15/09/2013| 21:50
Firme apuesta de Cristina por la inflación
La fuerte suba del tipo de cambio fue una respuesta
deliberada ante la pérdida de valor de la moneda brasileña. Pero más allá del
shock, existe la duda respecto de si el gobierno mantendrá dicha estrategia
cambiaria de aquí en adelante. Si el tipo de cambio se incrementa por encima de
las tasas de inflación habría una progresiva recuperación de la competitividad
externa de la economía. Asimismo, podría contener la brecha cambiaria e
incentivar a los exportadores para que liquiden sus saldos en el mercado formal.
Sin embargo, de no implementarse otros cambios en la política económica, esta
estrategia es riesgosa en términos de inflación. La suba de precios
neutralizaría las posibles mejoras de la competitividad externa y conduciría a
una carrera entre precios, salarios y tipo de cambio.
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Ecolatina). Desde
comienzos del año el Banco Central (BCRA) acentuó el ritmo de depreciación del
tipo de cambio oficial. Sin embargo, en los últimos meses el alza del dólar
oficial se aceleró considerablemente, registrando subas similares a la que
aplicaba durante la crisis financiera internacional a fines de
2008.
Este fenómeno respondió a factores internos, como el menor excedente de
divisas en el mercado de cambios oficial y la mayor brecha cambiaria, pero
también a cuestiones externas. Particularmente, la fuerte depreciación de la
moneda brasileña impulsó al Ejecutivo a acelerar la tasa de depreciación del
tipo de cambio oficial para evitar una profundización del deterioro de la
competitividad bilateral con nuestro principal socio comercial.
Si bien la aceleración de los últimos meses respondió a shocks
transitorios (ajuste del real brasileño), existe la posibilidad de que el
gobierno sostenga esta estrategia cambiaria en los próximos dos años. La
pregunta a dilucidar es si esta política es sostenible ya que implica exacerbar
las presiones inflacionarias.
Tras las elecciones de octubre el Ejecutivo deberá afrontar los crecientes
problemas cambiarios (persistente caída de reservas, brecha creciente y
apreciación cambiaria). Para enfrentarlos, es clave que el gobierno enfrente
dichas dificultades con una política fiscal y monetaria acorde. De lo contrario
las posibilidades de que la corrección cambiaria sea exitosa son escasas, ya que
es necesario coordinar con el resto de las variables macroeconómicas pues un
mayor ritmo de depreciación de la moneda no soluciona los problemas acumulados.
¿Es la gradual mejora de la
competitividad externa una estrategia factible?
A contramano de lo esperado en el marco de la campaña electoral, en los
últimos dos meses la depreciación del tipo de cambio oficial se aceleró
significativamente. En julio el peso se desvalorizó 2,3% entre puntas y en
agosto 3%, es decir, una tasa de 42,5% anualizada. Y el elevado ritmo de ajuste
del tipo de cambio oficial se mantiene en los primeros días de septiembre.
Ante el escenario actual, las perspectivas de depreciación para el
año se elevaron: el tipo de cambio oficial exhibirá una suba cercana al 24,5%
anual, cerrando su cotización por encima de los 6 $/US$ en diciembre.
Creemos que la suba del tipo de cambio en los últimos meses fue una
respuesta deliberada ante la pérdida de valor de la moneda brasileña. La
depreciación en Brasil (15% entre mayo y agosto) hizo que el tipo de cambio real
bilateral con nuestro principal socio comercial se aprecie 13%, poniendo en
riesgo la competitividad de la producción local que tiene como destino principal
a aquel país. Vale destacar que 40% de nuestras exportaciones industriales y más
del 80% de los automóviles se colocan en dicho mercado.
Asimismo, la aceleración de la depreciación del peso obedeció a un menor
excedente de divisas en el mercado oficial. Pese a que la liquidación de dólares
de la agroindustria creció respecto del año pasado, la mayor demanda del resto
de los sectores llevó al BCRA a abandonar en los últimos dos meses la posición
compradora que exhibió entre abril y junio.
Ello estuvo reforzado por la reaparición de tensiones en el tipo de cambio
paralelo. Tras dos meses de relativa estabilidad, las cotizaciones alternativas
volvieron a registrar subas a principios de julio y la brecha cambiaria llegó a
subir 20 p.p. desde el mínimo alcanzado.
Más allá del shock exógeno y de los condicionantes internos que
presionaron el tipo de cambio, existe la duda respecto de si el gobierno
mantendrá dicha estrategia cambiaria de aquí en adelante.
Si el tipo de cambio se incrementa mensualmente por encima de las
tasas de inflación habría una progresiva recuperación de la competitividad
externa de la economía (en la actualidad el tipo de cambio real con el dólar se
encuentra en los niveles de fines de la Convertibilidad).
Asimismo, un mayor incremento del tipo de cambio oficial podría ayudar a
contener la brecha cambiaria y mantener los incentivos a los exportadores para
que liquiden sus saldos en el mercado formal. Simultáneamente, la mayor
competitividad podría apuntalar el resultado fiscal a través de un incremento en
los impuestos aduaneros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario