29 / 01 / 2014
EL LAVADO DE DINERO QUE CALLA EL GOBIERNO
Jorge Capitanich sorprendió a propios y ajenos este miércoles en su habitual ronda de prensa: "El denominado dólar blue es ilegal. Uno observa una contradicción en los diarios que defienden el libre mercado y la transparencia. No pueden hacerse eco de un mercado que no es transparente, donde hay sospechas de transacciones con dinero proveniente del lavado y del narcotráfico", aseguró sin que se le moviera un músculo del rostro.
A semejante disparate, el jefe de Gabinete
agregó: "Creo que no puede ser un ariete que genere un comportamiento o un
indicador de evolución de variables económicas una transacción de carácter
ilegal de aquellos que no tienen el dinero correctamente
registrado".
Es curioso el comentario toda vez que el
propio Capitanich aparece vinculado a operaciones de lavado de dinero, al igual
que Néstor y Cristina Kirchner, a través del tristemente célebre narcolavador
Aldo Ducler.
Ese hombre supo ser titular de la clausurada
financiera Mercado Abierto, a través de la cual supo blanquear capitales Amado
Carrillo Fuentes, fallecido líder del cartel de Juárez. Por esas y otras
operaciones, Ducler fue investigado por el gobierno de Estados
Unidos.
Es la historia de un amor…
Capitanich fue socio de Aldo Ducler, y su
consultora integró el fondo de inversión Fondagro. Por caso, el ex diputado
radical Carlos Ullrich denunció que fue Coqui el que presentó a Ducler a
potenciales inversores del norte del país, reunidos en el Hotel Covadonga a tal
efecto.
Según reveló oportunamente el periodista
Alfredo Leuco, fueron “tiempos de gloria, de plata dulce para MA Bank, la banca
offshore de Mercado Abierto, la financiera de Ducler”.
Néstor Kirchner utilizó a su vez los
servicios de Ducler para enviar afuera del país los hoy evaporados fondos de
Santa Cruz, dinero que le fue entregado como compensación por regalías
petroleras mal liquidadas por Domingo Cavallo.
Aquel pago millonario a Kirchner fue un
premio del menemismo a la militancia de la provincia de Santa Cruz a favor de la
privatización de YPF, que tuvo como miembro informante a Oscar
Parrilli.
“En ese momento, Kirchner era su gobernador
preferido: el mejor alumno del modelo de convertibilidad”, recuerda
Leuco.
En esa oscura trama aparece la silueta del
actual ministro de Economía, Axel Kicillof, quien asesoró por más de cuatro años
a Capitanich y hasta escribieron un libro juntos. “Axel trabajó en la consultora
M-Unit que tuvo grandes contratos con Gildo Insfrán en Formosa, incluso la
privatización de su banco, y que fue parte de la sociedad con Aldo Ducler”,
según Leuco.
Está comprobado que, desde cuentas
bancarias monitoreadas hasta entonces por Ducler, se hicieron al menos cuatro
transferencias a la cuenta 0835-860194-3, abierta el 5 de marzo de 2003 en el
Credit Suisse.
Allí se transfirieron fondos de Morgan
Stanley pertenecientes a los Kirchner. Parte de las transacciones fueron
publicadas oportunamente por el periodista Walter Goobar, hoy alineado con el
kirchnerismo:
-El 12 de marzo de 2003, 220 millones de
dólares.
-El 12 de marzo de 2003, 60 millones de
dólares.
-El 13 de marzo de 2003, 60 millones de
dólares.
-El 17 de marzo de 2003, 60 millones de
dólares.
Al 31 de diciembre de 2003, el saldo era de
402.737.082 dólares. Otra cuenta se abrió en la Unión de Bancos Suizos.
“Para la UBS, la provincia de Santa Cruz es
el cliente 0240486-608, pero en lugar de enviar los resúmenes de cuentas a la
gobernación de la provincia, al Ministerio de Economía o a la Casa de Santa
Cruz, los suizos los enviaban a Reconquista 360”, asegura
Goobar.
Concluyendo
Jamás Capitanich ni los Kirchner explicaron
los alcances de su relación con un narcolavador comprobado como es Aldo Ducler.
Ni siquiera cuando lo demandó el diputado Carlos
Ulrich.
¿Desde qué lugar puede hoy el gobierno
apuntar a aquellos que intentan buscar refugio en el dólar “paralelo”, sabiendo
que el oficial está limitado a nivel
gubernamental?
Mucho podría decirse al respecto, pero basta
mencionar que solo se trata de otra contradicción más del kirchnerismo, una de
las tantas.
Christian Sanz y Carlos
Forte
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