El tembladeral desatado por el “efecto Massa” tiene su punto más
sensible en las dos cámaras legislativas de Buenos Aires. Los cambios
consolidaron a las bancadas del Frente Renovador como segunda fuerza en
ambas Cámaras: tiene 23 contra 37 escaños del Frente para la Victoria en
Diputados y 13 contra 20 en el Senado. Por el contrario, sin duda el
mayor perdedor es Francisco de Narváez, cuyo bloque de diputados hoy
quedó reducido a tres miembros. Las consecuencias de esta situación, que
tiende a empeorar con el correr de los días, afecta sobre todo a Daniel
Scioli. En su entorno hacen cálculos acerca de cómo resolver los
problemas de gobernabilidad que se plantearán de ahora en más, partiendo
de la realidad de que el gobernador, ante el derrumbe del denarvaísmo,
se verá obligado a depender en ambas cámaras del Frente Renovador, del
Frente para la Victoria o de ambos.
La primera reacción de Scioli ante este nuevo panorama fue impulsar la formación de una liga de intendentes que revistan en el kirchnerismo moderado. La designación del alcalde de Ezeiza Alejandro Granados como Ministro de Seguridad dio comienzo a esta nueva estrategia que continuaría con el nombramiento de otros intendentes en altos cargos del Ejecutivo. Claro está que el montaje de esta línea para contener la expansión de los intendentes massistas no tendría mayor efecto en la legislatura, donde el debilitamiento del sciolismo sería practicamente irreparable.
La primera reacción de Scioli ante este nuevo panorama fue impulsar la formación de una liga de intendentes que revistan en el kirchnerismo moderado. La designación del alcalde de Ezeiza Alejandro Granados como Ministro de Seguridad dio comienzo a esta nueva estrategia que continuaría con el nombramiento de otros intendentes en altos cargos del Ejecutivo. Claro está que el montaje de esta línea para contener la expansión de los intendentes massistas no tendría mayor efecto en la legislatura, donde el debilitamiento del sciolismo sería practicamente irreparable.
Subir las apuestas
En este contexto, en los últimos días empezó a trascender otra hipótesis todavía más grave. La derrota del FpV ante el Frente Renovador no sólo sería a esta altura irreversible sino que la diferencia puede superar los 12 puntos. En los sectores más duros del kirchnerismo ya se levantarían voces proponiendo que la misma noche de la derrota, la presidente aluda a la responsabilidad de Scioli sobre la misma, incluyendo como un error la designación de Granados. Que el gobernador termine siendo el chivo expiatorio de un cristinismo en estado de pánico no sería lo más grave para él, porque la opinión pública señalaría a los incontables errores de la presidente como las principales causas de la pérdida de apoyo popular.
La amenaza mayor consistiría en que el
kirchnerismo se convenza de que perderá el poder en el 2015 y, en
consecuencia, decida intentar apropiarse rápidamente de la gobernación
de Buenos Aires. Si lograra esto, CFK podría, por ejemplo, construir su
candidatura a la gobernación en el 2015. La figura de Scioli oscila
entonces entre posibilidades extremas. Tal vez podría ser finalmente el
candidato presidencial del kirchnerismo si es que Cristina opta por un
camino razonable y moderado. Pero con los antecedentes que la preceden,
bien puede hacer lo contrario y decidir que le conviene sacarse al ex
motonauta de encima. No por nada, la semana pasada el kirchnerismo le
ganó la primera pulseada al massismo en la Legislatura bonaerense.
A
pesar del rechazo del bloque que responde al intendente de Tigre, el
Senado provincial aprobó el último jueves la prórroga a la licencia de
Sergio Berni y de Nora de Lucía, que desempeñan cargos en los Ejecutivos
nacional y provincial respectivamente. O sea que el Secretario de
Seguridad continúa segundo, detrás de Gabriel Mariotto, en la línea
sucesoria del gobernador. En medios sciolistas se temería que el
kirchnerismo suba las apuestas e intente en el futuro poner en marcha un
pedido de juicio político al gobernador. Para que esto prospere debería
contar con mayoría en la Cámara de Diputados, que oficia de sala
acusadora. Con el denarvaísmo en extinción, Scioli tendrá muy pocos
diputados propios para hacer frente a esta ofensiva. Obviamente, para
conseguir la mayoría, el kirchnerismo debería alcanzar un acuerdo con la
UCR o con Massa. Es algo por cierto difícil pero para nada imposible.
Si las cosas llegaran a este punto, el elevado apoyo de la opinión
pública al gobernador funcionaría como un obstáculo importante. Sin
embargo, según una encuesta nacional de Federico González y Cecilia
Valladares Consultores en asociación con la firma MGMR, que se conoció
el último fin de semana, la imagen del gobernador cayó 13 puntos con
respecto a 2012. Si esta caída se acentúa, crearía un clima propicio
para que el cristinismo intente sacárselo de encima.
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