17 de Septiembre del año 2013 - 1190
Me estoy dando cuenta, cada vez más claramente y con mucha pena, que como decía mi padre, "este país no tiene arreglo". Es decir, lo contrario de lo que he pensado durante los últimos 58 años, movido por un optimismo que era fruto de la ingenuidad de creer que mis coterráneos, especialmente los más jóvenes, de apáticos, egoístas y serviles que son, si fueran debidamente alertados, podrían convertirse en patriotas heroicos, fieles a las enseñanzas tradicionales de la Iglesia o al menos, a la razón y a la ley natural y entrar con entusiasmo en la tarea eminentemente política de rescatar la Patria de manos de la tiranía y de la "dirigencia" corrupta e inepta que monopoliza el poder desde el oficialismo o desde la falsa "oposición".
Basado en ese optimismo ilusorio me he dedicado a recorrer el país hablando y reuniendo gente, a escribir artículos, libros, revistas y desde hace trece años, este periódico en Internet. He formado diversos grupos, dos partidos políticos, me he exprimido el cerebro para encontrar argumentos persuasivos, he fustigado a los que han usurpado el poder durante esos 58 años y no he ahorrado críticas, respetuosas pero increpatorias, contra el clero progresista, semi - progresista, "falsa derecha" o simplemente acomodaticio y desertor que abandona su grey en manos del enemigo, tachas estas que afectan a la totalidad del Episcopado. Siempre tuve la esperanza, optimista hasta el absurdo, de que, a la larga, habría una reacción y que yo podía contribuir a que eso ocurriera con mis actos y escritos, porque creía que la "gente buena" es buena, aunque no se da cuenta de lo indispensable que es militar en defensa de la Justicia , el bien y la verdad, combatiendo a quienes sistemáticamente son injustos, malos y mentirosos. Sin embargo, como dije al principio, me estoy dando cuenta de que estaba equivocado. Ni yo tengo virtud e inteligencia como para decir lo que habría que decir y hacer, ni la "gente buena" es buena. Es decir, yo soy más torpe de lo que me creía y los otros son peores de lo que los imaginaba. Los habitantes de este país (que no es ya la Argentina sino por razones puramente geográficas) son realmente una vergüenza mundial y autores de su propio fracaso como católicos y como seres humanos. Son incapaces de darse cuenta del horror que significa estar bajo la pata de una mujer de dudosas costumbres, títere complaciente de una secta neo - comunista, que nos arruina moral, política y económicamente en forma sistemática, mientras se ríe de nosotros con un desparpajo capaz de ofender hasta al más desaprensivo de los idiotas, pero no a los "argentinos" que la aceptan como "Presidente de la Nación " (cargo que usurpa, como lo he probado varias veces) limitándose a mascullar en privado inofensivas protestas y a hacer chistes de infradotados sobre el asunto. La s burlas y el escarnio de esta mujer serían una deshonra nacional, si es que en este país quedara alguien con honor como para sentirse humillado. No hay. Todos, empezando por las clases más altas, se acomodan en sus pequeñas vidas, dentro de las estrechas paredes de sus menguadas libertades e inexistentes garantías jurídicas, y los de más baja condición cobran sin sonrojo los sobornos que les paga el gobierno, huyen del trabajo y "hacen lío", todo el lío que se les dé la gana, con insolencia creciente, muchos de ellos sin detenerse en los límites del crimen. Los "bien pensantes", se conforman con teorizar más o menos correctamente, pero en las nuebes. Los piadosos, rezan sin importarles lo que pasa alrededor de ellos, ni cuántas almas se pierden por obra del Estado comunizante y ateo que no combaten. Los "caritativos" ayudan a algunos pobres pero no piensan en los millones de pobres a los que no llegan y que están condenados a serlo por la destrucción de las fuentes de riqueza que la tiranía realiza planificadamente. Los defensores de los secuestrados políticos los visitan - ¡lo bien que hacen! - y les dicen lindas palabras, pero los dejan detrás de las rejas, esperando que la tiranía, de puro buena, los libere, aceptando la "concordia" que vanamente le ofrecen. Los mediocres, que son mayoría y no son “ni fu ni fa”, no están de acuerdo con este régimen, pero apoyan a cualquier farsante que se presente como "opositor", sin analizar sus ideas (pésimas en la casi totalidad de los casos), ni recordar sus prontuarios políticos, ni aprender a desconfiar de ellos vistas las muchas traiciones que han cometido en sus carreras de "trepadores" descarados. Abraham, intercediendo ante Dios para salvar a Sodoma de la destrucción, consiguió que la perdonara por amor a diez justos que en ella hubiera. No había, y Sodoma fue arrasada por el fuego (Genésis, 18 - 32 y 19 - 24). Aquí el "opositor" Macri hizo aprobar el "homonomio" en la ciudad de Buenos Aires. Esa política de exaltación del homosexualismo es idéntica a la de la tiranía. Y esa no es más que una de las canalladas políticas que soportamos sin movernos para enfrentarlas como corresponde. No hay ni siquiera diez que lo hagan y no veo señal alguna de que los haya en el futuro. Sólo queda la inocencia de los niños que son víctimas de los mayores pero que, sometidos a un intenso proceso de corrupción, apenas llegan a la adolescencia se hacen iguales a los otros, perdiendo su inocencia. En Sodoma también habría niños inocentes, pero eso no bastó para impedir que el fuego cayera sobre la ciudad culpable. Conclusión: "este país no tiene arreglo". Cosme Beccar Varela |
La presente nota del Dr. Cosme Beccar Varela es publicada en La Misère Porc, por gentileza de su autor.
N de R La Misère Porc:
Cuanta verdad tienen las palabras del Dr. Beccar Varela. Somos muchos los que creemos que sólo un milagro nos puede salvar de la decadencia, la bajeza moral y el escarnio mundial en el que hemos caído, por ser observadores omnicientes.
Que DIOS N.S. se apiade de nuestra ex Nación Argentina.
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