junio 1, 2013
By Enrique Piragini
Si la quisiera -lo que no es cierto-, le aconsejaría que afloje un poquito con tanta soberbia.
Pero como es una abyecta obcecada recalcitrante, mejor dejarla que siga hundiéndose en la ciénaga que ella misma se ocupó de regar y engrandecer.
Escupiendo al cielo se la oyó clamar por Justicia, olvidándose que si los jueces y fiscales comenzaran a hacer su trabajo ella estaría entre rejas por todo lo robado.
En las últimas horas sucedieron varios acontecimientos que tuvieron al Poder Judicial como protagonista.
Algunas de esas muestra de rebelión al poder KK denotan que el kirchnerato está herido de muerte:
Sin solución de continuidad varios jueces se quitaron las anteojeras y declararon la caducidad del Partido Justicialista bonaerense (juez federal Manuel Blanco), obligaron al Partido Justicialista Orden Nacional -manejado a su antojo por el kirchnerismo- a que una agrupación interna pueda participar de las próximas elecciones partidarias (juez federal Servini de Cubría), varios jueces se alzaron contra la pretensión gubernamental de elegir políticamente a los miembros del Consejo de la Magistratura, mientras otro juez de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires impidió que se mudase la estatua de Cristóbal Colón que la CdT (la Chirusa de Tolosa) pretendía enviar a Mar del Plata, para sustituirla por un monumento a El, el ausente con presunción de fallecimiento Néstor Carlos Kirchner.
Ni qué hablar de la febril actividad que despliegan los Sres. Fiscales Marijuán y Di Lello que exigen el esclarecimiento del sospechoso movimiento de millonarios fondos del socio presidencial Lázaro Báez y sus testaferros.
Desde esta humilde tribuna le sugiero a la presidente que empiece a preparar un bolsito con alguna muda de ropa, ya que en cualquier momento deberá poner sus pies en polvorosa huyendo a algún recóndito lugar donde poder gozar del dinero mal habido, o bien para ser trasladada a una cárcel común como huésped oficial del estado argentino, donde seguramente los miembros del Vatayón Militante la recibirán con los brazos abiertos.
Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio.
Dr. Enrique Piragini
Presidente de A.R.I.E.L.ong
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