La crisis actual, económica e
institucional, no es porque está Cristina Fernández y no está Néstor Kirchner.
La crisis actual es resultado de la dinámica del modelo autocrático y populista,
más allá de los nombres.
Por Roberto Cachanosky
Ante la falta de capacidad de gestión de Cristina Fernández de
Kirchner para administrar eficientemente la cosa pública, sus enfrentamientos
con los medios, la justicia y cuanto ser pensante no comparta sus políticas, y
dado su aislamiento político, vengo escuchando a ex funcionarios kirchneristas y
algunos analistas que dicen: “esto no pasaba con Néstor” o “Cristina ha
destruido el proyecto que Néstor quería construir”.
Francamente no entiendo qué
quieren decir cuando formulan esas afirmaciones, como si Néstor Kirchner hubiese
sido un demócrata republicano que no quería construir un poder
hegemónico.
El famoso proyecto político de poder hegemónico lo inició el
fallecido ex presidente y lo continuó Cristina Fernández y, francamente, no
percibo grandes diferencias ni en los estilos ni en el fondo de la
administración de la cosa púbica. En todo caso podría argumentarse que Néstor
Kirchner pudo aprovechar más el viento de cola y que en su período había más
recursos para impulsar el populismo que se inició en 2003 por una cuestión de
riqueza acumulada anteriormente para repartir más precio de la soja.
Para
decirlo de otra manera, Néstor Kirchner aprovechó el inicio del ciclo populista
y Cristina pudo cosechar parte de sus frutos pero también empezó a recoger los
costos del populismo iniciado en el 2003, y el actual estado calamitoso de la
economía es la evolución normal de todo proceso populista que se basa en
estimular artificialmente el consumo, dilapidando el stock de capital existente,
desestimulando la inversión, violando la propiedad privada y generando un serio
proceso inflacionario.
En lo que hace a los enfrentamientos, recordemos que Néstor Kirchner
tuvo su acercamiento con el grupo Clarín y luego terminó levantando el cartelito
de Todo Negativo por TN. Además, su relación con los medios no fue tan diferente
del que tiene actualmente Cristina Fernández. Néstor Kirchner utilizaba el atril
de la misma forma que hoy la usa la presidente. De manera que en materia de
comunicación no veo tanta diferencia.
Por citar otro ejemplo, fue a principios del 2007 cuando se intervino
el INDEC y se distorsionaron las estadísticas. Cristina Fernández se limitó a
continuar con esa herencia.
Hoy vemos que prácticamente no hay ministro de Economía y esa
modalidad la inauguró Kirchner luego que Lavagna renunció en el 2005. Fue el ex
presidente el que inauguró este proceso de que el presiente tomara el control de
la economía en sus manos, por cierto con escasos conocimientos de esta ciencia.
No percibo que Cristina Fernández tenga menos conocimientos de economía que
Néstor Kirchner. La dinámica intervencionista, de consumo de stock de capital,
de emisión monetaria y de aumento del gasto público comenzó bajo su mandato.
Recordemos que en 2005 empezó complicando la actividad ganadera con el resultado
que se consumieron 12 millones de cabezas de stock ganadero y hoy seguimos
pagando las consecuencias de tener carne de mala calidad y precios altísimos, al
tiempo que los frigoríficos están en quiebra porque ni siquiera se exporta carne
en cantidad.
El retraso de las tarifas de los servicios públicos cubriendo la
diferencia con subsidios, se inició en el primer ciclo del kirchnerismo. Y la
caída del tipo de cambio real comenzó en su período. Lo que ocurrió es que venía
con el colchón de la devaluación del 2002 que le dio margen para anclar el tipo
de cambio mientras la inflación se aceleraba.
El conflicto con el campo se produjo bajo la presidencia de Cristina
Fernández pero fue Néstor Kirchner el que organizó actos y lideró el
enfrentamiento con el sector agropecuario.
Si mal no recuerdo, fue Néstor Kirchner el que impulsó a Moreno,
sobre el que en algún momento dijo que era más bueno que Lassie, pero las
groseras intervenciones del secretario fueron vistas con simpatía por el
santacruceño. El creía que la economía se manejaba a las trompadas igual que lo
cree Cristina Fernández.
