martes, 1 de octubre de 2013

La polarización entre cristinismo y massismo desplaza a los terceros





octubre 1, 2013
 
 
 
 
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Ayer la cúpula del PJ se reunió bajo la presidencia de Daniel Scioli y, aunque es poco lo que trascendió de la reunión, una de las conclusiones es obvia: hasta el 27 de octubre no hay margen para manifestar ninguna diferencia con la Casa Rosada. La pregunta que se impone es qué margen habrá después para la discusión. 

Con sus reuniones, Scioli, Jorge Capitanich (Chaco), Gildo Insfrán (Formosa), Juan Manuel Urtubey (Salta), Lucia Corpacci (Catamarca), Eduardo Fellner (Jujuy), Luis Beder Herrera (La Rioja) y Oscar Jorge (La Pampa) intentarían revitalizar al PJ sin chocar frontalmente con el cristinismo, para ir construyendo una barrera que contenga el crecimiento de Massa. Pero estos tanteos chocan contra un factor casi incontrolable: la velocidad de los hechos. Y el temor en el “PJ institucional” es que después de los comicios, la expansión de aquél sea imparable.

A un mes de las elecciones, el proceso de polarización entre CFK y Sergio Massa amenaza con dejar sin espacio a los terceros. La apertura que el tigrense inició la semana pasada con Carlos Reutemann no es una jugada aislada. También estarían avanzando sus conversaciones con el salteño Juan Carlos Romero, que apuesta a renovar en octubre su banca de senador nacional derrotando a Rodolfo Urtubey, hermano del gobernador salteño. Massa y Juan Manuel Urtubey fueron miembros del sub 45 formado hace tres años y se pensaba en una alianza. Pero hay quienes le aconsejan al primero que apuntale a Romero, ya que no tiene ambiciones presidenciales, en tanto que Urtubey sí. El misionero Ramón Puerta, que renovaría su banca de diputado nacional en octubre, habría tendido lazos con el tigrense, pese a su vieja amistad con Mauricio Macri. 

En la Patagonia, el resurgido Mario Das Neves parece convertirse en el centro de referencia del massismo austral. Que los dirigentes del desaparecido Peronismo Federal confluyan en Tigre era previsible. Pero los contactos, por ahora discretos, incluyen ahora al gobernador ultra k de Tucumán José Alperovich y al zigzagueante José Luis Gioja, que viene de sufrir en San Juan una seria derrota en las primarias ante una coalición impulsada por los Rodríguez Saá. Esta rápida mutación del mapa político se proyecta también sobre la UCR.

 Previendo que Julio Cobos puede llegar a convertirse en un presidenciable promisorio para la UCR en el 2015, Massa se esmera en impulsar el crecimiento del intendente de San Isidro, Gustavo Posse. Esto a pesar de que su cuñado Sebastián Galmarini y su suegra Marcela Durrieu -candidatos massistas a senador provincial por la primera sección y a concejal por San Isidro respectivamente, intentan socavar a Posse pensando en quedarse con la intendencia en el 2015.
La fuerza centrípeta del Frente Renovador excluye, al menos por ahora, a los perdedores del esquema peronista anti-k, los hermanos Rodríguez Saá, Gerónimo “Momo” Venegas y Francisco de Narváez, que se encontrarían en serias dificultades para encontrar un nuevo espacio de cara al 2015.

El polo del poder 

 

Este conglomerado heterogéneo que se va formando en torno a Massa deja muy poco margen para la construcción de un espacio intermedio entre él y el cristinismo, que es el que podría ocupar Scioli. La creciente polarización entre el intendente de Tigre y la presidente se ve reforzada por la tendencia a que los halcones del cristinismo terminen, una vez más, fijando el rumbo político. No es un secreto que tanto el ministro del interior Florencio Randazzo como el presidente de la cámara de diputados Julián Domínguez, ambos palomas, se inclinarían por negociar no sólo con Scioli sino hasta con Massa. 

Durante la campaña para las recientes primarias, Randazzo le hizo llegar a este último mensajes amigables y garantías de que desde su cartera no se impulsarían maniobras fraudulentas. Domínguez, por su parte, quiere ser gobernador de Buenos Aires pero ahora cuida cada uno de sus movimientos. Es que el ultracristinismo sospecha que, en caso de crisis institucional, también tendría ambiciones de ser presidente interino ya que, según la ley de acefalía, le correspondería asumir transitoriamente después de Amado Boudou y Beatriz Rojkés de Alperovich.

Así es que el núcleo duro que rodea a la presidente, encabezado por Carlos Zannini, Carlos Parrilli, Diana Conti, Carlos Kunkel, Andrés Larroque y Sergio Berni, ya trabaja para después de octubre en el lanzamiento como presidenciable del gobernador entrerriano Sergio Urribarri. El apuro existe porque, con un candidato en la pista, al gobierno se le haría más fácil sostener que habrá continuidad y convencer a la tropa de que no deserte.

 Las expectativas de crecimiento de Urribarri tal vez no sean muy altas, pero con el respaldo de los resortes económicos del Estado nacional -algo que Massa no tiene- puede darle al cristinismo una expectativa razonable: aspirar a alrededor de 20 puntos y tal vez alcanzar un ballotage que no podría ganar, pero que le permitiría consolidar importantes bloques de legisladores en todo el país y hasta quedarse con algunas gobernaciones.



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