12/08 – 19:15
Por Rubén Lasagno
Los municipales siguen en pie de guerra y los ánimos se caldearon, luego de conocerse las declaraciones de Máximo, mandando a los empleados a trabajar, para recaudar y autofinanciar sus sueldos. Esta mañana, Río Gallegos vivió una de las peores jornadas de incendio de cubiertas humo y protesta. A las pocas horas y “mágicamente” el Intendente anunció que pagaría a determinadas categorías y sin plus. La interna política se mete en el conflicto. Máximo pretende romper la huelga y hay información que algunos radicales le han pedido a sectores de municipales, que bajen el paro. El Secretario General del SOEM, cree que van por él.
Hace unos días dijimos que “la plata estaba” para pagarle a los municipales, sin embargo no aparecía ¿Por qué?. Aquí vamos a tratar de analizar los pormenores de este largo e intenso conflicto que amenaza con no llegar a su fin y que se soluciona sola y exclusivamente, con dinero.
Ciudad de la furia
Después de que Máximo Kirchner, muy suelto de cuerpo, hizo declaraciones por CN23 y les dijo a los municipales que si quieren cobrar los sueldos, la municipalidad tiene que recaudar, por lo tanto que vuelvan a trabajar, la situación se recalentó desde lo anímico y ayer los grupos de trabajadores que permanecían en las calles, se acordaban de toda la familia del candidato a diputado y entre las apostillas que quedaron de aquellas protestas, aparecían consideraciones de grueso calibre y otras que pedían “Máximo, enséñanos a trabajar”, “Lomo virgen, busca otro que trabaje por él”, “No se puede exigir lo que se carece” y cosas por el estilo. Entre mate y mate, los municipales reían en la desgracia, incluso teatralizando cómo sería verlo a Máximo trabajando.
Fuera de lo anecdótico, hoy Río Gallegos, vivió una jornada que amaneció con mucha protesta, piquetes, humo y cubiertas incendiadas en distintos lugares de la capital mientras Gendarmería, mantenía resguardado los sectores y los municipales se agolpaban en la intersección de Roca y San Martín, en los corralones y en la autovía.
Grasso e Ivovich hacen magia
El “no hay plata” y “solo contamos con esto”, del intendente interino Pablo Grasso y “debemos arreglarnos con lo que hay” de Ariel Ivovich, Secretario de Hacienda puesto a dedo por Máximo para llevar los números de la comuna, de pronto y como si un hada celestial bajara del cielo, se transformó en dinero constante y sonante. Es así que al mediodía, el Intendente salió a anunciar que a las 16:00hs el Ejecutivo depositaría los fondos para el pago de haberes de los trabajadores que se encuentren comprendidos entre las categorías 10 a la 16 y los salarios familiares.
Pedro Mansilla, Secretario General del SOEM, le dijo hace unos días a OPI: “Nosotros queremos que nos paguen, no nos importa de dónde sale la plata”. Y está bien que lo piense así, sin embargo, la cuestión es más profunda y el análisis que debe hacer el propio Mansilla, va mucho más allá de la acción de ponerse los sueldos en los bolsillos.
En primer lugar, cabe la sospecha de que la plata estaba de antemano, junto con el giro que le hicieron a Caleta Olivia un día antes de las elecciones, para que abone la nada despreciable suma de 70 millones de pesos en sueldos. El análisis que hacemos del por qué no se accionó de la misma manera con Río Gallegos, nos lleva a pensar que es porque el propio Máximo, subestimó el resultado de las elecciones y no consideró pertinente “aflojarle” a quienes hace 4 meses están de paro, porque era dar una señal de debilidad, ante la proximidad de las PASO. Es decir, aquí hubo una clara especulación de Máximo, Grasso e Ivovich, a costa del padecimiento y la carencia de la gente.
Recalculando…
Como un GPS que recalcula el recorrido en las calles de la ciudad, el FPV recalculó el costo-beneficio y claramente, pensaron que Mansilla estaba “solo” y que la comunidad, si bien sentía la molestia de la basura, los semáforos que no andan, las calles con pozos y la mugre en general, tenía en la mira solo a dos actores: a Raúl Cantín, que lo sacaron y ya lo tienen debidamente blindado, por lo tanto no les preocupa y a Pablo Grasso, que puso la cara, pero con el argumento de “yo recién llego”, “vi luz y entré”, haciéndose el distraído y pidiendo “tiempo” a los mismos sindicalistas que atendía como concejal y les decía que estaba de acuerdo con sus reclamos, cuerpeaba la responsabilidad de hacerse cargo, como corresponde a un continuador de la tarea política de su antecesor.
Pero el FPV se equivocó. La comunidad de Río Gallegos le dio la espalda, porque (aunque no lo crea) hay aproximadamente unos 4 mil empleados municipales; si lo multiplicamos por al menos 3 personas que votan en cada familia, sacando los niños y en su lugar contando en este cálculo a padre y amigos que se pueden adherir a la bronca, tenemos unas 11 o 12 mil personas que le votaron en contra al hijo presidencial, un número muy cercano a los 15 mil votos por los que perdió. Pero claro, para que se dieran cuenta de esto tuvieron que pasar las PASO.
