Domingo 01 de septiembre de 2013
Realismo trágico (en dos minutos)
Por Diego Sehinkman | Para LA NACION
Y así fue como un día, uno de los eunucos del reino recuperó lo que hay que tener
y le dijo al oído a la Señora: "O cambiás o te cambian". La tuteó, todo un
shock. Dicen que después, para terminar de sacudirla, no le acercó un caracol
para que oiga el ruido del mar, sino una urna (electoral), para que escuche a
Alfonsina Storni:
-Lo mío no tenía cura. Lo tuyo, sí. No te ahogues en soberbia.Con el agua a la rodilla y la falda negra empapada, la Señora decidió dar media vuelta y regresar a la playa del sentido común. En buena hora.
Al día siguiente de la charla con el eunuco y Alfonsina, empezaron los milagros.
Primer milagro: por cadena nacional, la Presidenta elevó ¿el piso de ganancias? No, la mirada. Por primera vez, miró a cámara, a los televidentes, a la ciudadanía. En la conferencia en la que anunció el pago a los holdouts , Cristina se dirigió a todos. En vez de transformarnos en espectadores de una fiesta privada con aplaudidores y globos autoinflados, en esta ocasión algún semiólogo militante se iluminó: "Que mire a cámara y haga contacto visual con el pueblo" (ahora se entiende para qué sacaron a Colón; para descubrir América ellos).
Segundo milagro: la presencia menos pensada. La Argentina es un país donde en mayo se habla sobre la Gendarmería entrando a Clarín y en agosto de Echegaray entrando a TN (hasta la hacienda baguala cae al jagüel de Magnetto con la seca).
Tercer milagro: fueron eximidos del pago de ganancias los salarios inferiores a los 15.000 pesos y redujeron un 20% la carga de los que cobran entre 15.000 y 25.000.
Eso sí, en los recibos de sueldo, donde iba desagregado el ítem "Ganancias", dirá "beneficio del Poder Ejecutivo". ¿No era mejor profundizar el modelo y poner "lo que Cristina te regala este mes?" (pensar que cuando Ruckauf distribuyó en la provincia zapatillas firmadas por él creíamos haberlo visto todo).
Cuarto milagro: sincronizaron su agenda con la agenda de la gente. Ahora, Insaurralde y Scioli peregrinan por los medios contando cómo avanza el armado de las policías municipales (hasta que Massa no le apoyó una lista propia en la cabeza y le dijo: "Quedate quietita y dame 3 millones de votos", Cristina creía que la inseguridad era una sensación).
Quinto milagro: modificaron su discurso "progre" acerca de que el delito se combate básicamente cambiando los indicadores sociales. Mientras que en su primera aparición pública luego de la derrota, la Presidenta había hablado despectivamente de "camaritas" en referencia al caballito de batalla del intendente de Tigre, hoy Scioli e Insaurralde no dejan de mencionar cuántas instalaron (el Gobierno se apropió del discurso de las cámaras más rápido que del papa Francisco).
Pero cuando este redactor se ilusionaba con que el sentido de supervivencia de la Presidenta había superado su narcisismo, las noticias lo advirtieron de una recaída: en un acto realizado en Berazategui, mientras se escribía esta columna, la Presidenta trazó un paralelismo entre las "balas de plomo" que derrocaron a Perón y las "balas de tinta" que amenazan a "gobiernos populares" e intentan "implantar ideas extranjeras".
¿Y ahora cómo explicar la mirada amena a cámara, los invitados a TN, el amago de racionalidad y el contacto con la Tierra?
Recuerda este periodista cuando Diana Conti dijo en la sección "Políticos en terapia" de este diario: "El proyecto kirchnerista es intransigente respecto de sus paradigmas. O sea, preferimos perder una elección a transigir".
Diana Conti, guiñando un ojo, hoy nos estaría diciendo: "Se ilusionaron con el veranito de San Juan. Y nosotros somos Santa Rosa".
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