septiembre 20, 2013
Comentamos en notas anteriores que en una charla privada con un grupo
de empresarios en la celebración del día de la Industria, la presidente
amenazó veladamente con su renuncia en caso de que la obliguen a aplicar
un ajuste.Obviamente, ella se refería al “círculo rojo” que hizo
popular Mauricio Macri. Pero en realidad no son los hombres de negocios
ni los analistas económicos tan despreciados por el gobierno sino la
realidad la que exige sincerar el atraso tarifario y cambiario, lo que
traería como consecuencia el deterioro del salario real de los
trabajadores. Dentro de este cuadro, otro problema gravísimo es la
diversidad salarial que denunció el Ministro del Interior y Transporte
Florencio Randazzo.
Éste denunció que algunos conductores de trenes
ganan 50.000 pesos por mes y que lo tienen harto, agregando que si no lo
dejan seguir adelante con su plan ferroviario iba a renunciar. Para
empezar, esto demuestra un estado de ánimo en el gobierno signado por la
creciente impotencia para imponer su voluntad, lo que no ocurría cuando
los funcionarios actuaban en nombre del 54%. El problema, como dijimos
ayer, es que nadie renuncia para ir preso. Volviendo al tema de los
sueldos altos, hace poco Mauricio Macri señaló que los conductores de
subtes que hacen huelga ganan 16.000 pesos por mes.
Surge
automáticamente la comparación con los agentes de la bonaerense con
sueldos básicos de 2800 pesos y arriesgando su vida a diario, No se sabe
entonces cómo hará el nuevo ministro de seguridad Alejandro Granados
para incorporar 5000 policías más sin que haya ningún incentivo
económico. En estas graves distorsiones salariales también se incluye el
hecho de que el traslado de otros 4500 gendarmes al conurbano muestra
también a un personal que en promedio no cobra más de 6000 pesos, aun
con 10 años de antigüedad. Obviamente la seguridad sigue careciendo,
igual que la economía, de un verdadero plan, que no pasa sólo por
medidas aisladas como bajar la edad de imputabilidad.
Sin salida
La diversidad salarial, planteada en estos términos extremos, se suma así al atraso cambiario y tarifario y pone en evidencia que el escalón salarial más bajo del Estado lo ocupan justamente las fuerzas de seguridad que deben solucionar la principal preocupación de los argentinos. Aparte, el dilatado litigio judicial con los holdouts está llegando a una instancia que no admitirá más postergaciones. En las próximas semanas, hay serias chances de que la Suprema Corte de los EEUU rechace tratar la apelación del Estado nacional contra la sentencia de la Corte de Apelaciones del Segundo Circuito de Nueva York.
La lapidaria nota de ayer del Financial Times lisa y llanamente le echa la culpa por esta situación a nuestra presidente, diciendo que es terca y que actuó como una adolescente al decir: “no vamos a pagar”. El agotamiento del gobierno se ve reflejado ahora en el de sus ministros. Sin embargo y vistas las perspectivas que se avizoran -como indica el reciente procesamiento de Guillermo Moreno- la única forma que encontrarían muchos altos funcionarios para conservar su libertad es quedarse en sus cargos hasta que la realidad los expulse.
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