Domingo, 25 de Agosto de 2013 | 0:03
Con demora, trascendió la insólita cobertura de la agencia oficialista de noticias para una sesión ordinaria de autoridades en el Colegio de Abogados de Lomas de Zamora Según fuentes de la entidad, se habría tratado de provocar incidentes con su titular, Diego Molea. Crónica de un bizarro episodio promovido por La Cámpora, que pretendió borrar huellas.
'Patucho' Álvarez (izq.), presidente de Telam; y Julián Álvarez (dere.),
secretario de Justicia de la Nación: La Cámpora al poder.
CIUDAD DE BUENOS AIRES
(Urgente24). Si no fuese porque los
medios de comunicación en manos del Estado acumulan desprestigio derivado de la
involuntaria sujeción a caprichos de las administraciones de turno, la cobertura
llevada adelante por un numeroso equipo de
Télam el lunes 12/08 en el Colegio de Abogados de Lomas de Zamora, se
habría ganado en buena ley el primer plano de todas las noticias de la semana
que pasó.
Más todavía por un detalle
significativo: después de la labor cumplida por 4 horas, ni una línea, ni una
imagen ni un audio de esa tarea se vio reflejado en el servicio periodístico que
la agencia oficialista brinda a sus abonados.
Ya a simple vista, lució
desproporcionado el número de enviados en la delegación para seguir de cerca y
con detenimiento las alternativas de una sesión ordinaria del consejo directivo
de la entidad a poco menos de conocida la tendencia definitiva en el resultado
de la elección de las PASO, en la que el oficialismo sufrió un durísimo revés en
la provincia de Buenos Aires.
También porque Télam no suele dedicarle otro espacio
entre sus notas a este tipo de actividad que no sea el ligado al interés de La
Cámpora, que viene de cosechar fracaso tras fracaso en las elecciones de La
Matanza, La Plata y Lomas de Zamora, viéndose así frustrada la ambición
de hacerse de la representación mayoritaria en alguno de ellos y así engrosar la del oficialismo en el Consejo de la
Magistratura bonaerense.
Llamativo fue, entonces,
que a las 14:00 de un día con clima de
feriado por el efecto inercial de las internas abiertas sobre algunas
actividades, dos fotoperiodistas, un cronista
y un equipo de filmación equipado con cámara de video se apersonase a
la sede de Camino Negro y la avenida
Larroque, en las afueras de Banfield. Ubicación geográfica despojada y
hasta cierto punto, inhóspita excepto para quienes conocen la moderna sede del
Colegio de Abogados, a unos 100 metros de los Tribunales locales.
Javier Rodiño fue el artífice del
prodigio; consejero por la minoría obtenida
por La Cámpora en 2012 cuando el presidente del Colegio, Diego Molea, fue reelecto con el 62% de los
votos, de su mano llegó el equipo de la agencia Telam que, con algo más de
tacto, preguntó, de forma retórica, si esa presencia acarrearía inconvenientes.
Aunque la suspicacia despertó de inmediato entre la mayoría, nadie se les opuso.
Cuando la reunión
promediaba y a viva voz, Rodiño introdujo dos iniciativas fuera del orden del
día.
La primera fue la firma
de un convenio con el Ministerio de Justicia
de la Nación, vía el N°2 de esa cartera, Julián Álvarez, hombre fuerte de los K en el
área y delfín
sin agua en el universo de los abogados de Lomas. La carencia de una matrícula que acredite su actuación
profesional en el Departamento Judicial de Lomas de Zamora lo obliga a actuar
allí siempre por cuenta de personeros.
A éste Álvarez y a otro de
igual apellido –Santiago, alias Patucho, presidente de Télam- se les endilga la
decisión de esa insólita cobertura, en momentos que comenzaba a trascender que
los intendentes alineados con el Frente para la Victoria en la 3ra. Sección
Electoral bonaerense habían sido víctimas de lo que el otrora cazador de
traidores, Mario Ishii, conceptualizó
como “una cagada a palos”, por la que
responsabilizó al camporismo militante.
Molea aceptó esa moción, y
también otra que pareció destinada a redoblar una tácita provocación, según testigos que pidieron
anonimato: que se celebre otro acuerdo con el
municipio que gobierna Martín Insaurralde, ícono del kirchnerismo para
estas elecciones. En todos los casos, la condición fue el análisis previo de esas propuestas que
Rodiño, acaso preso de la urgencia de sus jefes, olvidó llevar por escrito.
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