira, como pretende el kirchnerismo.
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