18 de Agosto del año 2015 - 1346
Cada vez estamos más cerca de ser como Sodoma y Gomorra. Según una encuesta de Pew Research Center publicada en el "Clarín" de hoy, 18 de Agosto 2005, pag. 3, el 49% de los " argentinos" declaran "aceptar la homosexualidad" y el 60%, el divorcio. "El matrimonio está en declive como institución y... para sostener el deseo en una pareja, a veces, es necesario establecer acuerdos que incluyen a un otro u otra"..."Y los adultos jóvenes, de menos de 30 años, empiezan a entender que para mantener una relación en el tiempo es necesaria cierta apertura." Es decir, los “cónyuges”, o como se los quiera llamar, se ponen de acuerdo para tener relaciones promiscuas con quienes se les de la gana sin que el otro tenga derecho a quejarse, sino apenas a hacer lo mismo por su parte.
Dicho en términos más claros, casi el 50% de los "argentinos" son maricones en potencia y casi el 50% de las mujeres "que viven pareja" (ya no se puede decir casadas porque son las menos) son prostitutas en potencia. O sea, de cada dos hombres que Ud. ve por la calle, uno por lo menos es más o menos maricón y de cada dos mujeres que ve, una por lo menos está más o menos dispuesta a fornicar con alguien que le guste, aunque no sea "su pareja".
Dice el artículo que eso se debe a la legislación permisiva para los homonomios y a la supresión legal del deber de fidelidad que implicaba el matrimonio que, por otra parte, ha perdido todo sentido porque, de acuerdo al nuevo Código Civil, el matrimonio puede ser disuelto por simple voluntad de una de las partes en cualquier momento y sin invocar causa alguna. Por eso son cada vez menos lo que se casan y más los que “se juntan”.
Este es el fruto de los gobiernos de los Kichner y de Macri en la Ciudad con el agravante de que éste último incita por medio de un sitio en Internet ("chau tabú") a cometer toda clase de aberraciones sexuales dirigido, obviamente, a corromper a los adolescentes. Esas políticas del kirchernismo y de Macri, tienen "un peso simbólico y también un rol educativo" dice el artículo. Es decir, que por medio de la política que estamos aceptando cobardemente desde hace treinta años, por lo menos, sin mover un dedo para oponernos seriamente, es que se dictan las leyes corruptoras. Y de eso, somos todos culpables.
Lo que es peor –agrega el artículo- es que "incluso desde la Iglesia hay cierta apertura". Es decir, la Jerarquía eclesiástica que debería haber condenado de entrada, en 1985, la iniciativa divorcista de Alfonsin y luego, condenar también los diversos proyectos de ley que aprobaban el homonomio y hasta la "adopción" de inocentes niños por esas coyundas de homosexuales, pero no lo hizo, a esa omisión perversa, agregó después su propia campaña en favor de un "new deal" (nuevo trato) a los homosexuales y la promiscuidad sexual.
Esto agrava la culpa de quienes en la última elección votaron por Macri o por los otros candidatos pues en estas materia son todos iguales, y ni qué decir la del clero y de sus ciegos adulones que no quieren rechazar la mala doctrina que viene de los púlpitos por aquello de que “quien soy yo para juzgar lo que el padre predica”.
La consecuencia lógica de esta degradación del país (es el cuarto en el mundo en su aceptación de la homosexualidad y el sexto en el mundo en su conformidad con la promiscuidad extramatrimonial, pag. 4 art. cit) es que Dios nos tratará, tarde o temprano, como a Sodoma y Gomorra, tal vez no con fuego del cielo, pero sí entregándonos en forma permanente a gobiernos marxi-peronistas cada vez peores y dejando caer sobre nosotros diversas clases de calamidades.
Y dada la proporción de los semi-maricones entre los varones y de semi-prostitutas entre las mujeres, salvo pruebas evidentes de que alguien no se encuentra en la mitad de lo que no son sospechosos, de los demás, podemos pensar lo peor por aquello de que "piensa mal y acertarás".
¡A esta porquería ha quedado reducida la nación que rechazó dos invasiones inglesas en 1806 y 1807 y realizó el maravilloso Congreso Eucarístico de 1934! ¿Podemos considerar que esta es nuestra “Patria” o más bien un prostíbulo nacional? ¿Quién puede ser tan estúpido que pueda pensar que en las elecciones de este año puede cambiar nuestra situación para mejor cuando, como pueblo, somos cada vez peor?
Cosme Beccar Varela
El presente artículo del Dr. Cosme Beccar Varela es publicado en La Misère Porc, por gentileza de su autor

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