La presente nota ha llegado a nuestra redacción, enviada por el Sr. Rubén Lisi. Tratándose de una nota del terrorista subversivo Horacio Verbitsky, es muy factible que sea infundada...¿Y si no lo es?
No será esta la nota enviada al Vaticano, en la asunción del Papa Francisco y que luego, el gobierno KK al ver que podía sacar rédito, giró 360º y se "amigó" viendo que era uno más en el "negocio K", es decir artífices de la corrupción y comenzaron a viajar a Roma en patotas a saludar al nuevo integrante.
De otra forma no se puede entender que el Papa recibiera a la reina loca de Tolosa y a casi toda la "banda de foragidos" que viajó para sacarse fotos.
En verdad...no entendemos nada. Que cada uno saque sus propias conclusiones.
Redacción La Misére Porc
Nota relacionada con Bergoglio: Esta debe conocerse y tendremos los
motivos que hicieron que el PaPa se arrime al Kirchnerismo-Milagro Sala- La
Campora y todos los delincuentes que pudimos derrotar...en las ultimas
elecciones.
010 en un diario de circulación
nacional y que ahora, misteriosamente, ha sido olvidado por los medios. Como
verán, el texto reproduce el testimonio directo de una de las tantas víctimas
del P. Jorge Bergoglio cuando era provincial de los jesuitas, en este caso,
mostrando su voracidad económica que no se detenía ante nada.
Curiosamente, la víctima de Bergoglio
es coincidente con el P. Kolvenbach en su apreciación sobre la salud mental del
ahora Sumo Pontífice.
Domingo, 2 de mayo
de 2010
LAS CUENTAS DE BERGOGLIO
Fama, dinero y poder
La administración de Bergoglio dejó
un faltante de unos seis millones de dólares en la contabilidad de la Compañía
de Jesús, provenientes de aportes y donaciones que no se registraron en los
libros. Un testimonio de primera mano. El acto político para el Bicentenario.
Por Horacio
Verbitsky
Los buenos tiempos. El provincial
Bergoglio sonriente con el joven novicio Mom Debussy.
Miguel Ignacio Mom Debussy ingresó al
noviciado jesuita en 1973 y Bergoglio lo ordenó sacerdote en 1984. Dos años
después se alejó de la Compañía de Jesús y recién en 1990 el provincial Víctor
Zorzín firmó el decreto de dimisión como jesuita. En ese momento quedaron en
evidencia los manejos económicos de Bergoglio en la administración de
la Compañía de Jesús, donde se detectó un faltante equivalente a seis millones
de dólares. Así lo relata el ex sacerdote:
“Cuando murió mi abuelo, la herencia
se repartió entre mis dos hermanas y yo. Le entregué mi parte a Bergoglio, en
su despacho del Colegio Máximo, en billetes, y ni siquiera me dio un recibo”,
dice. Cuando se retiró de la Compañía supo por el provincial Zorzín que tampoco
lo registró en los libros contables de la Curia Provincial. Entre 1988 y 1989,
Zorzín le devolvió 7300 dólares, en tres entregas.
Ese monto correspondía a la
actualización calculada por el sacerdote Vicente Pellegrini, Ecónomo de la
Provincia en esos años. Mom Debussy entiende que esa fue una estimación muy
conservadora, ya que lo que él le había entregado a Bergoglio equivalía al
valor de un departamento de tres ambientes en Recoleta.
Además de devolverle el dinero,
Zorzín y el ex provincial Hipólito Salvo, quien era doctor en Derecho Canónico,
le explicaron que Bergoglio debería haber depositado ese dinero en una cuenta
bancaria a nombre del novicio, hasta que terminara su formación y pronunciara
los votos solemnes o se le negaran. “En cualquiera de los dos casos, al llegar
a esta instancia está prescripta la redacción de un testamento y la libre
disposición de los fondos (siempre desprendiéndome de ellos, en virtud del
solemne voto de pobreza) a favor de la Compañía, o de mis familiares, o de los
Bomberos voluntarios de la Boca, pero siempre según la exclusiva voluntad del
testador”.
En el momento de la dimisión
debería haberle restituido íntegro ese y cualquier otro dinero que hubiese sido
depositado en la cuenta. “De haberlo sabido y existido la cuenta y los fondos,
no hubiera esperado casi cuatro años para dimitir”, dice Mom Debussy, quien
vivió con mucha angustia su regreso al mundo. Cuando dejó la Compañía fue
pintor de brocha gorda, empleado en la Caja de Previsión para abogados de la
Provincia de Buenos Aires, profesor de filosofía en los Colegios Andersen y
Lincoln de Belgrano y director de estudios de un colegio en Patricios. También
se casó y ahora trabaja como acompañante terapéutico.
