martes, 15 de octubre de 2013

Las andanzas de Cabandié e Insaurralde: un collar de melones para el postoperatorio de CFK





octubre 15, 2013
 
 
 
 
 
 Como es lógico, todos nos preguntamos qué pensará la presidente, que se encuentra en estricto reposo, del episodio que tuvo como protagonistas a Juan Cabandié, Martín Insaurralde y la despedida inspectora de tránsito de Lomas de Zamora Belén Mosquera. Cabe suponer que la jefa de Estado está al tanto de lo hecho por los dos candidatos que son su esperanza para remontar el resultado de las primarias del 11 de agosto. Por ejemplo, que las mentiras sucesivas de Cabandié sobre su entredicho con Mosquera cuando detectó que él no tenía el seguro de su auto en orden fueron seguidas por la arbitrariedad del intendente lomense, que dispuso el cese del contrato de aquélla. 

La joven ex inspectora de 22 años está inscripta como monotributista y no hay que descartar que ahora Ricardo Echegaray inicie una persecución política en su contra. Lo cierto es que aquella fue ofendida e insultada cuando cumplía su deber y encima fue echada de su trabajo. Ahora deberá rebuscárselas, haciendo changas en la verdulería de su madre. Pero le costará vender, debido a los altos precios que registran esos productos por las “heladas destituyentes” que castigaron a muchas provincias.

Lo de Cabandié es muy grave. Presionó a Mosquera con su condición de hijo de desaparecidos, como si esto le diera derecho a bastardear a la gente y encima dijo que lo llamó al Subsecretario de Seguridad bonaerense Martín Arias Duval, un hombre de León Arslanián. Pero en su programa, Jorge Lanata mostró otra parte del video que se refiere a Insaurralde, ya que el episodio ocurrió en Lomas de Zamora. La verdad objetiva es aún más grave: Insaurralde cesanteó a la agente, es decir, le aplicó a la inspectora el “correctivo” que exigía el legislador porteño como castigo por haberle exigido la póliza del seguro de su auto.

Un panorama complicado

 

En tanto, la presidente, tal como le exigieron los médicos, debe seguir un estricto reposo. Si algo quedó en claro es que, en medio de la escasa información sobre su salud, los medios empezaron a difundir que no se conoce la causa de su arritmia. Es significativo que ayer el matutino Clarín publicara en su tapa una nota que dice que no sólo las adolescentes sufren la anorexia y pone como síntomas de esa enfermedad: hipotensión, hiperactividad, gimnasia para bajar de peso, carácter irritable y aislamiento social. Todas características que en los últimos tiempos se advierten en nuestra presidente, al margen del golpe y el hematoma posterior. 

Un cuadro compatible con otro mal que ella padece, el síndrome de Moria, muy parecido al síndrome de Pick, que produce desinhibición, histrionismo y humor procaz. Algo que suele usar últimamente CFK en las teleconferencias, de las cuales estará ausente por dos meses. Antes de su última interacción, los síntomas el síndrome de Moria se hicieron ver el viernes 4 de este mes, cuando inauguró por tercera vez el hospital de la Matanza, adonde concurrió con pantalones elastizados.

 Y también en la segunda parte del reportaje con Jorge Rial,  en el que se mostró más autorreferencial que nunca, poniendo en evidencia que la realidad es para ella lo que ella quiere ver reflejado, cuestión que evoca el síndrome de hubris. Este panorama incluye entonces varios golpes y un hematoma, contemporáneos con varios síndromes psiquiátricos comentados, que le dificultarían la percepción de la realidad.

 Esto no implica en lo más mínimo que no sea responsable por sus actos. En este orden de cosas, su recuperación corre contra el reloj de la realidad económica, que amenaza con llevarse puesto su gobierno.

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