miércoles, 9 de octubre de 2013

Salud de CFK: se multiplican las sospechas





octubre 9, 2013
 
 
 
 
By
 
 La crisis de salud de CFK instaló un clima de sospechas que el gobierno está alimentando con su extraña conducta. Una vez más, ante una cuestión de innegable interés público, como es la salud de la jefa de Estado, el kirchnerismo optó por manejar la información con los criterios que se utilizaban en la Unión Soviética. Claro que también habría una fuerte influencia de la política caribeña. Por ejemplo, hasta hoy y a cuatro días de que la presidente ingresara a la Fundación Favaloro, no se publicó todavía el decreto por el cual ésta delega en Amado Boudou el ejercicio de la presidencia. El artículo 88 de la Constitución Nacional sostiene: “En caso de enfermedad, ausencia de la Capital, muerte, renuncia o destitución del Presidente, el Poder Ejecutivo será ejercido por el vicepresidente de la Nación”. Pero algunos juristas del oficialismo ya desarrollaron una creativa interpretación en el sentido de que “Cristina puede tomar licencia sin necesidad de delegar las facultades”.

 Una nota publicada por Télam el domingo reproduce la tesis del constitucionalista en estos términos: “El abogado constitucionalista Roberto Boico explicó que la Presidenta puede mantener las facultades de su investidura porque “el reposo es por prescripción médica y no por enfermedad. La presidenta Cristina Fernández de Kirchner puede tomar licencia por indicación médica y no por eso delegar facultades de su investidura, lo que sólo podría hacer a través de un decreto que lleve su firma, conforme lo establece el artículo 88 de la Constitución Nacional”, explicó Boico. El cable continúa diciendo: “En este caso concreto, como no hay incapacidad ostensible para que la Presidenta ejerza sus funciones, porque el reposo es por prescripción médica y no por enfermedad, no hay delegación de facultades”. 

“La decisión de delegar facultades es una decisión que debe tomar la primera mandataria por propia voluntad” agregó Boico, “porque no existe en este caso una causal como para que exista una auténtica delegación de facultades”. El artículo 88 de la Constitución Nacional establece que para delegar facultades la Presidenta debería tomarse licencia y dictar un decreto en el que delegue las facultades propias de su investidura al vicepresidente, dijo. El constitucionalista indicó asimismo que “en este caso en particular, como no hay tal decreto, no existe una auténtica delegación de facultades”. Según dijo, en este caso el vicepresidente cumple solamente funciones “protocolares”, como es encabezar un acto o una reunión, pero no asume las funciones presidenciales, porque para eso “debería estar impedida notoriamente la Presidenta” (http://www.telam.com.ar/notas/201310/35551-cristina-puede-tomar-licencia-sin-necesidad-de-delegar-las-facultades.html).

Esta disparatada teoría según la cual el reposo luego de una operación en el cerebro no debe ser considerado como reposo por enfermedad, no resiste la confrontación con el sentido común. Pero Boico parece acertar en cuanto a que, en tanto no aparezca el decreto con la licencia y la delegación, esta última no existiría. En este caso, Boudou sería en realidad una especie de maestro de ceremonias.
En relación a la duración de la licencia, la información que se difunde habla de “al menos 20 días”. Pero al no aparecer el decreto, estamos frente a una situación insólita. El plazo de la licencia pasó a ser también un secreto de Estado, lo que alimenta, y con todo derecho, suspicacias de distinto tipo.

Y como ya ocurrió en anteriores internaciones presidenciales, el gobierno hizo que los partes médicos dejen de serlo. El Secretario de Comunicación Alfredo Scoccimarro es el encargado de informar sobre la salud presidencial y lo hace sin dar información médica y remitiéndose a sostener “la operación fue satisfactoria”. En cualquier democracia, los médicos a cargo del tema dan un parte médico real y aceptan preguntas de los periodistas. Pero ayer no sólo el parte médico de Cristina pasó a ser también secreto de Estado sino que distintas fuentes reconocieron que ella, recién recuperada de la operación, les ordenó a varios funcionarios que la visitaron que no hablaran con la prensa. Las preguntas son obvias: ¿Por qué tanto secreto? ¿Qué trata de ocultar el gobierno?

Amado, pero no tanto

 

Los primeros pasos de Boudou a cargo del Ejecutivo también se vieron envueltos por el clima de tensión y su consecuencia, las sospechas. El vicepresidente apareció ayer en un acto público flanqueado por Carlos Zannini, en un claro mensaje de que el poder está en realidad en manos de este último.

El Ministro del Interior Florencio Randazzo, que no se lleva bien con Boudou, hizo ayer su propio aporte a que se multipliquen las suspicacias al decir: “No hay ninguna duda sobre la figura del vicepresidente”.

Intentar descifrar las señales que surgen del muro de silencio levantado por el gobierno no es una tarea fácil. Es evidente que la Casa Rosada está escondiendo información médica, lo que vale tanto para el caso de que el cuadro sea peor o mejor que lo que se dice. En el primer caso, se intentaría evitar que se instale la idea de una renuncia por razones de salud. En la segunda -la más probable- se está siguiendo un plan que tal vez tenga distintas etapas. Para empezar, victimizar a la presidente para recuperar votos, siguiendo con un operativo clamor para que ella retorne rápido a la Casa Rosada, ante el riesgo de ingobernabilidad que podría acarrear la continuidad de Boudou al mando durante varios meses. 

Un tercer capítulo podría ser más ambicioso y tendería a una especie de autogolpe, es decir, concentrar aún más poder en Balcarce 50 para enfrentar el desborde de la variables económicas y las tensiones sociales que se desatarían después del 27. El paradigma del kirchnerismo, el régimen bolivariano de Venezuela, acaba de retomar ese camino, ya que Nicolás Maduro le reclama ahora al Congreso que le delegue poderes extraordinarios para combatir la corrupción y el sabotaje económico.

No hay comentarios:

Publicar un comentario