miércoles, 11 de febrero de 2015

La extraña relación de Cristina con las marchas






Miércoles 11 de febrero de 2015 | 02:35


Por  | LA NACION



Cistina Kirchner tiene una singular relación con las marchas callejeras: suscribe o rechaza estos actos según la conveniencia política del momento.
No se trata por cierto de una política de Estado ni de un comportamiento uniforme de la Presidenta. La simpatía o empatía de Cristina Kirchner por las marchas no necesariamente están relacionadas con reclamos democráticos puntuales sino con gestos interesados o con la acumulación de poder de la Presidenta.
La amenaza de sanciones del Gobierno a los fiscales y jueces que concurrirán el 18 de febrero a la marcha por el esclarecimiento de la extraña muerte del fiscal de la causa AMIA Alberto Nisman no encuentra antecedentes en el mundo. A ningún presidente se le ocurriría cuestionar o recusar a los funcionarios judiciales de su país por reclamar justicia.
¿Será que Cristina Kirchner tiene cierta fobia por algunas marchas y ferviente adhesión por otras?
"Resulta un poco difícil de entender para nosotros que la presidenta argentina diga públicamente que quiere que se sepa todo sobre la muerte de Nisman pero a la vez le moleste que los ciudadanos salgan a la calle a pedir justicia y mayor claridad por ese extraño fallecimiento", expresó a LA NACION un destacado diplomático europeo que pidió no ser identificado para evitar un roce del Gobierno con su país.
Sin embargo, no es el único observador extranjero que piensa parecido o tiene dudas similares. La diplomacia extranjera apostada en Buenos Aires difícilmente se exprese públicamente sobre el caso que toca de cerca a la Presidenta. Quiere evitar un conflicto diplomático. Pero no por ello deja de seguir con preocupación el caso y reporta cada hecho a sus capitales.
Las contradicciones y caprichos presidenciales ante las diversas manifestaciones callejeras resulta toda una paradoja en estos días previos a la marcha del 18F.
En el fondo, el reclamo de las marchas es el mismo: buscar el perfeccionamiento de la democracia y más justicia
En abril de 2008 Cristina Kirchner marchó por las calles de París, muy cerca de la Plaza Ópera, por la liberación de la colombianaIngrid Betancourt que en ese entonces aún estaba en manos de las FARC. Lo hizo junto con varios referentes de la política francesa y con representantes de Abuelas y Madres de Plaza de Mayo. En el acto se encontraban, entre otros, el ministro de Relaciones Exteriores de Francia, Bernard Koucher, y la primera dama de ese país, Carla Bruni; además de Astrid, la hermana de Ingrid Betancourt, junto a su esposo, el diplomático franco colombiano Daniel Parfait. A ningún diplomático francés se le ocurrió cuestionar esa actitud de Cristina Kirchner porque lo veían como parte de las reglas de juego propias de una democracia.
Tres años antes, la misma Cristina Kirchner aplaudió efusivamente una marcha en Mar del Plata contra el ALCA convocada por Hugo Chávez mientras su esposo Néstor Kirchner discrepaba duramente con el entonces presidente norteamericano George Bush en la cumbre de presidentes americanos en la misma ciudad balnearia.
Pocos días después del atentado terrorista a la revista francesa Charlie Hebdo, se convocó a una multitudinaria marcha en París para repudiar el ataque terrorista. Concurrieron más de cuatro millones de personas y 50 líderes de todo el mundo. Pero Cristina Kirchner optó por no concurrir. No sólo eso: habría dado órdenes precisas a sus funcionarios de que no participaran, aunque el canciller Héctor Timerman dijo que fue a la marcha como "un ciudadano común" y aclaró que no consultó a la Presidenta.
¿Será que Cristina Kirchner tiene cierta fobia por algunas marchas y ferviente adhesión por otras?
Los Kirchner siempre observaron con particular rechazo ciertas marchas. Mucho más si se trataba de expresiones opositoras. Minimizaron la masiva movilización por pedidos de mayor seguridad tras la muerte de Axel Blumberg en 2004 y realizaron una contramarcha del PJ contra el campo en 2008.
Ahora, las circunstancias y el contexto de la próxima marcha por el esclarecimiento de la muerte de Nisman son otras. Pero en el fondo, el reclamo es el mismo: buscar el perfeccionamiento de la democracia y más justicia.
El último Índice de Desarrollo Democrático de América Latina IDD-Lat 2014 que elaboran Polilat y la Fundación Konrad Adenauer sobre democracia de las instituciones, en su dimensión calidad institucional y eficiencia política mostró que la Argentina expuso "un avance importante, sin que ello signifique que pueda salir de una zona gris en lo que se refiere a calidad de sus instituciones".
A diferencia de lo que mostró en informes anteriores, en los cuales se observaba disparidad de comportamientos entre esas dimensiones, en esta edición la Argentina presenta mejoras en la dimensión que mide la calidad institucional.

Sin embargo, para Cristina Kirchner cualquier muestra de la sociedad tendiente a exponer en las calles reclamos por mayor justicia o transparencia sólo suenan a golpismo y oportunismo político.

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