septiembre 16, 2013
El manipuleo al que fue sometido el resultado electoral en Corrientes
es una demostración palpable de la necesidad del gobierno de mantener
una imagen triunfadora para poder preparar la retirada en mejores
condiciones. También podría darse -y hay señales en tal sentido- de que
en vez de una retirada, la Presidente y el núcleo duro que la rodea,
decidan jugarse el todo por el todo y crear una situación tan
conflictiva que justifique definirla como excepcional y que, por lo
tanto, puedan o deban dictarse medidas de emergencia, igualmente
excepcionales. Obviamente, si lo hace, será con el tantas veces
comentado uso de la violencia y la finalidad es dejar de lado un
resultado electoral que resulte adverso. Esto último es lo que sucederá
en octubre, de acuerdo con las últimas encuestas, Cristina conoce esos
números y sabe que si no negocia se verá abrumada por la
ingobernabilidad que no podrá manejar y que, si desea sobrevivir, deberá
modificar substancialmente la orientación de su gobierno.
Al respecto, debemos recordar dos hechos significativos: uno ocurrido tiempo atrás (este verano), cuando enojada por sus diferencias ideológicas con diversos sectores empresarios y con el periodismo, que a ella “nadie le torcerá la mano” y que “el modelo es intocable”. Su conducta posterior demostró el avance de una actitud política cada vez más irreductible mientras desarrollaba un proceso progresivamente alejado de la realidad. Ahora, después de un discurso y otro encontronazo con diversos empresarios, reconoció a puertas cerradas que “es cierto” que algunas cosas podrían cambiar y que no podía desconocer las presiones que “quieren obligarme a adoptar conductas” que no forman parte de su pensamiento. Y para que no quedaran dudas, habló de los empresarios en detalle. Quienes aportaron este pequeño suceso lo hicieron con preocupación pues poco antes le habían expuesto la posibilidad de modificar determinados proyectos y encarar el resultado de las elecciones con menos diferencias públicas.
Fue necesario que la justificada sensación de las PASO confirmaran que sucedería en octubre, para que al menos Cristina ablande su estilo categórico y se muestre en público con formas más simpáticas que incluyan un ablandamiento de las agresiones. Esto se hizo evidente pero duró poco. Las cataratas de tuits así lo demostraron y al pronunciar discursos no pudo con el genio pues no sólo volvió a lo mismo, sino que abordó temas y emitió opiniones tan sorprendentes, que alimentaron las versiones sobre su enfermedad.
Obviamente, día a día disminuyen sus condiciones para encarar una compleja campaña electoral, donde el principal enemigo surgió de sus propias filas lo que permite consignar que “será el peronismo quien la sacará del poder…” Esta realidad es fácil de percibir y quedan por verse las formas en que lo hará. Las circunstancias políticas son tan extrañas que la sorpresa por el taque a su propio candidato en Buenos Aires -Insaurralde- fue agredido por su idea de bajar la edad para el enjuiciamiento de menores delincuentes, un tema que primero fue expuesto por Massa y que la opinión pública recogió con beneplácito. A eso podemos agregar las contradicciones que reúne el nuevo presupuesto general de gastos, que bajó los aportes destinados a la inseguridad, un tema principal por obvias razones harto conocidas. La estrategia del gobierno es ambigua y demuestra un estado de desesperación del que no se sabe como salir. Hace poco sostuvimos que desplegar gendarmes en las zonas más sensibles podría ser beneficioso para la campaña pero el resultado salió al revés.
La gente se percató de esta circunstancia, en la Gendarmería se instaló un malestar derivado de la ausencia de previsiones para atender a los miles de uniformados que quedaron a la deriva, lo que hizo que desde el gobierno se enuncie que ese personal sería retirado dentro de unas semanas. Las críticas surgidas por esta situación alcanzaron los niveles más altos y fueron compartidas hasta por las Fuerzas Armadas, tal como lo conocen nuestros lectores.
¿Qué hará Cristina frente a un escenario político que no podrá controlar? Reticente a enviar al Congreso que todavía domina, un proyecto modificatorio de las misiones que deben atender las organizaciones militares, dejará más desguarnecidas las fronteras, un asunto que no sólo debe inquietarnos a nosotros, sino que es mirado con suma atención por parte de quienes siguen este tema dentro y fuera de nuestras fronteras. Cristina no sopesa lo que ocurre que, además, se relaciona con la presencia de agentes iraníes en la Triple Frontera. ¿Evalúa Cristina lo complejo de este tema que incluso se relaciona con la política interna de Venezuela y Colombia, por citar lo más obvio y cercano? Dejemos la temática de la inexistente política exterior argentina y vayamos a lo que pueda hacer Cristina frente a la palpable realidad de su derrota en octubre Es aquí donde los analistas “hacen agua”.
La Presidente hace poco que asumió este componente que marcará su futuro, pero no lo hizo en su integralidad. Le preocupan sus hijos y por el momento pareciera que rechaza la posibilidad de las acciones judiciales que están en preparación. En el ínterin se organizan a las entidades con seguidores de distintos niveles -por ejemplo, los jóvenes rentados de La Cámpora son diferentes de quienes integran Unidos y Organizados- y analizados hay serias diferencias entre ellos.
