El discurso de la presidente de anteayer en Tecnópolis demuestra que
sigue alejada de la realidad, pese a que la reciente elevación del
mínimo no imponible para el impuesto a las ganancias y del monto del
monotributo hizo que algunos analistas supusieran que ella estaba
girando hacia el realismo.
Así es que en Tecnópolis ella dijo que todo
estaba bárbaro, que crecimos el 5,1% en el primer semestre y que el
gremialista Gerardo Martínez le dijo, citando a un economista de EEUU,
que la desocupación en el país del norte era del 16% y no del 7% como
dicen las estadísticas. Esto lo había dicho antes la ministro de
producción Débora Giorgi pero no se animó a citar la fuente. La
presidente lo repitió y fue muy poco serio que el sindicalista de la
construcción, un hombre mediocre, fuera el que citara al premio Nobel de
economía Joseph Stiglitz. Aunque es sabido que el economista heterodoxo
cobra del gobierno nacional honorarios mensuales por 50.000 dólares.
Todo para que CFK pueda seguir hablando de un mundo que se derrumba,
mientras envidia a nuestro modelo exitoso y nos quiere escarmentar.
Por lo tanto, al no pagarle el gobierno a aquellos, como ordena el fallo de segunda instancia, se produciría el inmediato default técnico. Este acontecimiento económico de alto voltaje tendría lugar pocos días antes de una dura derrota electoral del gobierno. Sobre todo en Buenos Aires, donde Sergio Massa podría ganar por alrededor de 12 puntos de ventaja sobre Martín Insaurralde. En esas condiciones de agotamiento, el gobierno correría el riesgo de chocar la calesita entre diciembre y marzo.
Este cuadro fortalece la impresión de que puede haber un final abrupto, con la convocatoria a una asamblea legislativa en la cual Daniel Scioli sería el candidato más sólido para conducir un interinato. Esta hipótesis sería, sin embargo, tan probable como que la presidente, aun en medio del naufragio, se aferre a los restos del Titanic e intente navegar hasta el 2015.
El escarmiento
Esta vez hubo pocos aplausos por el discurso delirante que tuvieron que aguantaron los presentes en Tecnópolis. Sí hay que rescatar una señal muy importante dentro de la retórica presidencial: el supuesto escarmiento contra la Argentina se referiría a que el gobierno contaría con información fehaciente de que la Suprema Corte de los Estados unidos no aceptará tomar el caso de los holdouts contra el Estado argentino.Por lo tanto, al no pagarle el gobierno a aquellos, como ordena el fallo de segunda instancia, se produciría el inmediato default técnico. Este acontecimiento económico de alto voltaje tendría lugar pocos días antes de una dura derrota electoral del gobierno. Sobre todo en Buenos Aires, donde Sergio Massa podría ganar por alrededor de 12 puntos de ventaja sobre Martín Insaurralde. En esas condiciones de agotamiento, el gobierno correría el riesgo de chocar la calesita entre diciembre y marzo.
Este cuadro fortalece la impresión de que puede haber un final abrupto, con la convocatoria a una asamblea legislativa en la cual Daniel Scioli sería el candidato más sólido para conducir un interinato. Esta hipótesis sería, sin embargo, tan probable como que la presidente, aun en medio del naufragio, se aferre a los restos del Titanic e intente navegar hasta el 2015.

No hay comentarios:
Publicar un comentario