Miércoles 19 de agosto de 2015 | 01:10
Por Martín Dinatale | LA NACION
No es el resultado de las PASO, las denuncias contra su jefe de Gabinete por vinculaciones con el narcotráfico, las inundaciones bonaerenses o las elecciones de octubre lo que desvela en estos días a Cristina Kirchner. Por el contrario, a la Presidenta le inquietan temas ajenos a la Argentina como los efectos del frente externo para lo que resta de su mandato. Especialmente teme ante dos peligros de inminente contagio: la caída de la bolsa de China y los descalabros en la gestión de su par de Brasil, Dilma Rousseff.
Los coletazos de la debacle financiera china y la crisis política y económica de Brasil ya empezaron a sentirse en la Argentina aunque no se hable abiertamente de ello. En el Gobierno no son pocos los funcionarios que temen que el efecto contagio se expanda con mayor profundidad hasta complicar el final de mandato de Cristina Kirchner.
"Estamos muy atentos cada día que pasa con los cimbronazos que vienen de China y de Brasil. A la Presidenta no le gustaría irse de la Casa Rosada con una crisis económica y su imagen positiva por el piso", dijo a LA NACION con franca sinceridad un ministro del Gobierno.
¿Se podrá frenar el efecto rebote de la caída de la bolsa de China en una Argentina que en los últimos tiempos dependió en gran medida de los swaps en yuanes de Pekín? ¿Pensará Axel Kicillofen alguna medida alternativa para frenar una eventual recesión en la industria local por la disminución abrupta del comercio con Brasil?
¿Se podrá frenar el efecto rebote de la caída de la bolsa de China en una Argentina que en los últimos tiempos dependió en gran medida de los swaps en yuanes de Pekín? ¿Pensará Axel Kicillof en alguna medida alternativa para frenar una eventual recesión en la industria local por la disminución abrupta del comercio con Brasil?
No hay respuestas aún a estas inquietudes en el hermetismo de la Casa Rosada. Nadie del Gobierno se atreve por ahora a hablar en público de estas piedras en los zapatos que lleva Cristina Kirchner. Sucede que algunas de las explicaciones de fondo al problema radican en el atraso cambiario o en una resistida devaluación del peso. Por esto, en el Gobierno hoy sólo se limitan a observar con preocupación la radiografía de los primeros impactos externos.
La crisis de China afectará en lo inmediato en el precio de la soja que compra Pekín a la Argentina o en los precios de los productos chinos que entran al país. Y la crisis de Brasil ya empezó a calar en la industria automotriz del Gran Buenos Aires.
"En el caso de la crisis de Brasil hay que tener en cuenta que el impacto en la Argentina será fuerte porque el 50% de las exportaciones industriales nuestras van a parar a Brasil que tarde o temprano reducirá su comercio automotriz, de químicos o de plásticos", expresó a LA NACION Marcelo Elizondo de la consultora Desarrollo de Negocios Internacionales (DNI). A esto agregó que por el atraso cambiario las exportaciones argentinas a Brasil resultan ser de las más caras de América latina.
Miguel Angel Boggiano, CEO de Carta Financiera LLC y docente de la Maestría en Finanzas de la Universidad de San Andrés, dijo que "China es el principal socio comercial de Brasil y recibe el 20% de sus exportaciones. A su vez -añadió- es el segundo socio comercial de la Argentina y representa el 7% de nuestras exportaciones. Si tenemos en cuenta que Brasil es el principal socio comercial de la Argentina, si la devaluación China es mala para Brasil, también lo es para la Argentina".
La crisis de China afectará en lo inmediato en el precio de la soja que compra Pekín a la Argentina o en los precios de los productos chinos que entran al país. Y la crisis de Brasil ya empezó a calar en la industria automotriz del Gran Buenos Aires.
El 60 % de las exportaciones de la Argentina a China están vinculadas con la soja. "¿Qué pasó con la soja cuando se supo de la devaluación china?", se preguntó Boggiano. Inmediatamente, respondió: "El precio de la soja cayó en Chicago de US$ 10,10 a US$ 9,25 por bushel (de US$ 460 a US$ 425 por tonelada métrica). Esta caída del 7% es muy mala para Brasil y para Argentina".
Al parecer, el impacto negativo recién comienza. Y mal que le pese a Cristina Kirchner el "yuyo" sojero es el que sostiene hoy a buena parte de la economía argentina, sin mencionar el financiamiento fresco en swaps que recibe Buenos Aires de Pekín.
Los asesores en política exterior de Daniel Scioli replicaron en reserva durante los últimos días que "la Argentina debe terminar con la chinodependencia" en que ha incurrido Cristina Kirchner y proponen mirar hacia otros países para abrir el mercado y "equilibrar" el comercio internacional. Traducido el lenguaje sciolista, esto implicaría que el próximo gobierno que llegue en diciembre deberá atender más a mercados como la India, la Unión Europea, Estados Unidos e incluso África.
Pero quizás para diciembre sea demasiado tarde. Al sacudón chino se le agrega el vendaval de Brasil, que tiene a Dilma Rouseff acosada por la crisis económica y las denuncias de corrupción. Esta ráfaga sacude en las mismas puertas de la Casa Rosada. La última encuesta de Ipsos Public Affair, que se hizo a líderes de opinión de América latina y Estados Unidos, reveló que Cristina Kirchner se ubica en los rankings más bajos en cuanto a imagen positiva.
Así, en el sondeo de Ipsos la presidenta argentina se ubicó en el puesto 11 de un total de 12 presidentes cuando se evaluó su política económica. Por encima de Cristina Kirchner se ubicó el cubano Raúl Castro, Rousseff y el mexicano Enrique Peña Nieto. En el primer lugar de esa evaluación estuvo Barack Obama y Juan Manuel Santos de Colombia. En el ranking de evaluación de la lucha de los presidentes de la región contra la corrupción Cristina Kirchner no logró mejores resultados. Se ubicó en el puesto 10. Por debajo de ella estaban el venezolano Nicolás Maduro yPeña Nieto.
Si no se toman medidas urgentes, un efecto contagio mayor de las debacles de China y Brasil podría derribar duramente el sueño dorado de Cristina de retirarse de la Casa Rosada con un alto nivel de popularidad y con los aplausos camporistas detrás de ella

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