03/08/2013
Por el Rabino Sergio Bergman
¿Qué es un prójimo? Es un par simétrico. ¿Simétrico en
qué? En potencia, enhumanidad, en capacidad de desplegar el potencial innato,
en imagen y en semejanza… Y simétrico, sobre todo, en el vinculo que
nos hermana, una relación enfáticamente horizontal, sin jerarquías ni
subordinación.
Por eso debemos mirar al otro a los
ojos. Ni desde arriba ni desde abajo, sino como a un verdadero hermano. El otro
es prójimo porque respondemos por él… No nos preguntamos si somos su
guardián… Damos por sentado que sí lo somos, y obramos como tales. Porque
sabemos que él hará lo mismo por nosotros, llegado el momento. Y esto, mal que
les pese a muchos, no es proteccionismo, es parte de nuestra esencia
humana.
¿Cómo colocamos al otro en
el lugar del prójimo? Primero, y ante todo, reconociendo la simetría que nos
liga y la asociación fraternal que nos invita a trabajar juntos. Seamos socios
de nuestros prójimos. Intentemos, siempre, aplicar la máxima bíblica de amarlos
como a nosotros mismos. Asociémonos con ellos en el amor, en la ley, en
la justicia y en todos esos valores universales que compartimos y que queremos
desplegar. Démosle al prójimo entidad de existencia, y reconozcamos que vamos
juntos, codo a codo, hacia un lugar común. Coexistamos en el mismo
plano.
En amistad, reconocimiento y bendición.
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