viernes, 26 de febrero de 2016

Un encuentro global con Francisco, con espacio para cuestiones domésticas



SÁBADO 27 DE FEBRERO DE 2016 • 00:23



LA NACION
Macri buscará señales favorables para encarar un difícil año polìtico
Abierto ya a la escena internacional, tras recibir a François Hollande y tener agendada la visita de Barack Obama, a lo que suma su anterior presentación en el Foro Económico de Davos, el presidente Mauricio Macri se verá hoy cara a cara con el papa Francisco. Más allá del objetivo de lograr que la Argentina afiance su lugar en el mundo, difícilmente queden relegadas en el encuentro las cuestiones domésticas, que también plantean desafíos.La marcha del Gobierno no será un tema específico en la agenda, pero una señal del pontífice será decisiva para darle tranquilidad a Macri en el agitado año político que le espera, tres días antes de su mensaje al país, en la inauguración del período de sesiones ordinarias del Congreso. Especialmente después de los cortocircuitos generados por las interpretaciones en que derivó el envío del rosario del Papa a la dirigente social Milagro Sala, detenida en Jujuy por cuentas pendientes con la Justicia.Más allá de los desafíos trazados por el líder de Cambiemos al asumir, inspirados seguramente en preocupaciones expresadas por los obispos -la erradicación de la pobreza, el combate al narcotráfico y la unidad de los argentinos-, la Iglesia le hizo saber al jefe de Estado que la necesidad más urgente es el diálogo. El propio papa Bergoglio, cuando firmaba los documentos del Episcopado, hacía hincapié en la necesidad de transitar ese camino para lograr la amistad social. Para mostrar, justamente, esa disposición al diálogo, Macri llegará hoy al Vaticano con dos gobernadores opositores, los peronistas Juan Manuel Urtubey y Rosana Bertone, y un aliado, el radical Alfredo Cornejo.Como ocurre habitualmente, el vocero de la reunión con el Papa será el propio visitante, ya que la Santa Sede no suele informar sobre lo conversado en las audiencias papales. Pero la Iglesia está entrenada para replicar, especialmente si percibe que hay sobreactuación.Para el anecdotario, sin que aparezca como lo más significativo de la reunión, serán ineludibles las comparaciones con detalles de los anteriores encuentros que Francisco mantuvo con Cristina Kirchner, en la función que hoy ejerce Macri. El Papa recibirá al Presidente en la Biblioteca del Palacio Apostólico, donde están los espaciosos aposentos que el pontífice declinó ocupar, no por considerarlos lujosos sino porque lo alejaban de la gente. A Cristina la recibió tres veces en la residencia de Santa Marta del Vaticano, un ámbito menos solemne, pero no por eso más importante (la última vez, en junio de 2015, se reunieron en el Salón Pablo VI). Pero no es un dato menor que en el mismo lugar en el que hoy conversará a solas con Macri, Francisco recibió a Barack Obama, Vladimir Putin, Dilma Rousseff y José "Pepe" Mujica, entre otros encumbrados jefes de Estado.Otro contraste será la composición de la delegación que acompañará al Presidente, más reducida y ajustada a los protocolos de la diplomacia que la recordada visita bullanguera, con nutridos militantes de La Cámpora, que sorprendió a Francisco cuando bajó del ascensor de Santa Marta para recibir a Cristina Kirchner, en septiembre de 2014. Amigo de la informalidad, no por eso Francisco le da poca importancia al cultivo de las formas y las tradiciones. Valora, por ello, que las relaciones de la Argentina con la Santa Sede y la política exterior estén conducidas por una canciller como Susana Malcorra, enemiga de las estridencias y excentricidades de su antecesor, y un embajador de carrera, Rogelio Pfirter, que -además de haber sido alumno suyo-conoce los rigores de la función.Macri encontrará en Francisco a un pontífice bien informado sobre la realidad argentina y las deudas sociales pendientes. Hace tres días recibió al arzobispo de Buenos Aires, cardenal Mario Poli, quien viajó a Roma para mantener encuentros con organismos del Vaticano. Si bien la audiencia estaba prevista desde noviembre, voces de la Iglesia interpretan que pocas palabras bastan entre ellos para analizar y comprender la realidad argentina. Poli encabezó al día siguiente de la asunción de Macri una invocación religiosa en la Catedral, con representantes de varios cultos, y allí le pidió al flamante Presidente "atender a los pobres, a los que no tienen voz y se caen del sistema", una expresión por demás bergogliana.Fuentes eclesiásticas estiman que posiblemente el Episcopado termine de elaborar en los próximos meses un documento sobre el año del Bicentenario de la Independencia, con la mirada puesta en los desafíos pendientes y la construcción del país hacia el futuro. Podría ser un pronunciamiento al estilo programático, inspirado en el documento "Hacia un Bicentenario en justicia y solidaridad", que la Iglesia difundió a fines de 2008, cuando el Episcopado era presidido por el cardenal Jorge Bergoglio. Es el mismo texto que la conducción del Episcopado, encabezada por el arzobispo José María Arancedo, le entregó en mano en diciembre pasado al presidente Macri, en la Casa Rosada. Allí, en un texto en cuya redacción participó activamente el hoy papa Francisco, la Iglesia advierte sobre los problemas de la pobreza y el narcotráfico y la necesidad de recuperar la amistad social, las prioridades trazadas hoy por Macri.

No hay comentarios:

Publicar un comentario