Por Enrique Guillermo Avogadro
“Nuestros representantes actuales gustan de
marcar que la corrupción es un hecho imposible de evitar. Quien no acepta el
negocio no es apto para participar del verdadero mundo del poder. Y además se
convierte en una molestia”. Julio Bárbaro
Han comenzado a filtrarse, desde el profuso círculo
médico que ha atendido a la señora Presidente desde que asumió su mandato,
algunos detalles mucho más impresionantes que la pretendida trepanación de
cráneo que fue la versión oficial de la causa de la última internación. Quien
mejor ha acompañado este proceso es, obviamente, el Dr. Nelson Castro que,
además de médico y periodista, ha investigado en forma exhaustiva el tema de la
salud de los presidentes y vices argentinos. Con su habitual y mesurado estilo,
ha descripto con precisión cuanto ha sucedido, pero no garantizó la veracidad de
la información suministrada por la Casa Rosada.
He hecho consultas al respecto, y cirujanos de altísimo
prestigio y enorme trayectoria me han asegurado que es prácticamente imposible
que, después de una operación craneana como la que, en teoría, se practicó a la
señora de Kirchner, el alta médica se otorgue con tal velocidad, ya que hubiera
debido permanecer, en terapia intensiva y en observación, al menos quince días.
Algo de cierto debe haber en lo que me dicen, ya que Lancha y Abalito
tuvieron que recular en chancletas después de informar que la viuda
reaparecería en escena a los tres días.
La verdadera razón, entonces, podría ser –en términos
físicos- la arritmia cardíaca cuya existencia ha trascendido y que, además,
sería la causa de los habituales desmayos y caídas presidenciales. El periodista
mejor informado de la Argentina, en un imprescindible boletín privado, contó
esta semana que Cristina se presenta ya en público con un colaborador que, en
las cercanías, porta un desfibrilador. Todo ello, en el fondo, tampoco reviste
demasiada gravedad, ya que podría ser solucionado, rápidamente, con la
implantación de un marcapasos, que el progreso de la ingeniería médica permite
que sea colocado bajo la piel.
En cambio, lo realmente preocupante es la confirmación
de su padecimiento del “mal de Pick”, que anuncié el 2 de enero de 2013 en una
nota que puede verse en mi blog, titulada “La Nariz”. Una sencilla búsqueda en
Internet permitirá a los interesados entender por qué este tema es en verdad
grave, sobre todo por la descripción de los progresos de esa enfermedad mental y
el deterioro que implican sobre el cerebro de quienes lo
sufren.
Resulta clara la razón por la cual el Gobierno no ha
efectuado mención alguna al tema, tanto por los efectos electorales que
produciría reconocer que la única y concentrada líder del “modelo” es, en
realidad, alguien incapaz de continuar ejerciendo tan alto cargo, cuanto por las
implicancias institucionales que acarrearía ese conocimiento sobre los dos
últimos años de mandato presidencial. O, si se quiere, a la misma voluntad de la
viuda de Kirchner de huir para evitar pagar la cuenta de esta década malversada
y perdida ya que, descarto, no querrá desactivar algunas de las minas que está
dejando armadas para el próximo gobierno.
Seguramente, la afección debe haberse complicado aún más
con el vergonzoso golazo en contra que Juancito Cabandié acaba de infligir al
equipo del ¿Frente para la Qué?. No ha bastado el despegue de la responsabilidad
política que, rápidamente, ejercieron Martín Insaurralde y Daniel Filmus para
compensar el daño que este niñato prepotente ha producido en el futuro marcador
del partido que se disputará el próximo domingo 27.
Tanto el propio candidato a Diputado nacional por la
Ciudad, con sus idas y vueltas para disculparse, como el Intendente de Lomas de
Zamora, que ofreció a la inspectora despedida su reincorporación y, a la vez,
echó al Director de Tránsito municipal, han sido contratados por Kolynos
Massa como jefes de su campaña electoral, ya que permiten que el tema
permanezca en las pantallas y primeras planas de todo el país.
