23/02 – 13:00
Por Rubén Lasagno
Los estertores del kirchnerismo “de barricada”, hace resonar sus gritos de guerra desde las trincheras inundadas, donde se están hundiendo.
Si, claro, los esforzados militantes K, que extrañan el curro del que vivieron 12 años ininterrumpidos, pugnan por volver; ¿Volver?, es solo una añoranza, pero muchos de ellos, como la inefable Hebbe de Bonafini, que por indulgencia, seguramente, o para no ser políticamente incorrecto, ningún juez ha puesto presa todavía, sale a pelear una cruzada Nac&Pop, deshilachada y mal trecha, por la falta de fondos que ha secado sus bolsillos y la bronca que siente que con Obama, Argentina roza lo peor del imperialismo obsceno, enemigo de las democracias. ¡Estábamos tan bien con China, Rusia e Irán!.
Hebbe de Bonaffini no se guarda nada a la hora de atacar los males del mundo, personificados en el presidente de los EEUU, que tiene como su muñeco de torta en Latinoamérica a Mauricio Macri, quien lo va a recibir nada menos que el 24 de marzo, al líder mundial del primer país del mundo, que seguramente viene a traer alguna versión off shore del nuevo manual de la Escuela de las Américas, para que Macri ponga a sus muchachos a practicar torturas de las más variadas formas y calidades, como buen representante de “la dictadura militar” que es y lo bien que encarna el papel de Judas político, similar a un Camps, a un Videla, a un Masera o Galtieri.
Este es más o menos el pensamiento que expone la otrora y en algún momento, luchadora por los derechos humanos, esos mismos derechos que torció el día que Néstor Kirchner acarició su cabeza, le dio el beso en la frente y le pidió que le hiciera “la pata” para recrear una defensa irrestricta de ese derecho, desconocido por el hasta entonces gobernador de Santa Cruz, pero sobre el cual, el desalineado presidente elegido por el escaso 22% del padrón, se había inspirado para hacer un gran negocio.
Atrás quedaba la Hebbe que Kirchner se había negado a recibir en sus dos viajes a Santa Cruz, por el caso “Sayago”, a quien ni siquiera recibió en casa de gobierno y por lo cual la defensora del pañuelo blanco, tuvo que pernoctar en el domicilio particular del titular del Partido Obrero de la provincia, Miguel del Pla. Todo aquel mal entendido quedó borrado, cuando, en nombre de los derechos humanos, Kirchner le prometió endulzar sus oídos con fondos públicos, la promesa de un proyecto insostenible como la “Universidad de las Madres”, la construcción de muchísimas casas, en un sueño que compartió con el parricida Sergio Shocklender y que le auguraba un buen pasar en una década muy ganada para Hebbe, pero jamás rendida, en términos de justicia y de fondos públicos.
Pero como Delía, Moreno y tantos otros adalides de la justicia popular K, Hebbe tomó las riendas en estos días en que el presidente Macri, torciendo el gran destino que le esperaba a nuestro país, de la mano de democracias consolidadas como Rusia, Irán o China a las que se había acercado el kirchnerismo, mira hacia un país fascista como Estados Unidos, que encima, tiene un presidente negro, el cual se da el lujo de pisar la tierra del omnipresente hombre de la libertad latinoamericana, Fidel Castro, quien luchó a brazo partido en los ´50 para liberar a Cuba del yugo imperialista y terminó quedándose él y sus muchachos revolucionarios, por más de 50 años después, para afianzar la “libertad” de las islas, cerrándola a los mercados del mundo, viviendo de las dádivas del comunismo residual, prohibiendo salir a cualquier habitante de las playas, poniendo presos a disidentes, periodistas, inhibiendo a los cubanos del contacto con el planeta, fusilando a “desertores” o apropiándose del “cerebro” de Hilda Molina.
Muy consecuente con sus prácticas democráticas, los Castros le negaron una y otra vez la salida de Cuba a la médica que marcó un antes y un después en la “Revolución cubana”, la cual le había dado un par de medallas que devolvió al Ministerio de Salud, cuando se dio cuenta que la libertad, por la que decía haber luchado, era una entelequia.
Obama, ese mismo presidente del imperialismo horroroso que se cierne sobre los libres países latinoamericanos, tiene la desfachatez de entrevistarse con los Castro y de ahí dar un salto hacia Argentina, una tierra que por 12 años logró deshacerse de la opresión del águila imperialista y pudo hacer buenas migas con países política y socialmente solidarios como China, por ejemplo, donde son correctos a la hora de fusilar a los disidentes y no derrochan los dineros públicos, por eso le cobran la bala a la familia del fusilado; a Rusia, un Estado absolutamente remodelado por el presidente Putín, que es el cultor de una nueva perestroika moral y vende armas al mundo terrorista, pero con “factura A”, como corresponde, para que nadie tenga nada para decir en materia de transparencia, o el propio Irán, un Estado terrorista, pero que explosiona a sus mártires, para erradicar los males del mundo, siguiendo el Corán.
