17/11/2015 - 18:10hs
Axel Kicillof se reunió con la directora del FMI, Christine Lagarde, en la cumbre del G20, desvirtuando las críticas de Daniel Scioli al organismo internacional. Nueva muestra de cómo el kirchnerismo juega a la derrota del gobernador bonaerense en el balotaje.
Tras años de discursos en donde se acusaba de todos los males del país a los organismos financieros internacionales, el ministro de Economía Axel Kicillof, se reunió ayer en la cumbre del G20 de Turquía con la directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, una de las entidades más vapuleadas desde lo discursivo por el kirchnerismo.
Esta foto cayó como una baldazo de agua fría al interior del comando de campaña de Daniel Scioli, sobre todo luego de las fuertes críticas que lanzara el candidato oficial al FMI en el debate del domingo con Mauricio Macri, donde mimetizó al líder de Cambiemos con las ideas del organismo y de querer llevar adelante un fuerte ajuste en el país.
Una de las claves de la pelea electoral está dada en materia económica, y allí el exmotonauta acusa a su rival de tener orquestado un acuerdo que llevará a que la Argentina se arrodille ante el FMI, ocasionando severos recortes en materia presupuestaria, afectando de sobremanera a aquellos que menos tienen.
Para muchos, la foto de Kicillof con Lagarde estuvo preparada de antemano y evidencia el claro desprecio del kirchnerismo duro por el candidato del Frente para la Victoria, yendo a contramano del relato K, escarbando las posibilidades de alcanzar un acuerdo con el organismo internacional, trabajando de esa manera en contra de su campaña y buscando claramente su derrota.
Trabajo a contramano
“Chispa pequeña enciende un monte de leña” es uno de los dichos populares que mejor podrían graficar esta situación, ya que la sola imagen del camporista con la directora del FMI no sólo representa una claudicación a todas las palabras expresadas por el kirchnerismo, sino también una cachetada en la mandíbula a uno de los principales postulados del sciolismo, que está enmarcado en quedar instalado como el candidato del no ajuste.
A la imposición de Aníbal “La Morsa” Fernández como candidato a gobernador de la provincia, que significó una mochila de plomo difícil de sortear para Scioli, se le suma ahora la tarea denodada de Kicillof y otros funcionarios de mostrarse cercanos a la chance de lograr un entendimiento con la entidad mundial, que pone contra la espada y la pared al duro discurso económico que ha adquirido la campaña del mandatario bonaerense en las últimas semanas.
La actitud del ministro de Economía es acorde a lo que viene llevando adelante La Cámpora, que como alma mater del ultrakirchnerismo, vienen manteniendo un silencio sepulcral en materia de campaña y acompañando a la presidenta Cristina Kirchner en sus últimos días de mandato, y cuando salen a hablar o efectúan algún acto público, lo hacen en evidente contradicción con lo que plantea Daniel Scioli.
A pesar de las palabras que hablan de que el kirchnerismo se encuentra colaborando abiertamente a favor de la campaña del FpV, la realidad muestra que quienes se la han puesto al hombro son los gobernadores del PJ del interior del país, justamente aquellos con los que La Cámpora y los miembros más duros del cristinismo, menos acuerdan.
Lo foto de ayer fue un claro ejemplo de cómo los hombres más consustanciados con el proyecto oficial, trabajan para que Scioli caiga derrotado el próximo domingo y de esa manera emprender una supervivencia política desde la oposición y alejados del exmotonauta, un personaje con el que nunca comulgaron y siempre despreciaron.


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