domingo, 14 de junio de 2015

¿Tiene el kirchnerismo la vaca atada?



Domingo 14 de junio de 2015 | Publicado en 
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Por  | LA NACION



Algo extraño debe de estar sucediendo en la vida política argentina para que, sin pudor alguno, se mencione a Máximo Kirchner como uno de los posibles compañeros de fórmulade Daniel Scioli, aun cuando sólo se trate de un globo de ensayo para levantarle la moral a alguien que ni siquiera estaría en condiciones de postularse con serias probabilidades de éxito para la intendencia de Río Gallegos.
No menos llamativo es que entre los principales precandidatos del Frente para la Victoria a la gobernación bonaerense figure un dirigente como Aníbal Fernández, que arrastra un 70% de imagen negativa en la opinión pública, aunque en círculos del oficialismo se descuenta que no tardará en llegarle el turno de un baño de humildad.
Existe una mezcla de euforia y sensación de impunidad detrás de la alegre postulación de figuras que, en situaciones normales, serían tildadas de "piantavotos". Hoy hay quienes creen en el kirchnerismo que cualquier candidato puede ganar con la foto de la líder. Sienten que se encaminan hacia un nuevo triunfo electoral, perciben que tienen la vaca atada, pese a que queda un largo camino hasta las urnas.
Hay algo cierto: Cristina Kirchner llega a la recta final de la carrera electoral en mejores condiciones que las esperadas por la oposición. Sigue marcando la agenda, controlando resortes de poder, disciplinando y desalentando a los rebeldes, imponiendo sus propios nombres para las listas de candidatos y hasta dándose el lujo de mentir descaradamente sobre los niveles de pobreza sin temor a recibir castigo alguno por su incontinencia verbal.
Las últimas encuestas señalan una recuperación de la imagen del Gobierno, tras la caída que le provocó la muerte del fiscal Alberto Nisman; también marcan un mejoramiento de las expectativas en materia económica y un leve aumento del porcentaje de ciudadanos que alientan la continuidad antes que el cambio. Detrás de este estado de la opinión pública, hay una percepción social según la cual la economía no plantea grandes dramas en lo inmediato.
El economista Miguel Ángel Broda definió con claridad esta situación: el Gobierno ha desarrollado un plan tan astuto como perverso. Astuto para llegar a las elecciones con cierto alivio y perverso por la grave herencia que le dejará a quien asuma en diciembre.
El plan económico electoral partió de un momento crucial para el kirchnerismo: el tercer trimestre de 2014. Por entonces, las proyecciones económicas conducían a una derrota del oficialismo en las urnas; no era casual que, en esos tiempos, Sergio Massa encabezara las encuestas. ¿Qué hizo el Gobierno de Cristina Kirchner? Redobló la apuesta. Reemplazó a Juan Carlos Fábrega como titular del Banco Central por Alejandro Vanoli, quien empezó a aplicar una política monetaria más expansiva. Se abandonó la idea de apreciar progresivamente el dólar y se recurrió al atraso cambiario y de las tarifas de servicios públicos para moderar las subas de precios. Paralelamente, Axel Kicillof se ocupó de estimular el gasto público hasta llegar a niveles de déficit fiscal récord en toda la era K. Por último, se recurrió a una ingeniería financiera para mejorar las reservas brutas del Banco Central con un swap chino por 11.000 millones de dólares, de los cuales ya se utilizaron 6000 millones, y con colocaciones de deuda a elevadas tasas de interés, que terminaron convirtiendo el mito del desendeudamiento en un auténtico cuento chino.
Ese plan astuto y perverso, sin embargo, exhibió algunos logros no menores en un año electoral. Según expuso Broda en el Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas, la recesión argentina, que llevaba cuatro trimestres consecutivos, tocó un piso. La economía se venía contrayendo al 3 o 3,5% anual y ahora podría crecer entre el 0,5 y el 1% en todo 2015. La inflación pasó de una proyección del 40 al 28% anual en mayo último. En tanto, la brecha cambiaria, que en el peor momento había sido del 75%, con un dólar blue cercano a los 15 pesos, descendió al 40% en la actualidad, con un dólar de 12,60 pesos.
Así, de la vieja máxima de Máximo Kirchner, según la cual "se podrá entregar el Gobierno, pero no el poder", se pasó a otra invención camporista: "Scioli al gobierno, Cristina al poder". El plan electoral del kirchnerismo se completará en plena campaña electoral con aumentos en las asignaciones familiares y universal por hijo, y las jubilaciones, financiados con más emisión monetaria, a los que se sumará la convalidación de incrementos salariales que harán que los trabajadores lleguen con más dinero en los bolsillos a las urnas.
Sin embargo, la euforia oficial no registra los enormes desequilibrios macreoeconómicos y de una serie de rezagos que sufre la Argentina, astutamente ocultados:
  • El déficit fiscal de marzo pasado fue seis veces mayor al de igual mes de 2014, en tanto que en el primer trimestre de 2015 triplicó al del mismo período del año anterior.
  • La inversión extranjera directa en la Argentina en 2014 cayó a 8000 millones de dólares. En Brasil, fue de 63.000 millones; en México, de 44.000 millones; en Chile, de 20.000 millones, y en Perú, de 10.000 millones, según el economista Rodolfo Rossi.
  • Las exportaciones argentinas se derrumbaron de un promedio anual de 81.900 millones de dólares entre 2011 y 2013 a unos 71.900 millones en 2014, y proyectan sólo 62 mil millones para 2015, según la Cámara de Exportadores.
  • El costo de financiamiento externo de la Argentina llegó recientemente al 8,96% anual en dólares a diez años -aunque la provincia de Buenos Aires debió pagar más del 10% anual a seis años-, mientras nuestros vecinos consiguen fondos frescos a tasas increíblemente menores: Perú, al 4,73% a 35 años; Paraguay, al 4,15% a 15 años, y Chile, al 2,02% en euros a 15 años.
El próximo gobierno tampoco será ayudado por el mundo. Se esperan un bajo crecimiento de la economía global, tasas internacionales levemente más altas, menores precios de commoditiesagrícolas y un escenario recesivo en Brasil durante 2015. Tampoco podríamos esperar mucho de nuestros nuevos socios: el crecimiento chino se contraería desde un promedio del 12,1% entre 2003 y 2007 a alrededor del 6,8% este año, en tanto que Rusia vería caer su PBI un 3%, según el trabajo de Broda.
El oficialismo sólo piensa en ganar las elecciones, sin importarle el efecto de las bombas de tiempo que ha sembrado. ¿Tienen la vaca atada, como piensan? Una duda carcome a ciertos economistas: ¿qué ocurriría si buena parte de quienes en los últimos meses han aprovechado la bicicleta financiera derivada del planchamiento del dólar, de pronto, deciden retirar sus depósitos de los bancos para refugiarse en la moneda norteamericana en vísperas de la contienda electoral?

Así las cosas, el principal problema que afrontará el próximo presidente será corregir los graves desequilibrios macroeconómicos con el menor costo social posible. Está a la vista la urgencia de un debate serio entre los principales candidatos, que vaya más allá de las generalidades que se vienen escuchando y de los temores de Daniel Scioli y Mauricio Macri a hablar de sus propuestas frente a los graves desajustes de la economía. La gran pregunta que se escucha en el ámbito empresarial es si veremos después de las PASO un Scioli diferente al que hoy se refugia, por una táctica interna, en la continuidad del proyecto kirchnerista. Y, de ser así, ¿cómo conciliará su discurso con la casi segura presencia de Cristina Kirchner en la boleta electoral?

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