Y Hebbe no pudo contener su profundo nacionalismo. Reaccionaria y contestataria, ante tal afrenta y enorme indignidad para una democracia cuidada por ellos durante 12 años, que ha desaparecido en nuestro país el 10 de diciembre último, junto a los artistas nacionales que pugnaban por la “alegría, trabajo y libertad” el 13 de febrero, en la plaza de los artistas, gracias al ingenioso entretenimiento K “Angry buitres”, grandes y chicos pudieron tirarle con proyectiles, a las fotografías del presidente y sus funcionarios para derribarlos; lo hacían al son democrático del grito “Macri es dictadura ¡fuera, fuera, cara dura!”.
Ahora Bonafini alienta el repudio popular a Barack Obama y Macri, por mancillar una fecha tan cara a los sentimientos de aquellos que abrazan la causa de los Derechos Humanos, que desde el 2003, puso en valor el entonces presidente Néstor Kirchner. Justo él, quien más luchó desde su gestión y se le fue la vida por mantener en alto los pañuelos blancos y hacer que cada 24 de marzo, el país no olvidara la fecha nefasta, para que la misma desgracia no vuelva a ocurrir nunca más.
Pero ¿Quién puede obligar a Hebbe, a que conozca la historia respecto de los 24 de marzo en Santa Cruz, la cual tal vez ni siquiera le interese conocer?. Porque como en OPI publicamos el 25 de marzo de 2015 (el informe completo se puede leer en el link al pie de esta nota), desde 1991 hasta el 2002, durante la gobernación de Kirchner y la diputación de Cristina en esta provincia, JAMÁS ninguno de ellos encabezó, promovió o realizó un acto repudiando el 24 de marzo de 1976; es más, coincidentemente, o tal vez por convicción propia del gobernador quien por aquellos años tenían una estrecha relación con los militares de las guarniciones militares en Santa Cruz, cada 24 de marzo, fecha que coincide con el cumpleaños de Gobernador Gregores, Néstor Kirchner viajaba a esa localidad y compartía allí copiosos asados bien regados, estrechando vínculos con algún Coronel o General, sin que se lo viera muy preocupado por repudiar la presencia de los uniformados en los actos y en los copetines que servían.
Pero debemos rescatar a Hebbe como “la Che” de “los dos mil”… no, ya se, tal vez lo confundí al lector; en realidad quise componer la idea de la década, así como decimos “de los noventa, de los ochenta”, en ningún momento me referí a “dos mil pesos”, tratando de inculparla a Hebbe por tan poca plata. Bonafini en realidad le debe al país la rendición de cuentas por los más de 700 millones de pesos que disolvieron en el aire (o en algún bolsillo) con su hijo putativo, el parricida liberado y garganta profunda (aunque no tanto como para mandar presa a su segunda madre), Sergio Shocklender, que solo habló hasta donde convenía, para preservar la gran obra que llevaron adelante los gobiernos de Néstor y Cristina. Dos adalides de las libertades, los Derechos Humanos y la transparencia, a quienes jamás se les habría ocurrido invitar al país a Obama, procedente de un país colonialista e imperialista que ha torcido la moral del mundo.
¿Qué importa si hasta Fidel Castro ha reconocido a Obama como el gran componedor de la estrambótica y ridícula situación de aislacionismo que vivió Cuba durante décadas, debido a las retrógradas ideas concebidas en la ideología comunista de los 60?. En Argentina somos diferentes, aquí las convicciones revolucionarias persisten y están intactas, en los jóvenes diferentes, que pasaron a la “resistencia” para elevarse como un contrapoder a la dictadura de un liberal como Macri.
Si los Castros quieren hablar con el líder del imperialismo, sus razones tendrán; allá ellos. Aquí, Habbe de Bonafini no se la hará fácil. El núcleo de resistencia K, liderado desde la sombra y el mutismo absoluto, por el diputado vago, no puede ni va a entregar sus banderas, hasta que por ahí, (quien dice) patine la dictadura macrista y puedan volver a asaltar las cajas, a refundar productoras de radio y televisión para lavar dinero, a enjuagar millones de pesos en negociados de los más diversos tipos, como Hotesur, Aerolíneas Argentinas, la obra pública, Ciccone, logren reinstalar los subsidios para asegurase los retornos, reactivar a dirigentes sociales para sacarlos de la miseria y enriquecerlos como a Milagro Sala, o ascender en la escala social y transformarlos en millonarios a cajeros de bancos como Lázaro Baéz o a choferes como Rudy Ulloa, sin contar con los excelentes rendimientos que ha tenido el narcotráfico, en bolsillos como los de la familia Zacarías o Granero, Aníbal y hasta la propia ex presidenta Cristina Fernández, que tuvo la suerte de lograr que parte de los millones que mueve esta actividad en el país y el mundo, la ayude a financiar su campaña para llegar a la presidencia.
Está claro que Hebbe defiende los derechos humanos de humanos que por ahí no marchan tan derechos, pero, en general, es condescendiente tanto en la práctica como en el discurso, en ambos casos hay una total carencia de racionalidad.
(Agencia OPI Santa Cruz)
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