El conflicto no cesó y Mansilla no cayó. Menudo problema se le anudó en el zapato a Grasso. Sin “Plan B”, el municipio rompió el chanchito.
Merlín o Ivovich
Movido por la virulencia de los reclamos y de que las sucesivas reuniones de “conciliación”, lejos están de ser tales, más bien son una tribuna de discusiones y reproches cruzados, ante los municipales que no aflojan, el Secretario de Hacienda mágico, recibió el Maná del cielo y de esta manera pudo “tranquilizar” a los trabajadores, anunciando el pago de lo que ya informamos pero, sin el plus y sin siquiera mencionar la posibilidad del aumento del 15%.
Si bien la gente se tranquilizó por contar con sus haberes (al menos entre las categorías 10 y 16), el planteo es que no se pagó antes, solo por un capricho político y siguiendo la estrategia de la presión constante, para que el paro se agotara en sí mismo. La teoría del FPV ha sido: si ahora el conflicto se sustenta en el pago del salario (es decir, reclaman que, al menos, se les pague el sueldo del mes en curso), al pagarlo se notará inmediatamente un alivio, el trabajador estará más propenso a “repensar” el paro, se aflojará, muchos volverán a las tareas y el 15 % de aumento, será solo un recuerdo. “Si le seguimos asegurando el sueldo de aquí a diciembre, abortamos el paro, llegamos a las elecciones con baja intensidad de conflictos y podemos largar la campaña con el candidato a intendente, Francisco Anglesio”, fue la teoría elaborada desde las huestes del FPV.
Pero ahora la situación se complejiza más para el Ejecutivo. Primero, si plata había, deberá explicar por qué no pagó antes. 2º el mes que viene (para lo cual faltan pocos días) la municipalidad deberá volver a hacer frente a otro pago de salarios de 50 millones. Como hoy, dentro de 15 días la municipalidad seguirá sin recaudar, por lo tanto, si llega esa fecha y no pagan los sueldos, el FPV no podrá sustentarse en la teoría de Máximo “Si quieren cobrar, recauden trabajando”, porque hoy 12 de agosto, no recaudaron e igualmente pagaron. En todo caso, como dijo Mansilla “no me importa de donde salga la plata, nosotros queremos cobrar”.
Quebrar el paro
Está más que comprobado la intencionalidad de quebrar el paro que tiene el oficialismo. Ha probado con el ahogamiento financiero, el convencimiento de los delegados y grupos más influenciables y hasta la intermediación de la UCR, tal como lo relató nuestro colega, Hugo Moyano, quien dijo al aire que por infidencia de un correligionario, se supo que Rudy Ulloa se habría comunicado con su primo López, que trabaja en el armado de campaña del radical Eduardo Costa y López le habría pasado el teléfono al candidato por Unión para Vivir Mejor, oportunidad en que Rudy le habría pedido, personalmente, que por favor mande a desactivar el paro. Coincidencia o no, al día siguiente, empleados municipales apuntaron al menos a tres afiliados radicales, que les “aconsejaban” bajar la medida, porque la situación se está poniendo muy complicada.
Pedro Mansilla está parado en el filo de la cornisa y solo depende del apoyo interno que tenga de sus propios compañeros. Si acepta levantar el paro, no lo podrá volver a instalar. Eso Ivovich lo sabe y por ese motivo hace ingentes esfuerzos, junto a Grasso, para que se restablezca el servicio. Algunos creen que la conciliación obligatoria sería una buena medida, sin embargo, allí Mansilla no tendría responsabilidad y por el contrario, debería acatarla. Sin embargo, ni bien se cumpliera el término, la gente volvería a la calle. Como medida es inocua y podría regenerar la protesta en muchos que hoy, por la extensión del conflicto, hay momentos que se cuestionan el paro.
Otro tema excluyente de cualquier acuerdo es el 15% de aumento. Si por alguna razón, los municipales aceptaran volver a sus puestos, solo por cobrar el sueldo en tiempo y forma (mal menor al que apunta el FPV), es de cajón que se deben olvidar del 15%; de hecho el propio intendente ya lo ha dicho. Pero es precisamente, el 15% de aumento, lo que generó este paro y en ese caso, el oficialismo lograría su objetivo con Mansilla, porque el Secretario General tendría que explicarle a sus afiliados que los llevó a sostener un paro de más de 4 meses y terminó acordando por el mismo sueldo que venían cobrando, con el agravante de que el Intendente dijo que les descontaría los días no trabajados y le cobraría al SOEM los destrozos ocasionados. En ese caso, Mansilla tendría que renunciar a su secretariado.
Por todo esto perdió el FPV en Río Gallegos. Quizás Máximo, debería aprender a hacer una lectura más objetiva, menos apegada al relato y con mayor poder de reflexión, antes de abrir la boca y pensar que, como hacía su padre, podía decir cualquier cosa, plantear cualquier desafío y presionar a cualquiera desde el discurso. El padre tenía poder y trayectoria (nos guste o no); Máximo no es nadie y carece de carisma, personalidad y trabajo. El SOEM lo sabe y es casi seguro que pueda ganar la pulseada y quien deba capitular, sean los mismos que los empujaron a este estado de cosas.
(Agencia OPI Santa Cruz)


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