Es que el estilo kirchnerista incluye como elemento principal el germen del divisionismo y la imposibilidad de construir andamios políticos desde la Constitución y la orientación hacia el bien público. Cristina, victima de sí misma gira en redondo, pensará en las propuestas de Ernesto Laclau para que siempre elija enemigos para mantener activa la causa partidaria y por cierto, convertirse en víctima para encarar el futuro y tirar por la borda cualquier formula que pueda sortear el calificativo de destituyente.
Al respecto, debemos recordar dos hechos significativos: uno ocurrido tiempo atrás (este verano), cuando enojada por sus diferencias ideológicas con diversos sectores empresarios y con el periodismo, que a ella “nadie le torcerá la mano” y que “el modelo es intocable”. Su conducta posterior demostró el avance de una actitud política cada vez más irreductible mientras desarrollaba un proceso progresivamente alejado de la realidad. Ahora, después de un discurso y otro encontronazo con diversos empresarios, reconoció a puertas cerradas que “es cierto” que algunas cosas podrían cambiar y que no podía desconocer las presiones que “quieren obligarme a adoptar conductas” que no forman parte de su pensamiento. Y para que no quedaran dudas, habló de los empresarios en detalle. Quienes aportaron este pequeño suceso lo hicieron con preocupación pues poco antes le habían expuesto la posibilidad de modificar determinados proyectos y encarar el resultado de las elecciones con menos diferencias públicas.
Fue necesario que la justificada sensación de las PASO confirmaran que sucedería en octubre, para que al menos Cristina ablande su estilo categórico y se muestre en público con formas más simpáticas que incluyan un ablandamiento de las agresiones. Esto se hizo evidente pero duró poco. Las cataratas de tuits así lo demostraron y al pronunciar discursos no pudo con el genio pues no sólo volvió a lo mismo, sino que abordó temas y emitió opiniones tan sorprendentes, que alimentaron las versiones sobre su enfermedad.
Obviamente, día a día disminuyen sus condiciones para encarar una compleja campaña electoral, donde el principal enemigo surgió de sus propias filas lo que permite consignar que “será el peronismo quien la sacará del poder…” Esta realidad es fácil de percibir y quedan por verse las formas en que lo hará. Las circunstancias políticas son tan extrañas que la sorpresa por el taque a su propio candidato en Buenos Aires -Insaurralde- fue agredido por su idea de bajar la edad para el enjuiciamiento de menores delincuentes, un tema que primero fue expuesto por Massa y que la opinión pública recogió con beneplácito. A eso podemos agregar las contradicciones que reúne el nuevo presupuesto general de gastos, que bajó los aportes destinados a la inseguridad, un tema principal por obvias razones harto conocidas. La estrategia del gobierno es ambigua y demuestra un estado de desesperación del que no se sabe como salir. Hace poco sostuvimos que desplegar gendarmes en las zonas más sensibles podría ser beneficioso para la campaña pero el resultado salió al revés.
La gente se percató de esta circunstancia, en la Gendarmería se instaló un malestar derivado de la ausencia de previsiones para atender a los miles de uniformados que quedaron a la deriva, lo que hizo que desde el gobierno se enuncie que ese personal sería retirado dentro de unas semanas. Las críticas surgidas por esta situación alcanzaron los niveles más altos y fueron compartidas hasta por las Fuerzas Armadas, tal como lo conocen nuestros lectores.
¿Qué hará Cristina frente a un escenario político que no podrá controlar? Reticente a enviar al Congreso que todavía domina, un proyecto modificatorio de las misiones que deben atender las organizaciones militares, dejará más desguarnecidas las fronteras, un asunto que no sólo debe inquietarnos a nosotros, sino que es mirado con suma atención por parte de quienes siguen este tema dentro y fuera de nuestras fronteras. Cristina no sopesa lo que ocurre que, además, se relaciona con la presencia de agentes iraníes en la Triple Frontera. ¿Evalúa Cristina lo complejo de este tema que incluso se relaciona con la política interna de Venezuela y Colombia, por citar lo más obvio y cercano? Dejemos la temática de la inexistente política exterior argentina y vayamos a lo que pueda hacer Cristina frente a la palpable realidad de su derrota en octubre Es aquí donde los analistas “hacen agua”.
La Presidente hace poco que asumió este componente que marcará su futuro, pero no lo hizo en su integralidad. Le preocupan sus hijos y por el momento pareciera que rechaza la posibilidad de las acciones judiciales que están en preparación. En el ínterin se organizan a las entidades con seguidores de distintos niveles -por ejemplo, los jóvenes rentados de La Cámpora son diferentes de quienes integran Unidos y Organizados- y analizados hay serias diferencias entre ellos.
Es que el estilo kirchnerista incluye como elemento principal el germen del divisionismo y la imposibilidad de construir andamios políticos desde la Constitución y la orientación hacia el bien público. Cristina, victima de sí misma gira en redondo, pensará en las propuestas de Ernesto Laclau para que siempre elija enemigos para mantener activa la causa partidaria y por cierto, convertirse en víctima para encarar el futuro y tirar por la borda cualquier formula que pueda sortear el calificativo de destituyente.
Dr. Carlos Manuel Acuña
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