19/01 – 15:00
Por Rubén Lasagno
Durante al menos 8 años hemos visto como desde los medios nacionales no kirchneristas, los periodistas de mayor renombre vivieron quejándose de los discursos en cadena de la viuda de Kirchner. Claro está que siendo ella presidente, tenía algún sentido escucharla o leerla, aunque era inescuchable su diatriba y hasta diría que tenía algún interés sesgado, lo que escribía por las redes sociales en ese momento. Sin embargo, ya no está, se fue, desapareció.
No es más presidenta y por lo tanto, la vuelta de hoja en el panorama político-comunicacional, ya se dio. Ahora bien, Cristina Kirchner hace “cadenas amateur” desde su casa y los mismos que la criticaban, la multiplican y hablan de ella hasta el cansancio.
Los medios nacionales se empalagan con las declaraciones de la viuda de Néstor Krichner, disparadas desde el living de su casa en El Calafate, donde ha montado un mini estudio de televisión pública amateur, para llegar a la gente a través de youtube, levantando pequeños videos “aleccionadores” y de opinión, tratando de mantener vivo el fuego sagrado que necesita la militancia K, para saber que su protectora sigue pensando en algo más que todo lo perdido por su propia impericia y corrupción, me refiero, al poder.
Desde ese rincón del exilio familiar, la ex presidenta juega a la resistencia y se pinta la cara, sueña con que es el Che Guevara y cree que cualquier cosa que diga, rebotará por todos los rincones del país, tal vez como no sucedía cuando ejercía el poder; y en partes, la señora, tiene razón. Hoy, la replican más los medios opositores a su moral política, que antes, cuando su palabra parecía tener algo de valor.
Periodistas de radio y televisión, dueños de medios gráficos, web, periódicos, articulistas, políticos y opinión pública, vivieron quejándose todos estos años de la cantidad de cadenas que hizo CFK durante sus dos mandatos, ya sea para dar a conocer la inauguración de una estatua, hasta para el lanzamiento del vago de su hijo a la política, o las operaciones más inverosímiles, en un país donde su clase política, desde el poder, desnuda casi a diario, lo poco que son como conductores y lo básico que son como pensadores.
De todo eso estaban cansados los medios nacionales, pero de alguna manera se justificaba la atención a sus palabras, por cuanto era la mandataria de un país y no se puede desconocer el peso específico que tiene la opinión que genera un presidente, aún en su intimidad; pues bien, ahora, cuando la opinión de la viuda de Kirchner no vale nada, esos mismos medios no se pierden oportunidad de buscar afanosamente las últimas palabras de CFK para reproducirlas hasta el hartazgo, como si se tratara de encontrar la verdad revelada, de parte de alguien que nos mintió en funciones y hoy miente con mayor holgura pero sin compromiso y con menos moral, desde su rol de opositora.
Llama la atención este maniqueísmo exacerbado que tenemos los argentinos y es probable que por esta razón, así no va. En nosotros conviven el bien y el mal, Jekill con Mr Hyde; no sabemos o no queremos pasar por el colador de nuestras decisiones el conjunto de cosas que nos han tocado vivir, para quedarnos con lo bueno y descartar lo malo; y el kirchnerismo/cristinismo, fue lo malo. Malo para los medios, malo para el país, malo para la justicia, la política y la sociedad en su conjunto. Entonces, no se puede creer, que medios víctimas de aquellos dislates del poder K, multipliquen hasta el hartazgo, los mensajes principistas de una mujer sin principios y que tampoco tuvo escrúpulos cuando ejerció el poder que le habían conferido las urnas.
Entendería que publicaran estos videos-mentiras, si en forma paralela se ejerciera la crítica, sobre las falacias que rondan sus ideas y movilizan su lengua, pero no concibo que medios realmente importantes, den difusión a mentiras y patéticas apariciones amateur de alguien que nos hizo un profundo mal a todos los argentinos y a la cual se le sigue la corriente, aún hoy, cuando la mejor forma de empezar a desterrar el recuerdo de tantos años de daño consentido, es ignorando su opinión distorsionada y confusa.
Repito, estaba de alguna manera “aceptado” que cuando ejercía la primera magistratura, su palabra – aún las sandeces más aborrecibles que dijo – hayan sido tomadas en cuenta por la prensa; no entiendo cómo aún hoy, sabiendo que la viuda miente, no tiene autoridad moral para ejercer la crítica, engaña y opera desde el living de su casa, los medios le sigan dando preponderancia y casi vendiendo su discurso, como una palabra autorizada. “La mejor manera de ignorar a un ignorante, es cerrarle tus sentidos a él y abrirlos a quien tiene algo para decirnos” (Anónimo).
No quiero caer en la chabacanería de explicar en palabras claras y concisas lo que pienso del comportamiento de estos medios, solo usaré el dicho popular con el cual se describe el inconformista:son como la gata flora.
(Agencia OPI Santa Cruz)
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