Todavía mayor, porque ha traído a la memoria los
luctuosos crímenes de Once y Castelar, será la repercusión –medida en daño
electoral- de lo sucedido ayer, nuevamente en el Ferrocarril Sarmiento, tal vez
el más emblemático en la sociedad criminal que mantuvo don Néstor (q.e.p.d.), a
través de Jaimito, con los concesionarios de los trenes urbanos. Aquí, la
frase con que terminaré esta nota adquiere su verdadera importancia.
En otro orden de cosas, todavía más grave, si cabe, es
la violencia que se ha reinstalado en la sociedad argentina, de la mano de los
barras bravas de los clubs de fútbol, ponderados públicamente por la Presidente,
y de los narcotraficantes, que ya han comenzado a transformar a la Argentina en
un espejo de México o Venezuela. Si no asumimos ya mismo el problema, y no le
ponemos coto, en poco tiempo más contaremos los muertos por miles, como sucede
en la nación azteca y en el “paraíso” bolivariano. La obvia complicidad del
Gobierno, probada por la forzada desprotección de nuestras fronteras y por la
falta de radarización (tema al cual Anímal Fernández, siendo nada menos
que Jefe de Gabinete, le restó toda importancia), preanuncia cuánto se agravarán
estas situaciones –letales para cualquier país- en los dos años que restan del
reinado K.
Rosario, que ha recuperado su fama de “la Chicago
argentina” en recuerdo de aquélla que, en Estados Unidos, fue tan afectada
por las bandas mafiosas, ya ha batido todos los records en materia de asesinatos
de chicos, “soldados” de los narcos, no es más que una muestra de anticipación.
Por otra parte, los balazos a la casa del Gobernador de Santa Fe o los hondazos
–que pudieron ser infinitamente más graves- a Massa en La Matanza, o el caos
provocado por los seguidores de un barra muerto a tiros en Munro en su entierro,
deberían decirnos qué sucederá si no actuamos ya.
Para concluir, un anuncio y un pedido. El Frente Cívico
y Social, al cual adelanto no pertenezco, presentó un proyecto de ley para
establecer una Comisión Anticorrupción; he ofrecido mi colaboración a la misma
–que aún no ha sido aceptada- y pido a quienes queremos otra Argentina, que sólo
será posible si actuamos, se incorporen a esta iniciativa. Usted, lector, sabe
cuánto he escrito sobre este tema y qué propuestas (juicio de residencia, por
ejemplo) he formulado para combatir este flagelo; además, siempre puede ingresar
a http://egavogadro.blogspot.com.ar, donde todo se
encuentra publicado.
Esta misma semana, una ONG, Contadores Forenses,
presentará a la Justicia un informe que ratifica todo y cuanto he dicho en estas
notas respecto al vaciamiento de YPF, realizado por los Ezkenazi –socios y
testaferros de Kirchner- y Repsol, a partir de la “venta” del 25% de las
acciones de la petrolera a la familia “dueña” del Banco de Santa Cruz; ese
accionar fue la causa fundamental de la crisis energética por la que atraviesa
la Argentina, que deriva en la necesidad de importar US$ 13,000 millones de
dólares por año en combustibles y, a su vez, es la razón primigenia de la
inflación que soportamos.
La corrupción se
vincula a la indispensable independencia del Poder Judicial, a la transparencia
de los debates legislativos, a la honestidad policial y, sobre todo, a la
probidad del funcionariado, pero también evitará la esencial e indispensable
complicidad de los empresarios. Terminar con ella implicará que los fondos que
hoy acaban en los bolsillos de quienes pueblan Puerto Madero y los distintos
countries que rodean a las capitales de todo el país lleguen a la vivienda, a la
salud, a la educación, a la seguridad, a la infraestructura que todos
necesitamos. No hay que olvidar, nunca, que LA CORRUPCIÓN
MATA.
Enrique Guillermo Avogadro
Bs.As., 20 Oct
13
La presente nota del Dr. Enrique Guillermo Avogadro es publicada en La Misère Porc, por gentileza de su autor.
Enrique Guillermo Avogadro
Abogado
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