CARTAS Y NOTAS DE NUESTROS AMIGOS LECTORES
Amigos:
Ayer, temprano en la mañana, recibí de un historiador colega alemán, un voluminoso documento, perteneciente a una colección de otros mas, recientemente desclasificados por la Sociedad Max Planck de Berlín.
En su interior, se dan a conocer los aspectos mas trascendentes de un mitin celebrado en esa ciudad teutona, entre Adolfo Hitler y los representantes del consorcio industrial mas poderoso de Europa, en la primavera de 1934.
El Canciller había elegido esa vieja ciudad medieval, antigua residencia cuando el Imperio Carolingio, porque había quedado cautivado por su Catedral que guardaba una reliquia Cristiana, consistente en un pequeño pedazo de tela de la capa de San Martin de Tours.
Los comparecientes con el entonces Canciller, fueron los representantes, entre otros, de la automotriz Daimler Benz, las acerías Thyssen y Krupp, las aeronáuticas Messerschmitt y Heinkel y los astilleros Blohm & Voss y Deutsche Werke.
Y suscribieron un acta, mediante la cual todos estos empresarios, se comprometían solemnemente a invertir sus fortunas personales, en aras del rearme germano, prohibido expresamente por el Tratado de Versalles.
El Fuhrer solo pidió para sí, dos automóviles; uno de ellos descapotado.
Ese fue el precio simbólico que los todopoderosos empresarios, debieron afrontar para dicha rubrica.
Los años transcurrieron y en virtud a los reveses ininterrumpidos en ambos Frentes, llego 1945 y la derrota.
Para entonces todos los signatarios de ese documento estaban en la completa bancarrota y muchos de ellos, además de ser observadores de la devastación de sus imperios hasta las cenizas, no tenían siquiera una vivienda propia.
La hija mayor de la Baronesa Jellinek, nieta del fundador de la marca Mercedes Benz, solo atino a decir: "Si mi Abuelo viera en que se convirtió su fabrica, creo que lo hubiese avalado, ya que si no poníamos todo nuestro empeño por la Patria ¿por que otra cosa lo hubiésemos intentado?".
Esta es la apretada síntesis de un documento polvoriento, que ha visto la luz, luego de ochenta años.
Su trascendencia histórica no constituye un gran descubrimiento, pero sin embargo toma relevancia en el fenómeno comparativo.
Mientras anoche lo hojeaba, en ese perverso juego de los contrapuestos, sintonice accidentalmente, un programa de la señal América, en la que aparecía como panelista De Mendiguren, viejo excursionista/apropiador de los dineros del Estado, cuando en 2002, con sus amigos de la Unión Industrial con mas Duhalde y Remes Lenicov, hicieron preventivos y pingues seguros de cambio, que les reportaron a estos malhechores, mas de quinientos millones de dólares de utilidad, luego de la devaluación "asimétrica".
Y comparando estas notas que me habían llegado unas cuantas horas antes, me preguntaba cuan titánica y desigual es esta cruzada para apresar a los K, si todo lo que se encuentra en su derredor es tan putrefacto como ellos mismos.
Tarde ya comprendí que mi senilidad que se encuentra en un horizonte cercano, me ha enseñado poco y nada.
Ya que todos mis anhelos de coadyuvar a que esta cabaretera y sus amigos sean unidos en una sola garganta para cortarla como a la de una enorme hydra mitológica, será una difícil tarea de proporciones ciclópeas.
Lo cual me conduce a un segundo interrogante y es si quienes pensamos de manera mas o menos similar ¿tendremos la misma sensación?.
Al menos y consciente de mi desazón, ha sido mi deseo compartir con el Lector
EL PROTOCOLO DE AQUISGRAN.
Cordialmente Carlos Belgrano.-
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