Martes 10 de marzo de 2015
Por Luis Alejandro Rizzi
Siguiendo a Gramsci pensaba que cuando lo viejo no termina de morir aparece la morbosidad a flor de piel. Según la RAE, en una de sus acepciones, el ‘morbo provoca reacciones mentales moralmente insanas o que es resultado de ellas’ y en otra acepción dice que ‘causa enfermedad’ o tiene que ver con ella
Pues bien esta suerte de “morbo” o “sub mundo” de
la vida y la política está apareciendo ya en la superficie con toda su grosería
y diría salvajismo.
La muerte violenta de una fiscal de la Nación es
un hecho grave pero más grave aún es cuando se hizo convicción en la sociedad
que fue asesinado y mucho más grave será si mañana se resolviera que ese fiscal
se suicidó porque pocos lo creerían.
Esto pone al descubierto no solo lo que fue el
“kirchnerismo”, sino su esencia y agregaría la razón de su existencia y el tipo
de estado que han modelado desde el gobierno de la nación.
La intriga, la desconfianza permanente, el juego
de influencias, la búsqueda y explotación de las miserias ajenas, la
circunstancialidad de las relaciones y el uso permanente de aliados, algunos
fieles, la mayoría obsecuentes.
Este submundo de personajes cuyas “travesuras”
ayer eran celebradas como prueba de fidelidad al “proyecto”, tales como la Dra.
Arroyo Salgado con la familia Noble mortificándola al extremo sobre la real
identidad de sus hijos adoptivos; Antonio “Jaime” Stiusso, Alberto Massino,
Francisco Larcher y otros espías de la “SI” cuando eran portadores de
alcahueterías, ciertas o no, que permitían concretar “operaciones” para
desacreditar a políticos, empresarios, periodistas, como le ocurrió a Enrique
Olivera y Francisco de Narváez; estudios de abogados con vinculaciones con los
espías que les permitían tener un supuesto y nunca comprobado “peso político”;
gestores judiciales que por su sola presencia o visita tenían capacidad para por
lo menos demorar eventuales fallos o desviar investigaciones contra el poder
político.
Todos estos personajes, que en algún momento se
comportaron como “mercenarios”, sea para escalar , sea para mantenerse, sea por
esa perversa vocación por la obsecuencia, fueron nombrados, ratificados o
simplemente utilizados por los “k”, por una sola razón ese “under” era su mundo
real, era el lumpen o mercado que necesitaban para consolidar aquello que
pretendió ser un “kirchnerado” que terminará como un simple “kristinado”, es
decir un conventillo cuya ruindad lo está desmoronando con refinada
crueldad.
La muerte violenta del fiscal Nisman nos muestra
también este “estado” inútil, destartalado, que muestra su incapacidad cada vez
que debe movilizarse para el bien común.
La investigación sobre la muerte del fiscal
Nisman se la intenta condicionar hacia ciertas intencionalidades que podrían
favorecer a algunos y perjudicar a otros.
Así cada paso que dan los involucrados, es decir
las partes del proceso, no estarían dirigidos a la búsqueda de la “verdad”, sino
más bien de la verdad que convenga a unos u otros y así desde el gobierno ven en
la figura de Arroyo Salgado al ex espía “Jaime” Stiusso, en búsqueda de su
venganza por su despido, que no solo apuntaría al gobierno sino a otros espías
unos retirados, otros en acción.
Al gobierno al final de cuentas le vendría mejor
un “suicidio” como fue la primera hipótesis de “kristina” en su ensayo con
vocación de “best seller” publicado en su “facebook” al día siguiente de
conocida la muerte del fiscal, que habría sido causado por el supuesto fracaso
profesional por la endeblez legal de su denuncia que de ese modo taparía su
importancia política ya que mostraba parte de ese “submundo” en el que el
“kirchnerismo” realmente gobernaba que se dio en llamar “diplomacia
paralela”.
Esto no sería delito como lo anticipé en este
portal, pero si “bochorno político”.
Luego creyó que el asesinato le vendría mejor
para su escenografía, si a través del mismo se pudiera ventilar alguna historia
truculenta, de sexo, drogas, alcohol o mera masturbación, no olvidemos que en un
medio oficial se informó de la supuesta borrachera del fiscal, mintiendo sobre
el nivel de alcohol que se habría encontrado en su sangre, lo que fue falso y
tuvo que ser desmentido por el propio gobierno.
Si bien el falso hecho difundido fue desmentido
por la fuerza de la verdad, puso de manifiesto como es ese “sub mundo k”, de
obsecuencias, servilismo y sobre todo mala fe.

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