Jueves 13 de febrero de 2014 | 18:32
Por Jorge Oviedo | LA NACION
Que el Gobierno sincere las cifras de inflación o algo parecido
no quiere decir que súbitamente se ha vuelto transparente y apegado a
la verdad. Anunciar el nuevo índice al lado de los que falsificaron el
viejo no es una buena señal. Lo que queda claro es que el kirchnerismo
necesita volver a los mercados internacionales, tomar deuda, arreglar
sus cuentas con el Club de París. Para ello, necesita estar en buenos
términos con el FMI y aceptar su supervisión. Si no quiere hacerlo
público, el organismo lo ayudará.
El Gobierno ha debido volver a ese organismo al que insultó y agravió. Al que pretendió dar lecciones y reformar.
En cuanto el kirchnerismo, logró financiarse sin tomar deuda en el exterior, pudo destruir las estadísticas de inflación, pobreza y presupuesto a su entero gusto. Y no dejó de ganar las elecciones por eso. El país no se confía en las instituciones más básicas y a la mayoría no parece importarle que las manoseen si el ritmo general de la economía es bueno. No es extraño que muchos depositen sus ahorros en una moneda extranjera.
Ahora parece imposible que la Argentina acuerde con el Club de París sin aceptar la supervisión del FMI. Y es obvio que no era posible conseguir el "aprobado" del organismo sin tener siquiera un índice de precios al consumidor medianamente creíble. El Gobierno ha debido volver a ese organismo al que insultó y agravió. Al que pretendió dar lecciones y reformar.
El Fondo merece muchas acusaciones y bueno sería que reformara muchas de sus discutibles prácticas. Pero la actual administración hizo cosas que no admiten la más mínima discusión. Falsificar la inflación es una de ellas.
La presencia en el anuncio
del nuevo índice de la conducción que destruyó las estadísticas del
Indec y permitió el copamiento del organismo por incapaces y patoteros
es una pésima señal.
Si la independencia sirvió para falsificar hasta los índices de inflación, no había nada que festejar. Que sólo se haga lo correcto cuando hay que aceptar imposiciones del extranjero no sólo habla mal de un gobierno, sino de toda la sociedad argentina.
Pareciera que el Gobierno desanda el camino equivocado. Daniel Scioli se muestra en Nueva York amistoso con los inversores extranjeros. ¿Lo hará como el electo sucesor de la actual administración?
La presencia en el anuncio del nuevo índice de la conducción que destruyó las estadísticas del Indec y permitió el copamiento del organismo por incapaces y patoteros es una pésima señal.
De que en cualquier momento pueden fallar las negociaciones y volver a
la "independencia" y las falsificaciones.

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