La reunión empezó muy dura y directa. El capital no viaja para eufemismos, quiere respuestas y respuestas que lo satisfagan. La primera pregunta llegó de inmediato y sin anestesia: ¿van a devaluar? El encuentro secreto sucedió poco antes del viaje a Italia de Scioli y de que se conociera que desde hace 11 años -leyó bien, 11 AÑOS- se está recaudando dinero por el decreto 1381, que estableció la creación de una Tasa de Infraestructura Hídrica que se cobra a los automovilistas cada vez que cargan nafta. 10 mil millones de pesos recaudados. El Gobierno dice que usó el dinero, pero las obras por esa suma no están.
Nadie sabía, ingenuidad quizás, que tantos brokers/banqueros se reunirían en Argentina con el Presidente del Banco Central, que los convocó citando un pedido de Scioli, para hablarles de sus ideas económicas para un eventual gobierno propio y que alguno de esos invitados, con contactos con la prensa especializada, no iban a dejar traslucir parte de la reunión, sobre todo si consideraron que había sido virtualmente inútil. Algunos de ellos creyeron que el Presidente del Banco Provincia (Gustavo Marangoni) y hombre de estrechísima confianza de Scioli les iba a decir la verdad, no a pedirles -entre otras cosas- que se sumaran a la ficción electoral, que no le crean a Scioli sino que esperen o vean sus actos y no sus dichos. La reunión fue tensa, educada pero tensa.
En estos niveles de inversionistas multimillonarios no son muy afectos a eufemismos cuando se supone que una reunión es “secreta”. El estilo Scioli de responder generalidades ante preguntas concretas y directas no es apto para estos auditorios. Son banqueros, no una ONG; no buscan solidaridades políticas, buscan dinero y ganancias. No compiten por el favor popular ni una visión cristiana de la vida. Pueden comer en el mejor restaurante sin problemas ni atragantarse mientras un pobre los mira desde el otro lado de la ventana.
“¿Van a devaluar?”
Instruido por Daniel Scioli para entablar un canal de diálogo discreto con el sistema financiero internacional, el dueño de casa intentó convencer a sus interlocutores de que el candidato del Frente Para la Victoria pretende ser un presidente “market friendly” y no una continuación de la agresividad kirchnerista.
Marangoni se maneja con la autoridad de quien no solamente ha sido designado para hablar en nombre de Scioli sino que, además, está en la lista de los funcionarios destinados a ocupar lugares clave de un eventual gobierno. Los banqueros lo saben, por eso hicieron las doce horas de viaje aéreo.
iProfesional pudo reconstruir lo conversado en esta reunión secreta, a partir de la cual Scioli, siempre remiso a hacer definiciones en público, comenzó a dar pistas concretas sobre sus eventuales medidas económicas.
Dólar, cepo cambiario, inflación, ajuste de tarifas, diálogo con los “fondos buitre”, endeudamiento externo, todo estuvo en la agenda.
Les aclaró a los banqueros que no deben prestar demasiada atención a las cosas que Scioli afirma en las tribunas partidarias ni en las entrevistas televisivas.
Pero ante la pregunta directa, Marangoni respondió:
– No. La Argentina no necesita una devaluación. Ésa no es la salida para crecer. Por otro lado, sabemos que ahora hay retenciones que complican a las economías regionales y eso va a resolverse. El país precisa inversiones y, para atraerlas, no hay que caer en los ajustes tan clásicos de la historia argentina.
Los inversores no recibieron la respuesta que esperaban. Luego llegarían las tres devaluaciones chinas y aquella respuesta puso más en duda aún las expectativas de inversión.
A continuación, se abocó a dejar en claro que todo lo que se ha escuchado en público sobre la pelea con los “fondos buitre” debe ser tomado con pinzas. En otras palabras, que detrás de las declaraciones altisonantes (destinadas a satisfacer al “núcleo duro” del kirchnerismo) Scioli está ansioso por negociar y encontrar una solución al litigio.
Pero, sobre todo, Marangoni enfatizó ante los banqueros que si algo tiene bien en claro el candidato del FPV es la necesidad de buscar financiamiento externo para lo cual se hace imprescindible cerrar el capítulo de los holdouts.
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