viernes, 1 de mayo de 2020

Clamor popular: ¡No los liberen!

Infobae


1 de mayo de 2020


Clamor popular: ¡No los liberen!





Por  Horacio Pitrau



Las últimas encuestas coinciden en que más de un 80% de la población de nuestro país rechaza la liberación masiva y anticipada de los delincuentes detenidos.


Esto significa que la ciudadanía ha transformado en clamor popular aquello que venimos insistiendo desde hace mucho, que no es ni mas ni menos que se debe privilegiar los derechos de la gente de bien, de trabajo, honesta que con mucho esfuerzo mantiene sus hogares y familias, y algún que otro sueño, por sobre los derechos de los delincuentes que han arruinado esos hogares , esas familias.


¿Tan difícil es? ¿Qué parte no se entiende?


Las condiciones carcelarias son pésimas, y la resocialización es un cuento. Sí, es verdad, esas son realidades insoslayables para la sociedad en que vivimos. Ahora bien, no es menos cierto que mientras dichas situaciones se cambien y mejoren la sociedad quiere a los delincuentes presos y no vivir en vilo y con miedo, de que como fracasaron las readaptaciones de los externados, tengan que sufrir nuevas pérdidas y nuevos daños irreparables.



Construyan cárceles, mejoren las existentes, armen carpas COVID-19, trasladen a los grupos de riesgo en una isla, usen los cuarteles militares abandonados; existen muchas posibilidades pero no los manden a la casa, a la casa no. ¡Hagan que cumplan sus condenas, que se cumpla la ley!


Lo que resulta una verdad de perogrullo hay que reafirmarla para que se escuche: ¡A LA CASA NO!.


También en esta historia de nunca acabar, existen los falsos profetas Aquellos que usan excusas, como el coronavirus, para lograr cumplir con el propósito de los libros que han escrito, que no es ni mas ni menos que los delincuentes estén en sus casas y no cumpliendo sus condenas, porque, para ellos, las cárceles no sirven para resocializarlos y mientras vivan en esas “jaulas” van a estar secuestrados por el poder político que los agobia y maltrata.


Y esos gurúes de plastilina, esos “cuasi-ideólogos revolucionarios” son el problema porque los funcionarios ejecutivos y judiciales les terminan siendo a fines a sus ideas que después silenciosamente las van llevando a cabo, ya que no se conformaron con lavar cabezas en las escuelas de leyes, sino que ahora van por más: van por la libertad y dignidad de los argentinos.


Por eso el clamor popular puso el verdadero freno a estas conductas dañosas para todos nosotros.


Las personas de bien, de trabajo, honestas deben estar en sus hogares. Los delincuentes que cumplen condena y que arruinaron familias deben permanecer en un establecimiento penitenciario.


Simple y sencillo, ¡no los liberen!


*El autor es abogado


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