domingo, 7 de junio de 2015

El techo salarial K, derribado por la propia realidad





06/06/15 - 21:41hs


Los gremios oficiales aceptaron, a duras penas, el tope salarial de 27,8% que exigió el Gobierno a través del ministro de Economía Axel Kicillof, retroactivo al 1 de enero. Sin embargo, aquellos no tan alineados a la Casa Rosada se plantaron y alcanzaron aumentos por encima del 30%. 

La inflación real, que no da tregua, la no adecuación del mínimo no imponible de Ganancias y los 25 días de paro de los aceiteros confluyeron en simultáneo para lograr torcer la estrategia oficial, derrumbada por la propia realidad.

Así, lo que parecía ser una postura inflexible del ministro de Economía, Axel Kicillof, de no convalidar aumentos salariales primero por encima de 24 por ciento no duró demasiado. 

Convencido de que la inflación de este año no superará el 20 por ciento, Kicillof entendía que era un incremento prudencial para favorecer las posibilidades electorales del gobierno en octubre y, en caso de perder, la entrega del gobierno sería con una macroeconomía más moderada y bajo control.

Ni los gremios oficialistas aceptaron ese techo salarial y la Casa Rosada tuvo que aceptar flexibilizarlo. A fin de mayo, luego de tensas negociaciones y caras largas, sindicatos como la UOM, Comercio, Construcción, UPCN (empleados estatales) y los encargados de edifico terminaron aceptando un 27,8 por ciento.

El único de los gremios oficialistas que obtuvo algo más fue Armando Cavallieri, de Comercio: los empresarios pagarán en cada resumen de sueldo, además del 27% de aumento, una cifra no remunerativa de $3.048 y un aporte mensual extra de $70 por empleado que se destinará a aliviar las finanzas de la obra social del gremio, OSECAC. 

El ministerio de Trabajo, en plena discusión y para sostener políticamente su tope, se animó a algo inédito: deshomologó un alza salarial de 34% que había autorizado al sindicato de los empleados de las estaciones de servicio (FOESGRA).

Presiones y “doble paritaria”

El conflicto de los aceiteros, con un paro de 25 días, y pérdidas en torno a los 400 millones de dólares para el país, echó por tierra los planes del gobierno. La Federación Aceitera arrancó las negociaciones con un reclamo salarial de 42%.

Con mucha presión en todos los actores, el ministerio de Trabajo y los empresarios se ufanaron de haber cerrado la negociación de la suba del salario básico incial en 27,8% pero abrieron la posibilidad de negociar "adicionales". Al sumar todo, la suba salarial puede llegar al 36,2%.

De esta manera, se instauró el concepto de "doble paritaria": una oficial que se firma y se comunica por 27,8% y otra que siguen aparte empresarios y trabajadoresque se firma en un acta aparte. Tal es el caso de los bancarios o los empleados de la salud. 

Los primeros cerraron ayer con los bancos públicos una suba de 27,8% pero con los adicionales llega a un total de 33 por ciento. 


A ellos se sumaron los líderes gremiales opositores que ya adelantaron que no firmarán ningún acuerdo que no tenga un número tres adelante. Los camioneros, los gastronómicos, los empleados de las empresas de alimentación y todos los gremios del transporte terminarán de desplomar un techo salarial que sólo existe en la fantasía del relato K.

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