sábado, 8 de junio de 2013

Recalde sufrió otra derrota aplastante en las elecciones de Derecho



Su lista cayó 72 a 27 en los comicios de graduados con una alianza de radicales, socialistas y el PRO. El presidente de Aerolíneas Argentinas obligó a empadronarse a los abogados del Gobierno y los llevó en micros escolares. Pero la mayoría les votó en contra y ahora los acusan de traidores. El desplante de Neomí Rial y Eugenio Zaffaroni.
El presidente de Aerolíneas Argentinas, Mariano Recalde.
Mariano Recalde volvió a sufrir una dura derrota en la Facultad de Derecho de la UBA, donde esta vez la lista que patrocinó junto al viceministro de Justicia, Julián Álvarez, para la elección de graduados cayó ante una alianza de radicales, peronistas no camporistas, PRO y hasta socialistas.

La derrota de “Unidad en la Diversidad” como eligió bautizar a su lista La Cámpora, fue aplastante: Cayó por 75 a 25 y pudo colocar sólo uno de los cuatro consejeros en juego. El único consuelo es que la diferencia fue menor a la de sus candidatos en la elección de los profesores, cuando semanas atrás perdió 82% a 18%, pese a haber llegado al disparate de prometer cargos de caramristas federales para sumar apoyos.

Esta derrota deja en especial mala posición a Recalde, ya que luego del anterior papelón logró mantener el apoyo de Cristina Kirchner al prometerle que “esta es la elección para ganar”. Fue así que logró que la Presidenta lo habilitara a volver a a poner todo el aparato del Estado a disposición de una elección universitaria.

Habilitado, el abogado camporista no anduvo con chiquitas. Obligó a más de 1700 abogados que trabajan en el Gobierno a empadronarse en la UBA y votar. Todos los directores de direcciones legales de los ministerios y otros organismos públicos fueron conminados a intimar a los profesionales a su cargo a empadronarse en el listado de graduados de la UBA y votar en el comicio que se extendió por los últimos tres días.

De esas 1700 fichas que Recalde sumó para este comicio, unas 400 fueron rechazadas porque directamente no se trataba de alumnos de la Universidad o tenían otro tipo de incompatibilidad.

Pero la derrota no pudo ser más agraviante. Hace dos años la lista de Recalde sacó unos 1500 votos, ahora sólo trepó a los 1900, es decir que de dos tercios de los abogados que arrastró en micros escolares, le votaron en contra.
La funcionaria que quiso votar dos veces

“¿Qué haces?, vos ya votaste en la elección de docentes”, le dijo uno de los fiscales de la lista ganadora a Cristina Caamaño, quien fuera hasta hace una semana la mano derecha de Nilda Garré en Seguridad. “¿Acaso no puedo votar dos veces?”, preguntó inocente. “No, no se puede”, recibió como respuesta. Como todos los funcionarios, había llegado a la facultad de derecho por orden de La Cámpora. Y tuvo que irse. 

De hecho, ya avanzada la jornada, Recalde se dio cuenta que la estrategia de obligar a empadronarse y votar a abogados que no estaban interesados en hacerlo se había convertido en un boomerang y al borde del ridículo ordenó cortar de inmediato el traslado de gente. “El que vota es un traidor”, fue la nueva consigna que agitó desencajado.

La pirueta lo convirtió en el hazmerreir de la alianza ganadora que encabezó Leandro Halperín bajo el nombre de “Graduados Pluralistas, se garantizó esta noche la reelección de la prestigiosa decana Mónica Pinto, a quien Recalde pretendía desplazar.

Esta elección se convirtió en una verdadera obsesión para el presidente de Aerolíneas –que esta tarde fue a votar-, al punto que hasta utilizó varias oficinas de la compañía a su cargo, para desplegar organigramas de las distintas direcciones del Estado, especificando con nombre y apellido los punteros que en cada repartición debían acercar los votos.

La derrota de esta noche fue la coronación de una campaña desafortunada: De hecho una de sus propuestas fue eliminar los cargos de ajunto de cátedra, el mismo que él tiene en derecho laboral, motivo que esta noche alentaba a los ganadores. “Deberíamos tomar esa propuesta de Mariano y aplicarla”, se burlaban.

Fue tan grosera la presión de Recalde para imponerse en esta elección que hasta le generó problemas en le gabinete. Por caso, ante su insistencia Noemí Rial, la viceministra de Trabajo, rechazó de mala manera sus reclamos para que vaya a votar contra la Decana. “Trabajé toda mi vida en la Facultad de Derecho y aquellos a los que ustedes quieren echar son mis amigos, conozco a Mónica Pintos y ni por ustedes ni por nadie voy a votar contra ella”, respondió, cuando le colmó la paciencia.

Eugenio Zaffaroni fue más diplomático. “No hay que cambiar lo que está bien”, les aconsejó y emprendió un largo viaja al exterior para tomar prudente distancia de la algarada que intuía terminaría mal.

El juez de la Corte Suprema se fue sin embargo, con el gusto amargo que le dejó la actitud de su ex pupilo, el camarista Alejandro Slokar, animador de las actividades de la agrupación kirchnerista Justicia Legítima, que se zambulló de llenó en las aventuras electorales de Recalde, que suelen no tener final feliz. 

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