El eje del discurso de la presidente ante la Asamblea General de la ONU fue el ataque a los holdouts
y también a la justicia de los EEUU, ya que aseguró que el fallo
favorable a aquellos es un “escarmiento por lo logrado en la década” y
también un “retorno al pasado”. En toda su referencia al litigio con los
acreedores, ella no abrió ninguna expectativa favorable. En otras
palabras, que el gobierno está dando señales de que no cabe esperar que
la Suprema Corte de los EEUU admita la apelación presentada por los
abogados del Estado nacional contra el fallo de la Corte de Apelaciones
del Segundo Circuito de Nueva York, que le ordenó a la Casa Rosada el
pago de U$S 1330 millones a varios holdouts. En Washington
trascendió, por otra parte, que la Suprema Corte trataría la apelación
del gobierno argentino el próximo lunes. En síntesis, que la resolución
final de la causa sería inminente. Si el máximo tribunal no admite la
apelación, el fallo de segunda instancia quedaría firme. La respuesta
del gobierno será con seguridad desacatarlo y no pagar, con lo cual se
entraría rápidamente en default.
El caso es que la coincidencia entre el fallo de la Suprema Corte y la etapa final de la campaña electoral le abriría al cristinismo una posibilidad no prevista. Fuentes kirchneristas sostienen, siguiendo el refrán empresario que sostiene que las crisis equivalen a oportunidades, que el gobierno podría replantear la campaña electoral a partir de la inminencia del default. Por ejemplo, Cristina podría convocar a la oposición a sumarse al gobierno en el rechazo a los fondos buitres y la justicia de los EEUU. Coincidentemente, la publicidad electoral giraría hacia resaltar el peligro que enfrenta el país por la supuesta conspiración financiera internacional. Obviamente, la intención final de esta puesta en escena sería tratar de recuperar votos levantando banderas nacionalistas y presentando el no pago de la deuda como un acto heroico para defender los intereses populares.
El caso es que la coincidencia entre el fallo de la Suprema Corte y la etapa final de la campaña electoral le abriría al cristinismo una posibilidad no prevista. Fuentes kirchneristas sostienen, siguiendo el refrán empresario que sostiene que las crisis equivalen a oportunidades, que el gobierno podría replantear la campaña electoral a partir de la inminencia del default. Por ejemplo, Cristina podría convocar a la oposición a sumarse al gobierno en el rechazo a los fondos buitres y la justicia de los EEUU. Coincidentemente, la publicidad electoral giraría hacia resaltar el peligro que enfrenta el país por la supuesta conspiración financiera internacional. Obviamente, la intención final de esta puesta en escena sería tratar de recuperar votos levantando banderas nacionalistas y presentando el no pago de la deuda como un acto heroico para defender los intereses populares.
El último recurso
Dos consultoras contratadas por el oficialismo ya estarían trabajando en una nueva campaña publicitaria centrada en la batalla contra los fondos buitres. Según esperan en Olivos, la mayor parte de los candidatos opositores, para no quedar descolocados, se verían obligados a solidarizarse con el gobierno y esto podría ayudar a que repunten tanto Martín Insaurralde como Daniel Filmus en Capital y Jorge Obeid en Santa Fe. Este plan coincide con que el discurso presidencial de ayer fue, entre todos los que pronunció en la ONU, sin duda el más agresivo contra la Casa Blanca. CFK no ahorró criticas y acusó a la administración de Obama de sostener un doble estándar en materia de derechos humanos y política armamentista. Hasta se refirió melodramáticamente a la guerra de Vietnam, dando un toque setentista y bastante anacrónico.
Es bastante
habitual que los gobiernos acorralados recurran a exacerbar el
nacionalismo y el antiimperialismo para superar las crisis. Mariano
Rajoy acaba de hacerlo en España agudizando la crisis por Gibraltar, sin
duda para tapar el caso Barcenas, que amenaza con envolver al PP en un
tembladeral de corrupción. En diciembre del 2001, el entonces presidente
Adolfo Rodríguez Saá festejó en el Congreso su anuncio de que se
dejaban de pagar los compromisos de la deuda pública. Ahora Cristina
intentaría convertir el inminente default en una cruzada contra el capitalismo internacional. Por lo menos hasta el 27 de octubre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario