lunes, 14 de octubre de 2013

Lázaro Báez contraataca (La desvergüenza total de los KKs)





octubre 14, 2013
 
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 Desde su diario Prensa Libre, el empresario intenta invalidar las declaraciones de Leonardo Fariña en el programa de Jorge Lanata y acusarlo a éste en la justicia.

LAS CÁMARAS NO OCULTAS A FARIÑA

Vergüenza es Lanata

(Prensa Libre).- La “investigación”, término que le queda enorme a la paupérrima labor periodística que el ladero de Magneto puso al aire el 14 de abril, volvió a tener un duro revés en las últimas horas, tras que el programa de espectáculos “Intrusos” mostrara algunos fragmentos del material que desde hace ya varios meses, y con insistencia, vienen solicitando los abogados del empresario riogalleguense Lázaro Báez.

Se trata del material “en crudo” de lo que en todo momento este diario definió como “cámaras no ocultas” que fueron el único sustento que el periodista tuvo para denunciar la existencia de una colosal red de lavado de dinero proveniente de la obra pública.

Luego de que estallara el escándalo que no se privó de centrarse en la escena farandulesca, y en el que el propio Lanata, fundador de medios como Página 12 y escritor de libros de historia -sencillos de digerir- le dio un certero disparo al periodismo de investigación, los abogados del empresario santacruceño habían solicitado, tanto a Artear como a la productora de PPT que entregara el material en crudo de las presuntas cámaras ocultas.

Aunque reticentes, tiempo después esto fue aportado a la Justicia, evidentemente editado, por cuanto hace dos semanas, los letrados presentaron al juez Casanello un escrito en el que solicitaban se allanen las oficinas de la productora y Canal 13, con el objetivo de dar con el material.

Ante esto, finalmente Lanata aportó los videos, -no así la cámara a Federico Elaskar ni los documentos truchos que mostró por TV- y si bien no lo hizo en su totalidad, lo que allí se ve, evidencia claramente la puesta en escena montada por el periodista del monopolio que negoció con la dictadura, cuyo ajuste al ejercicio periodístico es directamente proporcional a su respeto por la democracia.

No es para menos. Las partes que el periodista no muestra son aquellas en las que el propio Fariña le explica, ya en su segundo encuentro de abril de este año, que todo lo que le había contado tiempo atrás no servía para poner al aire porque no eran más que una serie de mentiras que había inventado para reivindicarse como un hombre de “negocios”  ligado al “poder”.

Aún pese a esta advertencia clave, el ladero del Grupo Clarín decide emitir el programa y dar marcha a un tren de fabulaciones que descarriló con las desmentidas de todos los denunciantes, y junto a los referentes más retrógrados de la oposición al Gobierno, que terminaron haciendo un papelón para quedar bien con el poder mediático concentrado, recalcitrante, impúdico y sin ninguna duda ya… mentiroso.

En los pasajes que ayer mostró el periodista de espectáculos Luis Ventura, se puede apreciar como desde el minuto cero, la ficción inicia con una invención, esa cámara que intentó demostrar ser oculta entre las ropas de un segundón de Lanata y bordes sombreados de una mesa, no era más que otro acto payasesco del circo mediático.

Es que, en el material entregado se puede ver como la producción del programa había colocado al menos dos cámaras más en las esquinas de la habitación, todas con sus respectivos trípodes e incluso reflectores en alto. Sería de estúpidos creer que alguien podría no darse cuenta de que está siendo objeto de una filmación en esas condiciones. A esta deducción podría llegar cualquier ciudadano de a pie, pero al parecer Lanata proyecta en su público a su propia personalidad y como él es un sujeto que actúa a ciegas y de rodillas ante lo que Magneto le manda, entonces su público actuara de la misma forma con su contenido “periodístico”. No estaba equivocado, la mentira surtió efecto, el caso llegó a todos los rincones de la patria, enfadó, enervó los ánimos de muchos argentinos, indignó, lastimó a inocentes y aún sigue rebotando.

“Yo te puedo armar el itinerario completo de dónde vos tenés que ir”, le dice Fariña a Lanata en off the record, es decir, mientras se ponían de acuerdo con el modo en el que debía seguir la ingeniería de la parafernalia.

“Yo no tengo problema en ayudarte a componer tu imagen y que se yo, pero veamos cómo armarlo y le pido a alguien del equipo que se ponga a laburar con vos”, le dice Lanata luego y antes de que el propio Fariña le dijera en la cara por qué le estaba mintiendo. “Yo tengo un punto acá y vamos a ver si podemos armar algo. MI PROBLEMA NO VIENE CON LÁZARO, mi problema viene con una persona que se llama Carlos Molinari, que fue la que a mí me estafó”, le dijo Fariña sobre el hombre que pagó su fastuoso casamiento fantasma.

