Varias veces analizamos la frivolidad y el cholulismo de nuestra
presidente y en este terreno, dos atrás meses, nuestro colega Roberto
García aportó elementos interesantes en su columna sabatina del diario Perfil.
Señaló que CFK estaba adelgazando no por las razones que son usuales
sino por la ingesta de múltiples dosis de Levotiroxina, el medicamento
que le recetaron después de la operación de tiroides a la que se sometió
en el verano del 2012, cuando supuestamente se le diagnosticó un
cáncer.
La primicia del adelgazamiento se confirmó cuando el viernes pasado, en el acto realizado de Ezeiza, se presentó enfundada en calzas para hablar en un palco compartido con Daniel Scioli, el flamante ministro de seguridad Alejandro Granados y el primer candidato a diputado por Buenos Aires, Martín Insaurralde. Su presencia fue interpretada por algunos medios como un aval a la designación de Granados en ese ministerio clave de la provincia. Pero otros medios apuntaron que no habló ni de la elección legislativa ni de la provincia de Buenos Aires sino que se refirió a ella misma y a su gobierno como es habitual en sus discursos. Sólo descendió a lo local cuando habló de refundar el polideportivo de Ezeiza que construyó el general Perón.
Al día siguiente, por Twitter, criticó a los medios que su vez la habían criticado por su vestimenta por ser ésta inconveniente para la investidura presidencial. Apuntó entonces que los periodistas son frívolos pese a que había dicho cosas muy importantes para el país. Es evidente que su aparición con caderas disminuidas y una delgadez envidiable para cualquier mujer de 60 años, no podía pasar inadvertida para los medios de comunicación. Como es sabido, desde que se convirtió en primera dama y luego presidente mantuvo una lucha sin cuartel contra la balanza mediante dietas y ejercicios.
La primicia del adelgazamiento se confirmó cuando el viernes pasado, en el acto realizado de Ezeiza, se presentó enfundada en calzas para hablar en un palco compartido con Daniel Scioli, el flamante ministro de seguridad Alejandro Granados y el primer candidato a diputado por Buenos Aires, Martín Insaurralde. Su presencia fue interpretada por algunos medios como un aval a la designación de Granados en ese ministerio clave de la provincia. Pero otros medios apuntaron que no habló ni de la elección legislativa ni de la provincia de Buenos Aires sino que se refirió a ella misma y a su gobierno como es habitual en sus discursos. Sólo descendió a lo local cuando habló de refundar el polideportivo de Ezeiza que construyó el general Perón.
Al día siguiente, por Twitter, criticó a los medios que su vez la habían criticado por su vestimenta por ser ésta inconveniente para la investidura presidencial. Apuntó entonces que los periodistas son frívolos pese a que había dicho cosas muy importantes para el país. Es evidente que su aparición con caderas disminuidas y una delgadez envidiable para cualquier mujer de 60 años, no podía pasar inadvertida para los medios de comunicación. Como es sabido, desde que se convirtió en primera dama y luego presidente mantuvo una lucha sin cuartel contra la balanza mediante dietas y ejercicios.
Autorreferencial como nunca
Una fuente segura nos reveló que, cuando se le diagnosticó el cáncer de tiroides, inmediatamente CFK decidió victimizarse. Lo que siguió es conocido por todos: fue operada y pocos días después se supo que no tenía ningún cáncer y que el análisis había dado un falso positivo. La misma fuente sostiene que la operación en cuestión habría formado parte de un plan de la presidente, que le interesaba ser medicada con Levotiroxina, una droga que activa el sistema metabólico y produce una pérdida de peso que no se consigue con ninguna dieta conocida. No hay duda de que la Levotiroxina tuvo un éxito notable, que le permitió mostrarse en calzas muy estilizadas en la tarima del acto de relanzamiento de la campaña electoral.
Su aparición con calzas sería
también un mensaje político fuerte: mostrarle a la opinión pública que
lo que la mayor parte de las mujeres no puede lograr con dietas, ella sí
lo consiguió, porque es única y puede lograr todo lo que se propone.
Tanto o más autorreferencial y segura de sí misma que nunca se la vio el
domingo en la televisión estatal entre el partido de Boca y el de
River, que comenzaba a las 21.15 hs.
Se transmitió allí la segunda parte
del reportaje que le hizo el periodista Hernán Brienza. Ella reveló que
amaba a Manuel Belgrano y Brienza le recordó que el prócer fue muy
mujeriego y que dejaba rápido a sus parejas, a lo que la presidente
contestó suelta de cuerpo: “a mí nunca me hubiera dejado”. Brienza
repuso entonces: “se tiene mucha fe”. Y ella confirmó,” sí, me tengo
mucha fe”, en otra muestra del autorreferencialismo enfermizo que padece.
No hay comentarios:
Publicar un comentario