Mientras estaba en el Noviciado
también vendió un departamento de un ambiente y medio, grande, con baño y
cocina completos, alfombrado y con aire acondicionado, en Juncal entre Uriburu
y Azcuénaga, para pagar los gastos médicos y de alimentación de su madre, hasta
que murió en noviembre de 1975. Zorzín y Salvo le dijeron que la Provincia
jesuita debería haberse hecho cargo de esos gastos y que también el dinero de
ese departamento debería haberse depositado en la cuenta bancaria que nunca
existió.
“Bergoglio, como jesuita
profeso y, más aún, como Provincial, no podía ignorar el normado y correcto
modo de proceder (que yo no tenía por qué conocer, como jesuita novel que
era)”. También le comentaron que la administración de Bergoglio dejó
una contabilidad “plagada de omisiones y ocultamientos de ingresos (donaciones
de particulares y aportes de la Curia General de la Compañía, de la Iglesia
alemana y del Estado Nacional destinados al sostenimiento de los novicios y
estudiantes jesuitas). Por auditorías internas y recolección de datos entre
donantes y aportantes, calculaban un faltante de casi seis millones de dólares”.
La carta manuscrita en la que Mom
Debussy pidió al papa que lo dispensara del celibato sacerdotal y a la Compañía
de Jesús de sus votos de pobreza, castidad y obediencia, en febrero de 1989
contiene observaciones categóricas sobre el ex Provincial.
Escribió que “mi relación con
el p. Jorge Mario Bergoglio me despersonalizó, me impidió madurar y acabó con
la poca autonomía que me quedaba”. Mom Debussy escribe que debió soportar
“opresión, falsedad y desprecio”. Su ingreso a la Compañía y su ordenación
sacerdotal fueron errores influenciados por “mi falta de libertad y la opresión
‘paternal’ y ‘lavado de cerebro’ provocados con el consentimiento de mi
debilidad, confusión y temor a la soledad y el desprecio por elp.
Bergoglio”, a quien “considero un demente en el mejor de los casos y una mala
persona en muchos otros”.
Luego de dos años de alejamiento, en
los que “he podido conocerme mejor, sentirme un ser humano y un ser libre”, Mom
Debussy dice que “prefiero este mundo pecador, donde los corruptos no
pasan por virtuosos, o al menos, buscando fama, dinero y poder, no se
camuflan detrás de profesiones de pobreza ni proclaman la virtud suprema de la
caridad, mientras impunemente destruyen a otros seres humanos, tan hijos de
Dios como ellos.
Fuera de la isla eclesiástica las
cosas son llamadas por su nombre y finalmente nadie engaña a nadie”. Luego de
consignar que guarda un amable y afectuoso recuerdo de muchos jesuitas,
concluye que “a los otros, a los mentirosos y los hipócritas, los indignos y
los cobardes, ya es hora de olvidarlos”.
Para Mom Debussy, “Bergoglio
es un sociópata que no titubeó en someter psicológicamente a todos los jesuitas
que pudo, empezando por los novicios y escolares (entre los cuales me
contaba). Logró su cometido, en general. Varios de los damnificados terminamos
dimitiendo de la Compañía.
También, me consta, actuó sin
ningún escrúpulo contra otros jesuitas (del Centro de Investigaciones y
Acción Social, CIAS) y laicos allegados a la Compañía, especialmente en la
Universidad del Salvador”. Cuando Ubaldo Calabresi sucedió como nuncio a Laghi,
en 1981, Bergoglio lo llevó al Máximo y lo invitó a celebrar la misa en
latín.
“Nadie entendió nada”, dice Mom
Debussy. Cuando su compañero Jorge Seibold fue designado Rector de Filosofía de
la sede San Miguel de la Universidad del Salvador, Bergoglio lo hizo
arrodillarse en la capilla del Máximo y decir el juramento contra el modernismo
que Pio X estableció en 1910 y que estaba en completo desuso.
(El contenido de ese juramento es muy
similar a los cuestionamientos del cardenal Antonio Caggiano al Movimiento de
Sacerdotes para el Tercer Mundo). “Bergoglio se jactaba de haberlo obligado a
ese juramento, y uno de sus libros de cabecera era El Príncipe”, recuerda Mom
Debussy.
Enviado por el Sr. Rubén Lisi
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