Cartas de lectores
SOPA DE PIEDRAS
Quiero referirme a un increíble episodio que muestra, descarnadamente, que en esta mítica Argentina de la "buena gente".
En este bendito suelo que fue otrora la esperanza de todos los desheredados de la tierra, hoy después de manejar erráticamente nuestro destino durante dos siglos, tenemos necesariamente que asumir la creciente desocupación, el miedo a la inseguridad triunfante y la desnutrición infantil que nos obliga a escuchar con el corazón arrasado por la pena, el llanto de changuitos argentinos acosados por el hambre.
Me refiero al reciente episodio en el que una pobre madre, desesperada e impotente, para calmar el llanto de sus hijos hambrientos tuvo que poner sobre el fuego una olla con agua a la que iba agregando piedras mintiéndoles que eran alimentos para lograr que se durmieran.
Jamás he deseado ni desearé el fracaso de un Gobierno de mi país, pero me resulta intolerable que haya millares de casos como este porque los que manejaron y manejan el poder no comprenden que la convivencia social armoniosa no se regala, se conquista, Y que el único camino para conseguirla, pasa por revalorizar las virtudes del trabajo honesto y para todos, lejos de la explotación infame del mito de la víctima que convierte al fracaso en un recurso y a la mendicidad en un derecho.
Teodoro Adorno se preguntaba si después de Auschwitz era posible escribir versos. Argentinizando esta amarga reflexión, me pregunto si es moralmente lícito gastar millones en propaganda, mientras haya desnutrición y niños hambrientos. Ojalá en el corazón de 40 millones de culpables de este horror florezca la compasión restauradora, como una milagrosa rosa blanca nacida en la árida fetidez de un basural.
Dante Diambra Caporaletti
Avenida Sarmiento 947
San Miguel de Tucumán
Dante Diambra Caporaletti
Avenida Sarmiento 947
San Miguel de Tucumán
Dante Diambra Caporaletti es un Arquiteco de San Miguel de Tucumán..sus años acompañan la experiencia adquirida en la vida, como hombre de bien..Escribe a menudo y sus cartas atrapan al lector, situándolo en historias verídicas destacándose por el holgado sentimiento que anida en el interior de su ser.
Esta, su carta, nos conmueve hasta las lágrimas. Es hora que los políticos salgan de su modorra perniciosa y realicen Foros apropiados para rescatar la niñez que hoy sufre horrores, por millones y millones de razones y que como dice el Arq. Diambra "florezca la compasión restauradora como una milagrosa rosa blanca nacida en la árida fetidez de un basural".
Atte.
Paola Riviera
DNI 13815412
TUCUMAN
Nota de Redacción de La Misère Porc:
Si alguien que lee esta nota no siente un nudo en la garganta o corre por sus ojos alguna lágrima, es porque carece totalmente de sentimientos o de lo contrario, puede ser un ser despreciable que admira a su jefa K.
La misma que no ha tenido empacho en decir que el que quiera ver pobreza, debe ir a Haití. Esta barbaridad es propia de una sinvergüenza como ella que jamás se ha molestado en recorrer nuestras provincias y muy especialmente el interior de las mismas.
Sólo asiste a inauguraciones truchas, donde es aguardada por cientos de "aplaudidores obsecuentes" pagos para ese menester.
Ella viaja sólo en helicóptero o en avión, por tal no puede decir semejante infamia.
Tampoco puede hacer demagogia en recibir a un grupito de niños limpitos y bien alimentados, que resultaron ser familiares del dirigente "cuervo" Larroque. Por ese motivo, los abrazaba y besaba. Se sabe muy bien que jamás lo haría con "nuestros" pobres angelitos que están sucios y a diario pasan hambre, frío y en muchos casos terminan muriendo por desnutrición.
Pero que quede muy claro, TODOS tenemos nuestra parte de culpa en esta tremenda situación y la primera es por permitir que la "multimillonaria reina de Tolosa", siga siendo "la dueña" de Nuestro país.
Por suerte hay gente como la Sra. Paola Riviera, que se ha tomado la molestia de hacer circular la presente nota del Señor Arq. Dante Diambra Caporaletti. el Arq. Caporaletti.
Muchas gracias y quiera DIOS N.S. que existan muchas personas como el Arq. Caporaletti y la Sra. Riviera.
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