03/04/2014|
15:00
A través de la red social Twitter, el diputado camporista Juan Cabandié,
referente importante de la organización ultracristinista, proclamó que
ante la disyuntiva de Domingo Faustino Sarmiento, civilización o
barbarie, era esto último lo que mejor lo definía. El dilema sarmientino
toma actualidad por estos días por los episodios de linchamiento a
delincuentes.
La Cámpora es el brazo militante del Gobierno Nacional. Se le atribuye
su creación y conducción a Máximo Kirchner, hijo de Cristina Fernández y
de Néstor Kirchner. Pero Máximo no se ocupa de ser el portavoz de dicha
organización. Eso queda en mano de otros referentes.
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). Civilización o barbarie. El dilema que postuló Domíngo Faustino Sarmiento
a mediados del siglo XIX vuelve a tomar actualidad por estos días
cuando se suceden en la Argentina episodios de un fenómeno nuevo: el
linchamiento a los delincuentes.
Se trata de la reacción espontánea de una ciudadanía que no
encuentra en el Estado (en todos sus estamentos, pero principalmente en
el Poder Ejecutivo) la respuesta a un flagelo que la azota desde hace
años: la inseguridad.
El gobierno de Cristina Fernández sólo atina a condenar los hechos y
endilgarle la responsabilidad a un presunto fogoneo por parte de
determinados sectores interesados en la "mano dura". La Presidente
apuntó "a voces" que incitan al odio. Y el jefe de Gabinete habló
"derechización de la sociedad", como si se tratara apenas de una
posición ideológica.
¿Qué prefiere el cristinismo? ¿Civilización o barbaríe? La Cámpora
es el brazo militante del Gobierno Nacional. Se le atribuye su creación y
conducción a Máximo Kirchner, hijo de Cristina Fernández y de Néstor Kirchner. Pero Máximo no se ocupa de ser el portavoz de dicha organización. Eso queda en mano de otros referentes.
Uno de ellos es el diputado nacional Juan Cabandié. Hace algunos años, en 2010, Cabandié se definió como "peronista, maradoniano, populista y negrero" y completó su autodescripción, a través de la red social Twitter, asegurando que ante "la disyuntiva planteada por Domingo Faustino Sarmiento, yo estoy con la barbarie".
Luego explicó que su calidad de "negrero" no tenía que ser
tomada literalmente (Según el diccionario de la Real Academia Española:
Dedicado a la trata de negros/ Persona que trata con crueldad a sus
subordinados o los explota), sino a través del "lenguaje popular", en el que significa -según el camporista- "apoyar a los humildes, a los qe llaman negros de mierda".
Finalmente, se tuvo que retractar y cambiar el adjetivo "negrero" por el de "negrófilo".
Pero Cabandié no hizo ninguna aclaración sobre su elección por la "barbarie", que ya había dejado en claro que se inscribía en la definición sarmientina.
¿A qué se refería Sarmiento en su libro 'Facundo' de 1845? Felipe
Pigna, uno de los historiadores mimados del kirchnerismo, escribió en su
página (elhistoriador.com.ar): "Sarmiento pensaba que el gran
problema de la Argentina era el dilema entre la civilización y la
barbarie. Como muchos pensadores de su época, entendía que la
civilización se identificaba con la ciudad, con lo urbano, lo que estaba
en contacto con lo europeo, o sea lo que para ellos era el progreso. La barbarie, por el contrario, era el campo, lo rural, el atraso, el indio y el gaucho".
Cabandié seguramente interpretó que la "barbarie" también
representa a los sectores populares que él dice defender. Pero, en
definitiva, si se aplica la vara sarmientina, que el mismo Cabandié
propuso, la "barbarie" nunca representa algo bueno, ni destacable. Sino más bien todo lo contrario.
Es una posibilidad que, al igual que la palabra "negrero",
el actual diputado del Frente para la Victoria haya utilizado mal el
vocablo. Aunque, si se tiene en cuenta su reprochable comportamiento
frente a una simple empleada de tránsito municipal, se entiende la
predilección de Cabandié por la "barbarie".

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