¿Se hubiese rodeado Néstor Kirchner de los poco calificados jóvenes
de La Cámpora? Esa es una hipótesis difícil de responder, pero de lo que sí
podemos estar seguros es que no hubiese tenido colaboradores con la capacidad
necesaria para llevar adelante la cosa pública, por la sencilla razón que todo
gobernante con inclinaciones autocráticas tiende a rodearse de los peores
elementos de la sociedad, dado que necesita gente que obedezca ciegamente sus
órdenes, por más repulsivas que puedan resultar.
¿Hubiese roto relaciones con Moyano? ¿Quién puede responder a este
interrogante? Pero en todo caso, hoy el líder sindical cae menos antipático
porque se opone al régimen autocrático, pero recordemos que mientras el ex
presidente vivía, Moyano atropelló todo lo que pudo.
De todas maneras, haciendo
un ejercicio de imaginación, dado que el populismo tiende a agotarse en la
fiesta de consumo, hoy Néstor Kirchner tendría el mismo dilema que Cristina
Fernández: no poder satisfacer las demandas salariales que piden los sindicatos
porque la economía no genera la riqueza necesaria para satisfacerlas.
Por citar un último ejemplo que me viene a la memoria, ¿alguien
recuerda alguna reunión de gabinete durante la presidencia de Néstor Kirchner o
también trabajaba aisladamente?
Mi impresión es que todo lo que hoy está pasando, también hubiese
pasado con Néstor Kirchner en la presidencia, tal vez con ciertos matices, por
la sencilla razón que el modelo económico lleva, inexorablemente, a escaladas
cada vez mayores de intervencionismo económico lo cual conduce a menos
república. Es de manual que una intervención lleva a otra.
Además, el populismo requiere de un gasto público creciente, y Néstor
Kirchner era un populista como lo es Cristina Fernández, de manera que el
problema fiscal lo hubiese tenido igual que lo tiene Cristina
Fernández.
Y en materia institucional tampoco fue un hombre que se inclinara por
la democracia republicana. Su actuación como gobernador en Santa Cruz y luego en
la presidencia de la Nación son evidencias elocuentes sobre sus inclinaciones
hacia el autoritarismo.
De manera que cuando escucho decir: “esto con no Néstor no hubiese
pasado” me suena más argumento para despegarse de los resultados catastróficos
que ha tenido el kirchnerismo que a un argumento diferenciador en la forma de
gestionar y respetar las instituciones.
Dicho de otra manera, el problema que hoy tiene Cristina Fernández es
que 10 años de populismo destruyen cualquier economía y, por lo tanto, ella
está pagando el costo de las políticas que aplicó bajo su mandato, más las que
heredó de su esposo.
No es cierto que el desborde inflacionario, el ataque a la propiedad
privada, el desprecio a las instituciones y demás tropelías no hubiesen
ocurrido. Hubiesen ocurrido igual porque el mayor intervencionismo y la escases
de recursos para sostener le populismo obliga a avasallar y destruir las
instituciones.
Populismo es sinónimo de destrucción económica e institucional,
por lo tanto, cualquiera sea el presidente que sostenga políticas populistas
termina cayendo en los atropellos que hoy vemos en Cristina
Fernández.
En definitiva, la crisis actual, económica e institucional, no es
porque está Cristina Fernández y no está Néstor Kirchner. La crisis actual es
resultado de la dinámica del modelo autocrático y populista, más allá de los
nombres.
Si a quienes se quieren despegar del fracaso del proyecto iniciado en
2003 le viene bien argumentar que con Néstor esto no hubiese pasado, es una
cosa. Pero la realidad es que aquí el problema no es él, ella o cualquier otro,
sino que son la concepción autoritaria y la impericia en la política económica
las que están llevando a la Argentina a un abismo.
El populismo es esto que
estamos viendo, independientemente de quien sea el populista de turno. El
populismo es destrucción económica y avasallamiento de las
instituciones.
Roberto Cachanosky
No hay comentarios:
Publicar un comentario