Pero la sonsera de estos dos impresen-tables va más allá incluso, ya que previo a hacerse los que filmaban una cámara oculta, Fariña aclara que “lo que me gustó de la idea de él (señalando al que tenía la camarita en el pecho) fue armar un perfil mío, y si en el rebote pasa algo, yo avise”. “A mí lo que me interesa es hacer una nota demostrando que tengo un estilo empresarial” Entonces “yo quiero armar algo para quedar bien posicionado, otra, para mostrar que no soy pobre”, asegura el genio de los negocios negros devenido a linyera mediático. “¿Tu idea es hacer un informe para demostrar la realidad de lo que sería la red de lavado del Estado? Yo te puedo dar una mano con dos condiciones, aparecer y que me des una mano para reivindicarme” le pide, a lo que el acolito de Magneto responde “Esta bien, veamos cómo se puede armar”.

Pero la charla desopilante entre dos tipos lo suficientemente ególatras como para creer que su mentira jamás sería puesta al descubierto continua cuando Fariña le advierte: “Si tu intención es voltear el sistema y querés que ganemos algo los dos, vamos hablar de qué es lo que quiere tu grupo y cómo podemos hacer” a lo que Lanata responde, ancho y en tono de guapo: “A mi el grupo me la pela en fila, el grupo, la radio, el diario”.

Así las cosas, el fraude a los televidentes fue gigantesco. Lanata compró la ficción que Fariña le ofreció. Pasmado en la embestida que sus jefes mantienen con el Gobierno nacional y obnubilado con los 300 mil dórales que recibiría por mes por poner su granito de arena para voltear a Cristina, no vio que lo que le decía el pibe del rodete no era más que la lectura desprolija de las enfermizas denuncias públicas que desde hace años viene pronunciando la más que devaluada “Lilita” Carrió, sobre quien desde hoy pesa un pedido de “asistencia psiquiátrica” realizado por un Senador de la Nación.

¿Quién podría poner negocios a cargo de Fariña? ¿Quién sería capaz de llevar en viajes bolsos de dinero que se pesa y no se cuenta? ¿Quién puede ser tan estúpido? ¿Si este material comprometedor es lo único que el monopolio se animó a entregarle a la Justicia, cuan vergonzoso será el resto?

A ver, para poner en claro las cosas: Clarín es el titiritero que desde hace décadas mueve los hilos de cuanto gobierno haya asomado la cabeza. Manejó jueces a su gusto, la Justicia hoy le teme y por eso bloquea procesos de estricto perfil social como la Ley de Medios, le temen las marionetas de la oposición y los empresarios y le temen precisamente porque el poder de Clarín reside en la eficacia de su sistemático ardid para infundir temor a la población a través de su propaganda económica disfrazada de periodismo veraz e independiente.

“El Gobierno nacional es tirano, nazi, estamos en un régimen, en una dictadura, la Presidenta está loca, enferma de poder, el país se cae del mundo”, violencia, violencia y miedo, la dupla perfecta para dominar a las masas.

Es por ello que no es difícil entender por qué un hombre que ellos mismos presentaron como la célula del lavado de dinero con conexiones internacionales no haya podido siquiera lograr que un juez tomara su demanda penal por calumnias contra Fariña y Elaskar, o que se llamase a declarar al escribano de Carrió que certificó los dichos de otro arrepentido que dijo haber visto cómo se contaban 7 millones de dólares en una mesa.

Cuenta una vieja historia sobre las mentiras que una mujer fue a ver a un cura para confesar que había desparramado un chisme. El cura le pidió entonces que vaya su casa y en la ventana rompiera un almohadón de plumas. La mujer lo hizo y al día siguiente fue a ver nuevamente al sacerdote. Aún así, este le dijo que no podía perdonar su pecado y que lo que debía hacer era juntar una a una las plumas que se volaron porque ese había sido el efecto de su mentira, se había propagado y ya nadie podía frenarla.

En la política es igual, las operaciones mediáticas son la estrategia, en reemplazo absoluto de la política a la que Clarín desprecia sin escrúpulos, con un ideario avaro de la cosa pública.

Hay un libro en camino, de otro gran periodista e investigador como Daniel  Santoro, del que nos preguntamos… ¿reflejará todas estas mentiras y falsedades?.

La información es un derecho, pero a Lanata eso ya no le importa. Lanata no es un empleado más, es una herramienta funcional a la imprenta más grande de la Argentina cuyos fines fueron siempre inconfesables. Hay sobradas muestras para interpretar que Jorge Lanata es un fantoche del monopolio mediático que no acepta un país que no sea sectario porque entonces hay menos para repartir. Por suerte, la mentira siempre se descubre, a veces más temprano que tarde y deja a la intemperie a los responsables, ante la mirada pública que merece disculpas. Por lo general estas nunca llegan cuando el daño fue adrede, lo que resulta una lástima porque vergüenza no es pedirlas, vergüenza es Lanata.

N de R La Misère Porc:

¿Prensa Libre? ...SIN PALABRAS

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